Ayer el presidente Quim Torra fue tan claro que no parecía un político. No pasa nada. No es difícil no parecer un político cuando no se es político, cuando como Carles el Intrépido, en realidad, eres un señor que vienes del pueblo, procedes de la sociedad civil y que sabes que, en cualquier momento, volverás al pueblo, a ser como el panadero, como el mecánico, como el que, disciplinadamente, reparte el correo de tus conciudadanos. Ayer el presidente tendero, el presidente obrero, el presidente literato, el presidente restaurador que sirve los cafés y los cortados a primera hora de la mañana, el presidente que, con un delantal blanco, te prepara un par de cruasanes para desayunar fue tan claro que todo el mundo que lo quiso entender resulta que lo entendió. Que habrá independencia de Catalunya si la mayoría de la población catalana lo quiere. Y que si es verdad que el independentismo no es mayoritario, pues nada, entonces no, entonces volveremos al autonomismo de España y ya se apañarán. Que debemos empezar, de una puñetera vez, sabiendo si somos o no somos la mayoría de la población, que la democracia es la única solución al conflicto nacional de la sociedad catalana. Que la causa del independentismo es la causa de la libertad. Que ya basta del PP, del PSOE y de Ciudadanos hablando en nombre del pueblo, haciendo voces de falsete. Que no, coño, que no, que quien tiene que hablar es el pueblo de Catalunya directamente y no ninguna formación política en nombre de nadie. Que la democracia es la solución benéfica en todo este contencioso entre Cataluña y España. Que la solución son las urnas y que las urnas acabarán presidiendo los colegios electorales como el pasado primero de octubre.
Hay que ser muy tolerante con todo, excepto con lo intolerable. Hay que justificar cualquier opción política excepto las injustificables. Con un discurso de gran aliento, de excelente factura literaria, de gran profundidad intelectual y de amplio espectro, el presidente sabio, el presidente escritor, el presidente editor, intelectual, el presidente que está en el lugar de Carles Puigdemont mientras el Legítimo no puede volver, reiteró que el independentismo político no ha nacido para pactar un poco de alpiste con el presidente Sánchez sino para reventar España, para destruir la prisión de los pueblos del Estado. Quim Torra, con su estilo modesto pero eficaz dijo que todo empieza y todo acaba en la soberanía popular. Que los que dicen que el independentismo no es mayoritario son exactamente los mismos que impiden que haya un referéndum para contarnos todos. Y que es igual si ya hicimos el referéndum o no lo hicimos. Que nos queremos contar cuantas veces sea necesario para que todos tengan claro cuál es la voluntad soberana del pueblo de Catalunya.
Contra la gran causa general contra la vida de los independentistas, contra las vidas robadas en la cárcel y el exilio, contra la libertad secuestrada, solo está la receta de Ramon Muntaner, aquel Josep Pla de la Edad Media, el gran escritor de una Catalunya independiente y soberana que consiguió hacer entender, de manera sencilla, algunas cosas muy difíciles. Como, por ejemplo, a través de la parábola de la Mata de Jonc, la vieja idea de que la unión hace la fuerza y que, a través de la cohesión de todos los independentistas cualquier proyecto político es posible y realizable. Desde los tiempos de la transición a la democracia que no oíamos hablar de Muntaner y de su pedagógica Mata de Jonc. Y, atención, desde hacía muchos meses que no vemos juntos a los partidos que apoyan a la mayoría parlamentaria. Esta, probablemente, es la gran noticia. Parece que se acabó la confrontación entre los de Junts per Catalunya y los de ERC. A partir de ayer mismo se impone el realismo político y la unidad de acción independentista. Esto también lo explicó muy claro Quim Torra si lo supisteis entender. Y que las amenazas de Miquel Iceta, que las provocaciones de Inés Arrimadas no podrán detener la gran marcha por los derechos civiles. ¿Será una marcha a la manera de Gandhi, será una marcha con acompañamiento de banda de música? Ya lo veremos. Lo que sí os puedo decir es que los próximos días, las próximas semanas, serán un gran momento histórico, apasionante. La sociedad catalana, sublevada, agitada, emancipada, se pone en pie contra el fascismo y la fobia a las urnas. Ayer comenzó el futuro inmediato de la nación con esas palabras cuerdas, llenas de sabiduría y de poesía de Quim Torra. Bienaventurados los que podemos vivir, los que lo estamos viviendo y lo podremos explicar si no nos encarcelan o nos matan.