El miércoles por la noche, en edición avanzada, Eldiario.es y El Món nos daban cuenta simultáneamente de que un muy minoritario grupo de jueces, utilizando el canal oficial de comunicación interno del Poder Judicial, había llamado de todo menos guapos a los protagonistas del procés, antes del 1-O, y, por extensión, a la mayoría independentista de catalanes. Como los mails son ahora de dominio público y se empiezan a saber los nombres de los magistrados implicados no hace falta reproducirlos aquí.
A pesar de ser una minoría muy minoritaria, llaman la atención una serie de cosas:
1) Hasta ahora no se han conocido públicamente estos exabruptos cuarteleros y chusqueros. ¿Seguro? Consta, sin embargo, que el Consejo del Poder Judicial estaba perfectamente enterado.
2) Un juez de Barcelona, con ocasión de la represión sin medida del 1-O, calificó en el mismo foro a los policías actuantes con unas expresiones que no gustaron a los guardianes de la ortodoxia. Respuesta: sanción de 600 €.
3) Es decir, el Consejo se entera de lo que le interesa y actúa de acuerdo con los intereses partidistas que lo animan. Pero, a pesar de su sesgo sectario, no podrá alegar ahora para no sancionar a los jueces maileros, que no saben estar callados en foros públicos, que este servicio de intranet que el Consejo pone a disposición de los más de 5.000 jueces españoles se trata de un foro privado. El mismo Consejo ha abierto el melón. Por lo tanto, no toca discutir la naturaleza jurídica de este tipo de plataformas institucionales, que, en derecho laboral, no son privadas ni se puede aducir por parte de los bocazas privacidad de ningún tipo.
4) La falta disciplinaria imputada al juez barcelonés en cuestión fue la prevista en el art. 418. 5 de la Ley Orgánica del Poder judicial: (...) falta grave de consideración respecto de los ciudadanos, instituciones (...). ¿Tocaría ahora la misma? Considero que sí.
5) La pregunta emerge automáticamente: ¿procederá el Consejo ahora como procedió entonces? ¿Procederá el Consejo contra las, por lo visto, nuevas publicaciones de mails que carecen igualmente del mínimo respeto a ciudadanos, a las instituciones y a sus titulares, no olvidemos, elegidos democráticamente?
6) ¿Qué hubiera pasado si, por ejemplo, en la plataforma institucional de los maestros catalanes, suministrada por la Generalitat, algunos maestros, también pocos, muy pocos, se hubieran expresado con idéntica furia grosera contra determinados poderes del Estado o, incluso, contra los ciudadanos españoles? La respuesta parece fácil y no hay que ponerla por escrito.
7) Le robo la idea al profesor Xavier Sala-i-Martin: "Imaginad por un instante que este chat hubiera sido escrito por jueces norteamericanos y en lugar de "catalanes" se hablara de "negros". O que fuera de jueces alemanes y en lugar de catalanes se hablara de "judíos". ¿Qué creéis que pasaría?". No hace falta mucha imaginación.
8) Por último, ahora que empezamos a saber los nombres de estos togados que carecen de prudencia y ecuanimidad ―virtudes de quien se hace llamar juez―, ¿quién querría, en cualquier tipo de pleito, tenerlos por jueces en su causa? No hace falta que responda nadie.