La situación es dolorosa pero diáfana. Este sábado, en el Parlament, se extendió la sensación que en Catalunya ahora es más urgente la democracia que la independencia. Y dentro de la tragedia en que nos encontramos, las posiciones expresadas en el pleno permiten avistar la posibilidad de una alianza democrática transversal que permita poner otra vez en funcionamiento las instituciones del país.
Dos intervenciones, las del presidente del Parlament, Roger Torrent, y del líder de los comuns, Xavier Domènech, marcan un camino que ahora se ve posible. Torrent emplazó a "formar, desde ahora mismo, un frente unitario en defensa de la democracia y de los derechos fundamentales", y Domènech, con un discurso filosóficamente casi idéntico, se abrió a la posibilidad de participar en "mayorías alternativas para formular propuestas transversales amplias y generosas".
En Junts per Catalunya y Esquerra Republicana el luto por los encarcelamientos y el exilio se vive con consternación, pero la crueldad de la política les obliga a seguir trabajando para investir president y formar Govern. Después de que la CUP haya anunciado su paso definitivo a la oposición, ya no pueden contar ni siquiera con su abstención. Por más que los diputados encarcelados y en el exilio den paso a los siguientes de la lista, cualquier candidatura a la presidencia de la Generalitat solo tendrá 66 votos asegurados. Después de tumbar la investidura de Jordi Turull en el momento que se hizo, nadie está dispuesto a volver a suplicar nada a la CUP, convencidos de que "volverían a hacer lo que han hecho siempre: dejarnos en la estacada en el peor momento". Así que la única solución para ir sobre seguro es articular con los comuns las "mayorías alternativas para formar propuestas transversales amplias y generosas", que dijo Domènech.
En Catalunya ahora es más urgente la democracia que la independencia. Y dentro de la tragedia en que nos encontramos, las posiciones expresadas en el pleno del Parlament permiten avistar la posibilidad de una alianza democrática transversal
De hecho, solo hace falta la abstención de los comuns para desencallar la situación de bloqueo. Consta que se está trabajando con nombres para la presidencia de la Generalitat que harían factible el cambio de actitud de Catalunya en Comú, y en cuanto al programa de Govern, todo está por hacer y todo es posible. Y aquí es donde el partido de Domènech y Ada Colau pueden ganar un protagonismo muy rentable políticamente, incluso con consecuencias en el Ayuntamiento de Barcelona. Ahora... y en el futuro.
Los soberanistas más pragmáticos ni siquiera descartan poder incorporar a los socialistas al frente democrático, como reivindicaba Xavier Domènech y como, de hecho, se propuso el propio Miquel Iceta cuando dijo, a pesar de admitir la dificultad que conllevan las posiciones tan distantes, que "la salida a esta gravísima crisis política, institucional, económica y social exige anchísimas mayorías". Eso, obviamente, habría sido posible si no hubieran votado el 155.
La otra alternativa para salir del callejón sin salida, defendida por una minoría de diputados de Junts per Catalunya, es prepararse para unas nuevas elecciones y reeditar la candidatura unitaria con Esquerra Republicana. La idea, sin embargo, tiene demasiadas incertidumbres, según sus detractores. PDCat y ERC, que dadas las circunstancias ahora van más a la una que nunca, confían que la suma política garantice la suma aritmética. Tendrían que presentarse sin sus líderes más conocidos y la mayoría ve elevadísimo el riesgo de una victoria unionista.