Seguimos y reseguimos donde estábamos... Este mediodía la Asociación 11M Afectados de Terrorismo (A11MAT) ha hecho pública la siguiente nota:
La he tenido que leer dos veces porque primero me pensaba que no había entendido el texto. Posteriormente me he tenido que pellizcar parte blandas, duras y medio-medio para dar crédito a lo que había leído. Porque, sí, sí, resultaba que decía exactamente lo que yo creía.
O sea, 1/ el año 2012, el Ministerio de Sanidad del Reino de España le da a una asociación de víctimas del atentado más brutal que ha habido nunca en España una subvención de cuarenta y nueve mil quinientos euros porque cumple los requisitos requeridos, 2/ en febrero del 2014 se justifica a través una auditoría externa que el dinero concedido se ha gastado en los proyectos por los cuales fueron cobrados, 3/ el año 2017 el ministerio reclama a la asociación los documentos originales que demuestren el gasto realizado y se aportan, 4/ el pasado febrero, el ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2020 les pide que devuelvan los cuarenta y nueve mil quinientos euros porque al papeleo burocrático necesario para recibir en su momento la subvención le falta un sello, 5/ paralelamente al recurso interpuesto por l'A11MAT contra esta reclamación, y en pleno mes de agosto, la Agencia Tributaria les dice que ni recursos ni recursis y que vayan pagando rapidito. ¡Y les añade un recargo del 10%!, 6/ l'A11MAT se pone en contacto con el Subdirector General de Diversidad Familiar y Servicios Sociales, que reconoce el error y les pide disculpas, 7/ semanas más tarde este señor se desdice de lo manifestado anteriormente y, sin que la administración haya resuelto a día de hoy ninguno de los recursos, la Agencia Tributaria les obliga a pagar cincuenta y un mil quinientos treinta y ocho euros con nueve céntimos, que es la subvención inicial más los recargos correspondientes, 8/ aparte de este dinero, también les reclama otros catorce mil ciento treinta y un euros con cuarenta y siete céntimos de intereses acumulados durante los siete años que el ministerio ha estado sin darles ninguna respuesta a sus recursos y que cuentan como demora porque no han pagado lo requerido, y 9/ en resumen ¡SEN-SA-CI-O-NAL!
Ahora yo debería opinar sobre esta barbaridad, sobre este atropello a la inteligencia y al sentido común, pero es que no hace falta. Los hechos son tan demoledores que se opinan solos. El Estado se llena la boca con las víctimas, nos dan lecciones de cómo las ayudan, de cómo se desviven por ellas, por como defienden sus intereses y son tan miserables que les hacen volver una subvención justificada y con intereses de demora porque les falta un sello en un puto papel. Pero, ¿esto qué es? ¿Es posible ser más miserable?
¿El sello es fundamental? ¿Sin el sello se acaba del mundo? ¿Quizás han cometido errores administrativos? Pues quizás sí, pero son una asociación de víctimas que hace cosas por las víctimas, no una gestoría. Oigan, es que han justificado los gastos, ¿no es posible un poquito de compasión burocrática? Ahora bien, como siempre sucede, todo tiene una solución. Si esta asociación no tiene dinero, que alguna otra asociación la ayude, ¿no? Por ejemplo la Fundación Víctimas del Terrorismo (FVT). ¿Su función no es ayudar a las víctimas y a ellos nunca les falta de nada? Pues resuelto. En vez de organizar o asistir a manifestaciones políticas podría dar parte de sus beneficios anuales, que no son menores y muy sorprendentes en una asociación sin ánimo de lucro, para ayudar a otras víctimas, ¿no?
Por cierto, seguro que la FVT ya ha hecho públicas las cuentas del 2020, porque estamos a mediados de noviembre del 2021. La lástima es que no las he sabido encontrar. Si alguien las tiene y fuera tan amable, ¿me los puede pasar? ¡Muchas gracias! Porque quizás tenemos suerte, volvieron a tener beneficios y les será todavía más fácil ayudar a las otras víctimas, a las que siempre les falta una u otra póliza.