¡Qué vergüenza! ¡No hay derecho! ¡No sé dónde iremos a parar! Cuando parecía que, por fin, había alguien que al pan le llamaba pan y al vino Pentavín, resulta que el primer día; ojo, el primero, no el segundo ni el tercero, van y se desinflan. En vez de Vox deberían llamarse Pffffff.
Mire que íbamos bien con eso de empezar a decir de una vez por todas las verdades sobre la dictadura feminista que sufren los pobres hombres. Y denunciar los ataques permanentes a esta masculinidad que había regido la sociedad y que tantos éxitos nos había dado. A nosotros y a la sociedad. En general. Y reivindicar poder llegar a tu casa después de un día muy duro, seguido de una estancia en el bar con los amigos tomando unas consumiciones, y encontrarte la cena en la mesa, los niños bañados y encamados y tu copa de Soberano.
Mire que por fin teníamos un dedo que nos señalaba el camino de la defensa de tradiciones tan del siglo XXI como la de matar animales por placer o como espectáculo. Vaya, eso de la caza y los toros, una puerta abierta a que vuelvan los gladiadores, los sacrificios humanos y las ejecuciones en plaza a la hora del vermú.
Mire que había llegado aire fresco al tratamiento de esta plaga que denominan inmigración y que no es nada más que una molestia diseñada para acabar con nuestros valores sociales, morales y religiosos. Bien, y una manera como otra de ensuciar el paisaje con gente de colores extraños. Oiga, si Dios Nuestro Señor decidió que los blancos fuéramos más inteligentes que los seres inferiores, qué manía en querer cambiar la realidad. Porque, a ver una cosa, ¿si son más pobres que nosotros como para venir hasta aquí, será por alguna cosa, no? Pues si han nacido para ser pobres, hostia, que se queden en su casa.
Pues bien, ahora que estos de Vox habían puesto los puntos sobre las uves dobles en forma de una nota de 19 puntos llena de sentido común y verdad y teníamos la sólida esperanza de volver al mundo de siempre, a los valores que no tendríamos que haber perdido nunca y al glorioso pasado de boina y unicejos... pues eso... pfffffff y más pfffffffffffffffff.
En sólo 24 horas, los puntos, la uve doble, la esperanza y la boina se han desinflado del todo y nos hemos vendido a la izquierda bolivariana que representan PP y Ciudadanos. ¡Qué decepción! ¡Qué confusión! ¡Qué descalabro! ¡Qué fraude!
¿Y ahora qué? ¿Si incluso los nuestros nos han traicionado, qué nos queda?
Españoles, hoy es un día muy triste. Los de Vox han demostrado que son unos flojos y unos nenas que se desmontan a la primera de cambio y eso nos obliga a tomar decisiones. De momento, por favor, grite conmigo con todas sus fuerzas: "¡¡¡A POR ELLOS, OEEEEÉ!". Y naturalmente, "ellos", son este grupo de LEGITEBINSK, LEGETEBILS, o como le llamen ahora a los maricones...