El PSC volvería a ganar las elecciones al Parlament de Catalunya (el triunfo en la demarcación de Barcelona, por su peso demográfico, es crucial para este resultado) e incluso podría reforzar ligeramente su actual posición en un escenario de un Parlament muy fragmentado. Y se podría dar la paradoja de que por primera vez en la historia, y a causa de un efecto de desmovilización selectiva de parte del electorado nacionalista, el bloque de partidos independentistas, según los intervalos de las proyecciones a la baja, podría perder la mayoría absoluta en el Parlament (en la actual proyección este bloque oscila entre 64 a 70 diputados). Lo que antes se llamaba "catalanismo político" (qué antiguo suena hoy) siempre desde el año 1980 ha sido mayoritario en el Parlament catalán, la única diferencia con el paso del tiempo es que antes se articulaba de forma preferente (no única) en torno a una gran formación política (CiU) y se imponía siempre al PSC; con la desaparición de CiU y el procés independentista este espacio ahora lo integran dos fuerzas de magnitudes similares (ERC y JxCAT —si bien ahora Junts con problemas de movilización de sus votantes y dificultades para atraer a nuevos—) y se ha consolidado el espacio que representa la CUP. La división de este espacio en tres partidos, facilita que la primera fuerza política sea el PSC (como puntualmente el año 2017 lo fue C's).
Y lo que también se consolida en esta encuesta, es la fragmentación electoral de hasta 8 partidos que tendrían representación en el Parlament en caso de celebrarse las elecciones hoy. Y si ahora hay espacio para ocho partidos, significa que cuesta encontrar grandes consensos que se articulen en torno a alguno de estos, y a pesar de las distorsiones que genera la ley electoral, ocho formaciones llegan a superar el umbral mínimo necesario de votos para asegurarse representación. Seguramente esta dispersión está relacionada con la falta de liderazgos transversales. Es muy interesante constatar algunos puntos al respecto: todos los políticos que lideran sus respectivos partidos obtienen notas medias para el conjunto de la ciudadanía inferiores al aprobado; pero todos aprueban entre sus votantes, si bien con severas valoraciones negativas de los electores más alejados de sus posiciones partidistas. Y otro dato que quizás puede explicar movimientos de fondo en la política catalana, el president Puigdemont se convierte en el líder mejor valorado entre los votantes de su formación (nota de 8,05), aprueba también entre las bases de ERC (5,60) y casi entre las de la CUP (4,93); pero, en cambio, por primera vez se detecta cómo una parte significativa de votantes de JxCAT suspenden a Oriol Junqueras (4,64) —lo ven más como un líder de partido que de país—, el cual aprueba lógicamente entre sus electores (6,97), pero también entre los d'En Comú Podem (5,20) —situación similar a la de Gabriel Rufián—. Es decir, las bases de los partidos del Govern empiezan a estar menos cohesionadas entre ellas, mientras que ERC entra bien en el espacio de ECP —seguramente la política de alianzas de ERC en la política española debe tener alguna cosa que ver—.
¿Estamos ante una progresiva fractura subyacente de las bases de ERC y Junts? ¿La sociedad catalana se prepara para un cambio en el eje vector de las alianzas gubernamentales, pasando de priorizar el eje nacional a un eje de partidos de izquierda? El tiempo lo dirá, pero sí que se detectan movimientos sociológicos de fondo.
De hecho, Oriol Junqueras obtiene mejores datos de valoración entre las bases de los partidos de izquierdas (5,20 entre los votantes de ECP, 4,91 entre los votantes de la CUP y 4,86 entre las bases del PSC) que entre los votantes de sus aliados de Junts (4,64). ¿Estamos ante una progresiva fractura subyacente de las bases de ERC y Junts? ¿La sociedad catalana se prepara para un cambio en el eje vector de las alianzas gubernamentales, pasando de priorizar el eje nacional a un eje de partidos de izquierda? El tiempo lo dirá, pero sí que se detectan movimientos sociológicos de fondo.
Otro dato relevante del sondeo, es cómo VOX se refuerza, consolida su cuarta posición dentro del Parlament, eso sí, en detrimento de C's (que casi desaparece) y si no sube más es por una incipiente recuperación del PP. La suma de los tres partidos españolistas de derecha aporta entre 20 y 23 diputados (casi igual que los 20 actuales), y representan en torno al 17% sufragios, un dato relevante y que expresa un estado de opinión de una parte de la sociedad, pero no es nada mayoritario en el conjunto del país y que no sirve para construir mayorías de gobierno, pero sí de bloqueo.
Finalmente, hay que destacar el mal momento de JxCAT, también de C's (que ahora sería la última formación en el Parlament), y constatar el buen momento d'En Comú Podem, que junto con el PP, serían las formaciones que más mejorarían con relación a los resultados de febrero de 2021. Ahora subiría la participación hasta el 59% (excepcionalmente reducida el año 2021 con solo el 51,29%), pero todavía con niveles bajos con relación a otras elecciones históricas en el Parlament, y de hecho, esta abstención selectiva y el debilitamiento de liderazgos transversales, está en la base de la actual fragmentación partidista y el refugio de un porcentaje de votos en blanco (2,78%), que después no se producirá, pero estamos en un momento de estancamiento en la política catalana y de falta de proyectos estimulantes, y esto los sondeos sí que lo detectan bien.
Jordi Sauret; Doctor en Sociología; director-gerente de Feedback