Este mediodía hemos sabido que ha muerto la actriz Verónica Forqué. La noticia que ha circulado es que "todo apunta" que se ha suicidado. Y todos nos hemos puesto a opinar como si este "todo apunta" no existiera. Es la consecuencia de la prisa que tenemos en un mundo con decenas de medios ofreciendo noticias de consumo rápido donde queremos ser los primeros en tener el clic y donde al final lo que hacemos decenas de medios es reproducir la misma noticia, exactamente igual, tomándola de la misma fuente inicial y añadiéndole nuestra propia salsa. Sin esperar a confirmar nada y de forma y manera acrítica. Por eso, al final, este "todo apunta" se ha convertido en la versión oficial y todos lo hemos dado por hecho. Bien, y además, qué caray, el suicidio provoca más consumo de información.
Enseguida todos los medios se han puesto a comentar la noticia, cuando no había ninguna noticia a comentar. Ha muerto una señora que era actriz y, por lo tanto, era conocida y todavía no sabemos qué ha sucedido. Podemos especular, "todo apunta", pero no sabemos nada. O sea, lo que vendría a ser información se ha acabado aquí: "señora famosa muerta". Punto y final. Pero cuando una cosa tiene impacto mediático, o creemos que lo tiene, toca comentarla. Y, claro, han aparecido sus intervenciones como concursante en el programa de TVE Masterchef. ¿Por qué? Porque fue el último gran impacto mediático que tuvo. Mil veces superior a si hubiera estrenado una película, que era lo que había hecho toda la vida hasta aquel momento. Por lo tanto, el resto de su trayectoria pasa a un segundo término. Hoy y los próximos días. Menos en los espacios especializados en cine.
¿Sabe aquello que antes se decía, que cuando te mueres lo que importa es la última línea de tu biografía en la Enciclopedia Catalana porque cualquier patinadita en el último momento te estropea una vida modélica? Pues sigue siendo así, pero ya no con la Enciclopedia sino con la Wikipèdia, twitter, los programas de radio y TV... ¡Siempre la última línea! Y el caso, es que si no hubiera sido por su aparición en Masterchef la muerte de Verónica Forqué habría tenido impacto, pero muy menor. De hecho, servidor de usted ha sabido la noticia en medio de una reunión con periodistas y gente de redes a quien, naturalmente, la noticia les ha hecho disparar las alertas porque el último mes habían convivido con el personaje y su repercusión mediática era constante. Y esta es la gran cuestión. Sin Masterchef y como se hicieron virales algunas de sus intervenciones, el consumo de la noticia habría sido totalmente diferente. ¿Recapitulamos? "Todo apunta" al suicidio, millones de personas la vieron en el concurso con comportamientos poco habituales, fue el hazmerreír en las redes, ergo... carne fresca para llenar los minutos y el espacio que los medios cada día tenemos que llenar.
Y a partir de aquí, especulaciones sobre si era un juguete roto que estaba olvidada y quería recuperar la fama al precio que fuera, que si necesitaba el dinero y por eso aceptó aparecer en el concurso a pesar de no pasar por su mejor momento vital, que si el concurso quiso aprovechar que no "petaba" bien para tener más audiencia... Pero, vuelvo al inicio, ahora mismo no sabemos nada de nada sobre por qué decidió en vida ir al programa y por qué ha muerto. Pero hay una cosa que sí sabemos: si usted es un personaje público, haga el favor de dejar controlada el máximo posible su muerte desde un punto de vista mediático. ¿Sabe, como el testamento?, pues lo mismo pero con alguien que se encargue de hacerle de portavoz cuando usted ya no se pueda defender de las especulaciones. Y si hace falta, lo deja grabado. Que, ahora que lo pienso, no sé cómo todavía no existe una empresa que se dedique a hacer de portavoz de los muertos que tienen una última línea de la biografía un poquito complicada. ¿No hay quien te arregla lo que dice la red de ti una vez desapareces? Pues eso...