La noticia ha pasado sin pena ni gloria con estos medios de comunicación distraídos en otras cosas. En Alicante, una de las zonas más erosionadas y difíciles en las que todavía se habla catalán, Vox ha enseñado el plan final que tienen diseñado contra nuestra lengua y contra nuestra cultura, la solución final. La formación de extrema derecha comparte, con PP y Ciudadanos, esta obsesión por exterminarnos como cultura o para obligar a los catalanohablantes a marcharnos de nuestra casa. Quieren borrarnos del territorio donde vivimos ininterrumpidamente desde la Edad Media. Así Vox, con el apoyo del PP y la abstención de Ciudadanos, una vez constatado que la ciudad de Alicante ya está sólidamente castellanizada, han pedido al Ayuntamiento que se autoexcluya del territorio catalán, de los Països Catalans-Valencians, y que a todos los efectos legales sea considerada una zona castellanohablante. Como Orihuela, el Rincón de Ademuz o Requena. Que la capital de una de las tres provincias valencianas pase a considerar al valenciano-catalán como lengua extranjera.
La propuesta no ha prosperado, pero es la tercera vez que lo intentan. Habrá una cuarta, no tengan ninguna duda de que volverán a eso. Vox y PP —que acabarán convenciendo o devorando a Ciudadanos, que se ha abstenido por el momento— exigen que, a partir de ahora, los alumnos no estén “sometidos” a la obligación de aprender valenciano, porque saben que el inexistente derecho a la ignorancia de los castellanohablantes les convertirá, a todos, en colonizadores tan simpáticos como efectivos. Solo hay que ver cómo se comporta el personal en el País Valenciano o en la Catalunya Vieja, cuando en un grupo de catalanohablantes aparece una nueva persona castellanohablante, siempre, siempre, todo el mundo cambia de lengua para que esta persona entienda todo lo que allí se dice. Cuando esta persona aparece, se ha acabado vivir en catalán. Porque dicen que aprender valenciano-catalán es “sectario” y “totalitario” y, en cambio, hablar español es lo mejor que puede pasarte en la vida. La propuesta tiene la adhesión entusiasta del alcalde del PP, Luis Barcala y del peligrosísimo presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Manzón, el nuevo hombre fuerte del PP valenciano. El hombre que quiere ser presidente de la Generalitat Valenciana y que, desde hace pocos días, cuenta con el catalán Daniel Sirera, como asesor principal y jefe de gabinete.
Sí que es cierto que en Alicante el catalán-valenciano está bajo mínimos y que la castellanización puede parecer definitiva para quienes no tienen ni idea de sociolingüística y se frotan las manos. Pero lo mismo podemos decir de mi pueblo, Gavà, donde oír catalán es pintoresco y exótico, o Santa Coloma de Gramanet o Cornellà o Ciutat de Mallorca o, si nos ponemos, Barcelona misma, el gran monstruo. Dicen los lingüistas que en determinados territorios la desaparición de catalanohablantes es tan alarmante y tan dura, y solo desde hace escasamente diez o veinte años, que la recuperación del catalán puede convertirse en muy difícil o directamente en imposible. Por ese camino que plantea Vox de Alicante, el españolismo puede perseguir la lengua y la cultura catalanas simplemente porque estamos pasando un mal momento. Y pueden reclamar que Barcelona y su área de influencia, Valencia y Palma sean consideradas territorios externos a la cultura catalana, como ahora lo es el Vall d’Aran.
Por supuesto que esta iniciativa no es una elucubración de unos extraños señores de Alicante. Vox y PP están llevando a cabo, minuciosamente, el plan diseñado por Francisco Caja, de Convivencia Cívica, y que envió, hace años, a Albert Rivera, privadamente, para que se tranquilizara, porque se ve que el entonces líder de Ciudadanos no podía dormir por la inesperada potencia del independentismo catalán y por la recuperación de la lengua y la cultura catalanas que exige el independentismo. Concretamente la carta es del 29 de mayo del 2011, mucho antes del Primero de Octubre y que diseña un plan que quieren aplicar en Alicante por considerar que es un territorio más vulnerable, pero que pronto podremos ver en Cataluña. Precisamente por eso el PSC, con José Montilla y Salvador Illa-Isla dicen constantemente que el independentismo es el responsable del retroceso del catalán. Porque el retroceso del catalán, no hay que ser muy listo para verlo, es cosa de ellos, de los españolistas.
La carta es larga y pueden consultarla aquí si quieren pero también la copio al final. Lo sorprendente es el dibujo, perfectamente diseñado, de lo que ha ido pasando desde 2011 hasta hoy y la situación penosa que nos espera. La política para destruir la inmersión lingüística está perfectamente prevista. Esta carta es la carta del genocidio cultural de Catalunya y propongo que sea enviada a todos los centros de enseñanza pública y privada y a todos los políticos, autonómicos y locales de las tierras catalanas. Porque continuar mudos es ser cómplices de nuestro exterminio, de nuestro genocidio. Véase la carta:
“Albert,
Como veo que tienes el mv desconectado, te quiero enviar esta reflexión para que estés más tranquilo. Claro que depende de nuestra capacidad de convencer a más padres. Hacemos lo que podemos, Albert. Cuesta mucho que los padres se muevan. Tantos años de inmersión han creado una inercia y los padres ven muy violento “marcar” a sus hijos así. Para el año 2013-2014 creo que podemos contar con varios miles de padres en esto. La FAES y DENAES nos han prometido ayuda. Ya te cuento. Por cierto, ya sé que no estás de acuerdo, porqué tu no buscas más amplios acuerdos con Alicia [Sánchez Camacho]. Pero creo que, estratégicamente, el momento de noquear al catalán y devolverlo a las masías vendrá con la evolución del momento político. Porque estos van en serio. — Es evidente que Mas y ERC van a llegar a un acuerdo para su aventura secesionista—. Y creo que el momento llegará inmediatamente después de la suspensión de la autonomía. O sea que tampoco tendremos que esperar tanto. Creo que una deriva independentista se podrá descarrilar fácilmente desde el Estado, con o sin intervención militar. No nos van a dejar tirados a los defensores de España. Entre todos, devolveremos al catalán a su situación anterior a 1978. Es decir, matarlo de hambre y despojarlo del “prestigio” que ha obtenido a costa del castellano. Incluso si la secesión fuera adelante, pienso que el tema de la lengua sería una herramienta formidable para fulminar el nuevo “estado” resultante.
Tendríamos un campo abonado para la revuelta en cuanto los separatistas movieran ficha para imponer su idioma. Incluso algunos dirigentes catalanistas que se fijan en el idioma que hablan los jóvenes (incluso habiendo pasado por su escuela) te confiesan que sin Estado propio, le queda poco tiempo al catalán). Y ese paso lo darán por mucho que hoy los de Esquerra parezcan pasar hoy del tema. Pura estrategia. Entonces será un arma considerable para desestabilizar el nuevo estadillo catalán de cartón piedra. Se les irá la mano al querer corregir la debilidad de su idioma por la falta de natalidad que tienen. La mujer catalana, tan sensual ella, pero que tan estrecha les ha salido a la hora de parir…. Será entonces que se lo haremos pagar y se cumplirá la profecía de Don Leopoldo [Calvo-Sotelo] sobre la aportación de la inmigración. Entonces la población mayoritariamente castellanoparlante, estallará. Y si no, al tiempo. Esto no será como Estonia y Lituania, donde a los rusos se les paró los pies. Y no será así porqué la comodidad que tiene la población con nuestro idioma, y su incomodidad con el catalán, hará que la gente se rebele... Más tarde o más temprano, el castellano volverá a señorear en Cataluña. Y no solo en los tribunales y en la economía. Y no tengo duda de que tu papel en tan noble encomienda será decisivo. Tienes a la gente de CCC contigo. A su vez, es evidente que C’s debe ser el máximo beneficiario de la guerra de la lengua. Una guerra que ganaremos contra los que nos quieren imponer un idioma del pasado que por desgrac1a Franco no acabó de poner en su sitio.
Te envío estas reflexiones solo para que estés más tranquilo. Y nos veremos el viernes ¿no?
Abrazo, Paco