Los señores (y señoras) Twitter han anunciado que la próxima semana empezarán a eliminar de su plataforma los mensajes que sugieran que las vacunas contra la Covid han sido creadas para "causar daños o controlar la población". También advertirán a sus usuarios de las fake news relacionadas con este tema. Y ahora viene cuando le hago la primera de tres preguntas: ¿estamos ante un acto de censura o de defensa de la verdad? La segunda sería: ¿qué es la verdad? Y la tercera: ¿quién decide quien dice la verdad y quien miente? A partir del momento en el que el todavía presidente de los EE.UU. se ha pasado cuatro años mintiendo diez veces de cada cinco que ha dicho algo y sus seguidores se lo han creído, que hay medios de comunicación que han convertido la mentira y la manipulación en su manera de atraer miles de lectores, que hay quien defiende que la Tierra es plana, o quien dice que el coronavirus se cura con lejía, ¿quién puede garantizar si es o no es cierta una noticia publicada o lo que dicen ciertos personajes?
Los defensores de poder decir en Twitter que las vacunas llevan un chip con el que Bill Gates y George Soros nos quieren controlar el sistema inmunitario a través del 5G, invocan que la libertad expresión en internet es un derecho humano. Pero también lo es el derecho a recibir una información veraz. ¡Conflicto! Y aquí vuelvo a la tercera de las tres preguntas de más arriba y que, creo, es la clave de todo. Y lo hago poniendo como ejemplo un tema de hoy mismo, el de la ya mundialmente famosa "nueva cepa británica". Los medios hace dos días que no paramos de publicar noticias sobre esta cepa terrible y horrorosa que puede poner en riesgo la efectividad de las vacunas que ya están aquí. Ahora bien, ¿realmente estamos ante una peligrosa mutación de la Covid o estamos hinchando una no noticia para asustar a la gente y conseguir clics? ¡Ah, la verdad!
Con la prudencia habitual, los que saben —por ejemplo, el experto en biología molecular y celular Salvador Macip— ya han dicho que esperemos a ver qué. Pero la Covid ya está descontrolada por sí misma en todo el mundo y una nueva variedad quizás podría transmitir más virus, pero eso no quiere decir más gravedad ni más mortalidad. Y en todo caso, no peligra la efectividad de la vacuna. Otros como el virólogo Xavier Abad ha apuntado que "si era posible encontrar una variante del virus, era en Gran Bretaña. Es donde analizan más". Vaya, que puede ser que esta variante u otras estén circulando por otros lugares, pero que no la encuentren porque no la buscan. Llegados aquí, ¿vamos al origen de la noticia para intentar saber si es cierta o no?
Justo estos días el Reino Unido y Europa están acabando de rematar el Brexit. ¿Podría ser que una presunta cepa de virus sea usada por uno de los dos bandos para cerrar flecos a favor? O por los dos... Y, ¿puede ser que Boris Johnson use internamente el miedo a esta "peligrosísima" cepa para justificar unas medidas muy duras para Navidad, cuando hace una semana defendía afrontarlo con una versión más blanda?
¿Qué es la verdad? Y quién la dice, ¿Donald Trump con sus maneras torpes y descaradas o las filtraciones interesadas sobre virus mutantes letales que esconden intereses políticos y económicos estratégicos?