Daos cuenta, parece que Oriol Junqueras sea el único ser humano que hay que tener presente en este conflicto político. Parece que sea el único preso político en la cárcel, solo nos importa Junqueras, lo que diga y haga Junqueras, lo que decida Junqueras y por eso Esquerra Republicana ideó aquella campaña de Free Junqueras, con aquella estridente combinación de colores malva y amarillo en los carteles, uno de los cuales exhibían compungidos Carles Puigdemont y Toni Comín en el Parlamento Europeo, para vindicar al eurodiputado encarcelado. Free Junqueras significa que Junqueras sí y los demás ya se apañarán, del mismo modo que, con el tiempo, hemos ido viendo que el lazo amarillo no es lo que parecía, que solo reivindica la libertad de los presos y de las presas independentistas, descuidando a los exiliados, olvidando a los más de tres mil catalanes perseguidos judicialmente por la inhumana represión españolista. Cuando el Gobierno español decide hablar de indultos es solo Oriol Junqueras quien responde. Primero, en una entrevista en Nació Digital, declaró que podían meterse los indultos por donde les cupiesen y, por arte de magia, el resto de presos políticos dejaron de contar, incluido el secretario general de Junts, el encarcelado Jordi Sánchez. Ahora ha pasado esto mismo, Junqueras ha dicho que los indultos, él, los acepta de buen grado y que irán de maravilla para llegar a un entendimiento, que la unilateralidad política es una opción política indeseable. Y naturalmente, todo el grupo que está a la sombra, tanto el que se abrazaba con Miquel Iceta como el que se hacía el ceñudo, tanto los machos como las hembras, tanto los que son de Esquerra como los que son de Junts, todos, todos muy calladitos, mudos. Hice bien de quitarme el lazo amarillo hace ya días y días
La unilateralidad de Catalunya no es deseable, pero la unilateralidad de Junqueras es la única que cuenta. Es curioso. Porque no solo parece el único preso político, también parece que sea el único militante de Esquerra Republicana, que unos callan por servilismo, otros por jerarquía, otros porque son víctimas del chantaje emocional de los presos. Del sentimentalismo suicida de los catalanes. Después de todo, en prisión —hablo de una prisión española de hoy— no se está tan mal. La frase es de Arnaldo Otegi y la confió a un buen amigo mío que tuvo la bondad de compartirla. Se ve que el líder vasco pudo estudiar leyes y que el trato fue, en términos generales, bastante correcto. En la cárcel no se está tan mal y, de hecho, la aplicación del tercer grado dejaría, sin necesidad de ningún indulto, a todos los presos políticos en la calle en pocos meses. Pero Junqueras dice que quiere salir y que todos deben salir porque él solo no quedaría demasiado bien. Son unos presos políticos independentistas que decidieron, libremente, de manera personal y subjetiva, entregarse a las fuerzas de seguridad españolas, rompiendo el gobierno en el exilio de Carles Puigdemont por la mitad. Oriol Junqueras quiere salir y le traen sin cuidado las consecuencias políticas del indulto, si internacionalmente esto no beneficia a nuestra causa. Que no la beneficia, todos lo sabemos. Ya ven, tenemos la independencia de Catalunya, la causa de todos los catalanes, todo ello pendiente de la reacción unilateral y exclusiva de Oriol Junqueras. Oriol actúa unilateralmente, pero Catalunya no debe hacerlo. Por todo ello es por lo que abomino de los partidos políticos como la Esquerra Republicana de hoy, piramidales, cesaristas, y es por eso que abomino de la prensa catalana de hoy, tan fácil de prever, de adiestrar y de invitar.