En el Congreso de los Diputados, todo el mundo daba por hecho este miércoles que el viernes Pedro Sánchez convocará elecciones anticipadas para el mes de abril, pese a que todos los indicios señalan que se trataría de una operación arriesgadísima que le puede llevar a la perdición. El último sondeo publicado por un digital tan progresista como eldiario.es prevé una mayoría holgada del tripartito de derechas, superior al 50% de los votos. Sólo los presidentes que están convencidos de ganar convocan elecciones antes de tiempo y algunos como Jacques Chirac y Artur Mas, vaya si se arrepintieron.
Con los datos demoscópicos que tiene sobre la mesa Pedro Sánchez ningún gobernante se atrevería a avanzar unos comicios. Por precaria que sea la situación siempre es más confortable el poder que la oposición y el futuro nunca está escrito. El tiempo en política es más importante que en la gramática, decía Churchill. Así que siguiendo los manuales de estrategia política Pedro Sánchez no debería convocar elecciones ... a no ser que personalmente corra más riesgos si no convoca, porque hay otras razones que lo pueden llevar a llamar a las urnas cuanto antes.
La tesis es la siguiente. Si Pedro Sánchez se mantiene ahora en el Gobierno en situación precaria -no hay que olvidar que sólo cuenta con 84 diputados y no todos son buenos amigos- llegarán las elecciones municipales y autonómicas que pintan fatal para los barones regionales socialistas. Una derrota en esos comicios provocaría una crisis en el PSOE que difícilmente Pedro Sánchez podría soportar. Sería el culpable de todos los males y la vieja guardia lo volvería a descabalgar. En este caso perdería algo más que el Gobierno, perdería definitivamente el liderazgo del PSOE. En cambio, si se adelanta y convoca elecciones generales anticipadas antes de las municipales y autonómicas, no es seguro que pueda seguir gobernando, pero es bastante probable -lo señalan también los sondeos- que su candidatura sea la más votada. La convocatoria de elecciones le permitirá elaborar candidaturas con partidarios suyos a diferencia de lo que ocurre ahora, que vive rodeado de adversarios internos. Y como líder ganador de unas elecciones generales tendría la potestad de reorganizar el partido a su medida y determinar las estrategias y los equipos de una nueva etapa socialista. Dicho de otro modo, Sánchez quiere seguir gobernando, pero sobre todo quiere mantenerse como líder del Partido Socialista. Esto no es más que aplicar la doctrina de uno de sus adversarios más feroces, Alfonso Guerra. El exdirigente socialista se enfrentó con Narcís Serra a finales de los años ochenta cuando el socialista catalán pretendía “abrir el partido a la sociedad” y "renovar" las candidaturas del PSOE. Guerra se resistió tanto como pudo aplicando una máxima inequívoca: "Prefiero perder con los nuestros que ganar con los suyos".
Con todo, el adelanto electoral se plantea ante un calendario muy complicado. La Moncloa filtró la fecha del 14 de abril y enseguida se desdijo. La Zarzuela no está para bromas y menos en unas elecciones en que, al menos sociológicamente, estaría muy claro quienes son los monárquicos y quienes los republicanos.
La fecha que tiene más adeptos parece ser el 28 de abril, lo que resulta bastante insólito porque sitúa la campaña electoral en plena Semana Santa, cuando media España reza en la procesión, sobre todo en Andalucía, y la otra media se va de vacaciones a la nieve o a la playa.
Elecciones en día laborable? ¿Por qué no?
Hay una tercera opción de la que no se habla. La tradición es hacer las elecciones en domingo, pero no es una obligación legal. También pueden celebrarse en día laborable. Sin ir más lejos, Mariano Rajoy convocó las elecciones catalanas del 155 para celebrarlas un jueves considerando que ello beneficiaría sus intereses. En varios países europeos las elecciones se celebran en día laborable. Elecciones en día laborable significa que todos los trabajadores asalariados tendrían un permiso retribuido de cuatro horas para ir a votar. Es sin duda un aliciente para acudir al Colegio Electoral y no hace falta decir que eso beneficiaría claramente a la izquierda en general y al PSOE en particular. Si Sánchez firma este viernes el decreto de disolución de las Cortes y convocatoria de elecciones, como el plazo debe ser de 54 días, los comicios podrían hacerse el miércoles 10 de abril o el jueves 11, según como se cuente. Ya puestos, ¿por qué no?