Una publicidad de la Generalitat muéstrame un dibujo en el que una pareja contempla un libro en lugar de acoplarse, de empalarse, de fornifollar hasta el alba. ¿Quién les hace leer en lugar de vivir? ¿Qué hay que leer? ¿Por qué tanto libro muerto en la fosa de la biblioteca? Son preguntas de J.V. Foix aunque preguntar sea, en este caso, ofender y ofender al señor conseller. Dispense, Honorable, Excelencia, Su Ilustrísima, perdóneme, Hono, colega, tío, pero esta campaña la has hecho para fomentarte a ti y no para fomentar la lectura. En espera de más altos destinos —Hono, que me lo conozco, que el futuro nunca acaba por llegar, qué me vas a contar— no haces política cultural sino que te sirves de la cultura para hacer política, para así salir en los medios ya que ahora no tienes ninguna carretera por inaugurar.
Del mismo modo que la experiencia democrática nos enseña que la administración, el Estado, es un pésimo industrial y que, por lo tanto, no queremos más industrias públicas, generadoras de pérdidas económicas y de ilusiones dañadas, también deberemos convenir que el Estado es un pésimo gestor cultural. Que lo deje. Como un Midas invertido, lo que toca con la mano se convierte en podredumbre, en mugre o suciedad. Contando con la experiencia de todos los países de nuestro entorno, ¿con qué legitimidad la administración pública insiste en gestionar lo que ni puede ni sabe hacer? ¿Con qué derecho? ¿Qué vanidad mueve vuestros actos, administradores? Hay que devolver a la sociedad, al pueblo, lo que sólo pertenece al pueblo. La sociedad no necesita que una Generalitat farisea promueva el fútbol, ni las patatas bravas, ni la televisión, ni los atardeceres. No es necesario que nuestro Govern promueva el amor por amor ni los buenos sentimientos, ni los baños de mar ni los bailes de verano al aire libre. Del mismo modo que la guerra es un asunto excesivamente importante para dejarlo sólo en manos de los militares, la cultura y la lectura son demasiado importantes para dejarlas sólo en manos de los políticos.
¿Con qué legitimidad la administración pública insiste en gestionar lo que ni puede ni sabe hacer? ¿Con qué derecho? ¿Qué vanidad mueve vuestros actos, administradores?
No es verdad que la política cultural de la administración no sirva para nada. Es muy útil, pero exactamente para lo contrario de lo que defiende. Sirve exactamente para no leer. Como ciudadano reclamo que el dinero de mis impuestos no sea destinado a actuar contra el libro y contra la lectura. Cada cierto tiempo los gestores culturales, del partido que sean, se inventan una campaña para la lectura. Es un hecho. Y cada cierto tiempo hacemos un nuevo estudio y constatamos que cada vez tenemos menos lectores. Y en catalán, aún muchos menos y menos lectores. Es otro hecho. Mientras la administración promueve campañas para que la gente no se mate por la carretera, el pueblo soberano, libre y adulto, quiere seguir matándose en la carretera. Aunque organice campañas para separar las basuras, hay quien obedece porque ya era previamente ecologista y a quien todo le importa un bledo. Sólo con multas severas, el populacho, la plebe, la chusma, separará la basura y respetará las señales de tráfico. Esta gente indisciplinada y perezosa, estos indeseables que no obedecen a las campañas de la administración, que no leen y que votan lo que les da la real gana, estos mismos son los que los han puesto en sus cargos, señores políticos, y son el pueblo .
Como dice Quim Monzó, la única campaña efectiva para fomentar la lectura sería prohibir los libros como se prohíbe la droga. No existe mejor fomento que ése. No es una broma, es una realidad, la constatación del funcionamiento de la mente humana. No se puede hacer leer al personal si no quiere leer. Y si no quiere, ¿qué tiene que replicar la Generalidad? Qué lástima que vivamos en una democracia y que el pueblo, a la que puede, hace lo que le da la gana, pero hay que resignarse, chavales. Qué lástima que exista el libre albedrío. ¿Y, señores del Govern, a ver, para leer exactamente qué? ¿Novedades, instant books, como defiende temeraria y equivocadamente la campaña que nos acaban de estrenar? ¿Para leer edictos del Govern? ¿Escritores subvencionados por el Govern que no les conocen ni en su casa? Cuando sale una nueva novela de Albert Sánchez Piñol yo no veo que se necesite ninguna campaña para la lectura. La gente que está interesada se compra el libro y se lo lee con total normalidad y soltura. Por decenas de miles. Los buenos, los auténticos, escritores generan muchos lectores como Messi genera muchos futbolistas. Catalunya tiene un Centro de Alto Rendimiento Deportivo pero no tiene ningún Centro de Alto Rendimiento Cultural, eso es lo que debería imitar y no campañas publicitarias.
La cultura es anterior a la escritura y será posterior a ella. Sócrates despreciaba la lectura de la misma manera que lo hace Donald Trump y tienen todo el derecho. En el mundo audiovisual la cultura, la auténtica cultura, la cultura con mayúsculas, circula también por otros medios que no son la letra escrita y que no se deben menospreciar. ¡Abajo la grafomanía! ¿Tanta es vuestra locura, que encargáis el ataúd en vida y ahí os echáis rodeados de violetas y rosas? La cita aunque vaya sin comillas vuelve a ser de Foix. Ah, ¿que no habéis leído a Foix? Como los del Pla de Lectura 2017-2020, ¿verdad?