Cada vez más las cosas son y no son. A la vez. Por todas partes. Abrías la cortina de la ducha o la nevera y te salía la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, afirmando, con mucha determinación, que derogarían la reforma laboral. "La derogaré" se convirtió en el "apoyaré" de la nueva era donde hemos visto cosas increíbles como la inauguración del 50% del túnel de la plaza de las Glorias de BCN. Pero cuando ha llegado el día, la ministra ha salido y nos ha dicho que "es imposible" derogar la reforma laboral. Vaya por Dios y la Virgen...

- ¡Toc, toc, toc!

- ¡Sí, dígame!

- Soy el gato de Schrödinger. Que venía a saludar.

- ¡Ah, muy bien! Pues siéntese y póngase cómodo que tiene trabajo.

Sucede lo mismo con el tratamiento del catalán en la nueva Ley del Audiovisual. Depende de quien de los han negociado hable, resulta que habrá cuotas y no habrá cuotas.

- Lo ve señor gato de Schrödinger como era necesario que se quedara.

- Creo que nunca había tenido tanto trabajo como ahora. El problema es que si me pido un aumento de sueldo, siguiendo mi propio concepto de mí mismo, me lo concederán y no me lo concederán.

Y después, como piromusical con folre y manilles, tenemos el fichaje de Xavi Hernández, una obra maestra del Schrödingerismo. Xavi, el hombre que ha sido fichado y ha estado punto de ser fichado más rápido y más veces en menos tiempo. Te levantabas, ponías la radio, la TV y abrías los digitales y desde las 8 de la mañana a las 12 de la noche la cosa estaba hecha y deshecha tantas veces que matemáticos de todo el mundo trabajan para ampliar el concepto "infinito" ya que se ha quedado pequeño. Y superado.

Estos días en Qatar había más periodistas catalanes buscando la noticia que noticia. De hecho, superaban en número la cifra de trabajadores de Bangladés, Nepal o la India que cada se dejan la vida -literalmente- en las diferentes obras que se hacen en aquel país. Y todo por una exclusiva que era como ir a ver la película Titánic, que todo el mundo sabía el final desde antes de comprar la entrada y sólo faltaba saber si los efectos especiales del hundimiento del barco serían buenos o quedarían como los de una película de Ed Wood. Y al final todo el mundo ha podido decir que tenía razón y que su información era la buena.

- Hola, vuelvo a ser el gato. ¿Me puedo ir ya que estoy un poquito estresado?

- Sí, sí, vaya a descansar que seguro que mañana le toca volver a actuar. Esto ahora ya no para nunca.

En definitiva, cada vez más las cosas son y no son. A demanda. ¿Usted cómo quiere el mundo? ¿Redondo, plano, en forma de rombo, cuadrado? No sufra, seguro que encuentra alguien que le da la razón o un "colectivo" que defiende su manera de verlo y, sobre todo, de defenderlo. Con tanta vehemencia que no falta mucho para que, oficialmente, la Tierra sea plana. Y pobre del que diga que es redonda porque será quemado en la plaza pública por mentiroso.

- ¿Entonces, quedamos que definitivamente lo dejo estar por hoy, no? ¿O hago de mí mismo y me voy y no me voy?