El pasado 26 de febrero El Nacional hacía pública la primera encuesta preelectoral para el Ayuntamiento de Barcelona y marcaba una posición de ventaja para ERC, en un escenario de fuerte fragmentación para ocupar la segunda posición más votada. La convocatoria por parte del presidente Pedro Sánchez de elecciones generales obligó (la actualidad se imponía) a dirigir el segundo sondeo sobre lo que pasaría en Catalunya en las elecciones del 28 de abril, de forma que el 27 de marzo El Nacional publicaba un sondeo que, vistos los resultados, tuvo un altísimo grado de aciertos. El efecto de la campaña acababa de matizar los resultados finales, pero nuevamente habíamos fijado el terreno de juego: victoria de ERC, seguido de cerca del PSC-PSOE y muy distanciados de JxCAT, ECP y Cs; posiciones residuales para PP y VOX y posibilidad real de que el FR obtuviera un escaño, que finalmente por muchos pocos votos no alcanzó. Los datos de las encuestas sirven para indicar tendencias para informar a la ciudadanía y ayudar a los equipos de campaña a dirigir los esfuerzos comunicativos.
Ahora presentamos la primera encuesta después de las elecciones generales y que evalúa hasta qué punto esos comicios pueden influir en los resultados del domingo 26 de mayo. La tasa de participación ahora será menor que hace una semana, pero superior a la de las últimas municipales del año 2015 y, por lo tanto, habrá que ver a quién beneficia o perjudica la abstención selectiva.
También resulta de interés ver cómo hay grupos de electores que según las elecciones cambian el voto. Y una consideración final: aquellos partidos que no se han presentado a las elecciones generales (es el caso de la CUP y Barcelona és Capital), ahora salen con desventaja, ya que han tenido un "apagón informativo" en términos de notoriedad que ahora la encuesta refleja. Es decir, tienen menos intención de voto hoy que en la encuesta de febrero. Habrá que ver cómo evolucionan en las próximas semanas.
A 23 días para las elecciones de Barcelona, el inicio de la carrera electoral presenta un escenario ajustado, que con pequeños movimientos puede alterar el orden actual y facilitar un tipo de alianzas postelectorales u otras:
- El 28,4% de los barceloneses con derecho a voto tienen todavía dudas (representa entorno unas 330.000 personas) si bien estas dudas normalmente se limitan entre dos opciones, o una opción y la abstención. De hecho, es ERC el partido que está presente en el 33,3% de las preferencias de los indecisos, sigue con un 22,1% Barcelona en Comú, un 21% el PSC, un 16,7% "Juntos para|por Barcelona", un 14,0% Cs-Valls 2019, con un 9,4% el PP, un 8,5% VOX, un 7,1% Barcelona és Capital, un 6,6% la CUP y un 3% otras opciones más minoritarias. El resto de indecisos realmente no se plantean votar. Estos porcentajes suman más del 100% porque hay electores que computan en más de un partido, pero sí que indican las bolsas de indecisos hacia qué opciones apuntan. La clave de los resultados finales será ver qué porcentaje de estos indecisos consigue maximizar cada partido y convertirlos en votos reales.
- Con este escenario, hoy los datos dan una leve ventaja para ERC con Ernest Maragall, seguido de muy cerca, con un empate técnico, de Barcelona en Comú, de Ada Colau (9.600 votos de diferencia y un concejal): 20,77% versus 19,62%.
La fortaleza de ERC radica en que fideliza con seguridad el 65% de sus antiguos votantes del año 2015 —es la tasa más elevada en comparación con el resto de partidos—, y capta muchos antiguos votantes de CiU (ahora Junts per Catalunya) y, en menor medida, también atrae a antiguos votantes de Ada Colau. También hay una buena entrada de nuevos votantes.
Barcelona en Comú retrocede de 11 a 9 concejales porque fideliza con seguridad solo a la mitad de sus antiguos electores del año 2015 (si bien muchos de sus indecisos le acabarán teniendo confianza). Sufre un fuerte escape de votantes a favor del PSC y en menor medida en ERC, pero le ayuda a aguantar y tener posibilidades de ser la formación más votada por una aceptable captación de nuevos votantes (un incremento de la participación favorece a Barcelona en Comú y también al PSC y a ERC).
- En tercera posición se situaría ahora el PSC de Jaume Collboni (18%), muy impulsado por el reforzamiento del voto socialista gracias a Pedro Sánchez, justo por delante del 15,85% de Cs con Manuel Valls (18.000 votos de diferencia separarían ambas opciones y también un concejal).
El PSC fue el partido que en mayor medida perdió votos y representación en las anteriores elecciones municipales, pero ahora recupera votantes cedidos a Ada Colau, también capta a algunos electores procedentes de CiU 2015, y obtiene una aceptable cuota de nuevos votantes (empatados con ERC dentro de este target y solo un poco por detrás de En Comú Podem).
- Manuel Valls mejoraría resultados en relación con el año 2015, pero seguramente con menos empuje de lo que se le adjudicaba hace unos meses. Fideliza bastante bien sus apoyos en clave de política municipal y sigue atrayendo exvotantes del PP, pero no acaba de convertirse en una candidatura suficientemente transversal.
- Mucho más distanciados se sitúan Junts per Barcelona y el PP (Joaquim Forn-Elsa Artadi y Josep Bou) —9,08% y 6,74% de los sufragios, respectivamente—.
A Junts per Catalunya le cuesta retener votantes, presenta una baja tasa de fidelización, muchos indecisos y un importante trasvase de votantes a favor de ERC. En menor proporción también cede votantes a otras formaciones. Realmente no han entrado todavía en campaña en clave municipal.
El PP hoy mantendría los resultados de hace tres años —malos—, pero aguantando posiciones a la baja (recordad que el domingo 26 de abril en Barcelona capital el PP consiguió el 6,17% de los votos, un dato superior que en el conjunto de la demarcación).
- Finalmente, pugnan en último término Barcelona és Capital (3,70%) y la CUP (3,15%) —Jordi Graupera y Anna Saliente— para alcanzar representación, pero en ambos casos los datos actuales son peores que los que se registraban en el sondeo del mes de febrero. Sin duda no estar presente en el debate público durante las elecciones generales los ha perjudicado, pero con una leve mejora de las perspectivas volverían a tener opciones de entrar en el nuevo consistorio y, por lo tanto, incrementar la fragmentación y entrar en el juego de alianzas para constituir mayorías de gobierno.
Este primer sondeo postelecciones generales no prevé posibilidades de alcanzar representación ni para Vox (1,70%) ni ningún otro partido. Este es el punto de salida a falta de 23 días para las elecciones del domingo 26 de mayo.
Ahora hay que ver cómo empieza la campaña electoral y qué temas se convertirán realmente en factores de decisión de voto en un ayuntamiento previsiblemente muy fragmentado y con posibilidades de varias combinaciones de pactos de gobierno. La ideología de los partidos es importante y hay un mar de fondo que beneficia más a unos partidos que otros, pero después está el efecto local y la dimensión que darán los candidatos a sus propuestas para gobernar Barcelona los próximos cuatro años. Hoy hemos descrito el punto de partida, seguramente muy condicionado por lo que ha pasado en las elecciones generales, pero pronto veremos si estas tendencias se consolidan o se detectan cambios significativos.
Jordi Sauret, doctor en Sociología y director-gerente de Feedback