La guerra comercial entre EE.UU. y China, la desaceleración de la economía europea, la dureza e histeria que acompañan a las elecciones americanas de noviembre, los nubarrones que anuncian una recesión global en 2020 o la inestabilidad política reinante pintan un cuadro general sombrío. Es difícil, entonces, hacer un diagnóstico del estado del mundo en una situación tan cambiante como la actual. El arbitraje de las bolsas, del dinero, dicta que, dada la nueva era en la que entramos, ya no hay razones para salir corriendo.
Desde el pasado lunes, con el anuncio por parte de Donald Trump de nuevos aranceles sobre las importaciones de unos 6.000 productos chinos representando 200.000 millones de dólares, se temió que la guerra comercial había alcanzado una nueva dimensión.
Pekín contestó con responder en la misma proporción a las exportaciones estadounidenses, si bien la cifra manejada provisionalmente se situó en unos 60.000 millones de dólares. A partir de ahí, en los mercados asiáticos se impuso la impresión de que el intercambio de amenazas sobre aranceles podría haber sido peor. Según los estrategas del Credit Suisse, "nuestro escenario base sitúa a ambas partes negociando un acuerdo en los próximos 6-9 meses".
En Europa hay señales de pérdida de velocidad en la zona euro como revelaron las objeciones de miembros del BCE al escenario apaciguado que pintó Mario Draghi en la reunión de la pasada semana en que reiteró el fin de las políticas de estímulo a final de año. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, echó un cable al italiano indicando que se observa "una reanimación de las inversiones en la zona" que evitará un mayor desacoplamiento de las economías.
El arbitraje de las bolsas, del dinero, dicta que, dada la nueva era en la que entramos, ya no hay razones para salir corriendo
En cualquier caso, es Wall Street el foco y el centro del optimismo de los mercados tal como mostró la encuesta de septiembre de Bank of America Merrill Lynch entre gestores globales. El 69% de ellos apuntaron hacia las perspectivas de ganancias en Estados Unidos y eso a pesar de las altas valoraciones que han alcanzado.
La espectacular trayectoria de Wall Street favorece a Donald Trump, cuyas perspectivas no son buenas en las encuestas sobre las elecciones de noviembre. Para la Cámara Baja, los demócratas sacan entre un 12 y un 14% de ventaja, mientras que el Senado parece que permanecerá en manos republicanas, con un 60-70% de posibilidades.
Entre los temores económicos cabe mencionar también la posibilidad de que EEUU y la economía global caigan en una recesión cuando se extingan los efectos estimulantes de la rebaja fiscal de 1,5 millones de dólares de Trump. Esa es la tesis de la poderosa firma financiera Pimco, a la que el mercado no da excesiva importancia por considerar que 2020 está muy lejos.
La actual forma de vivir "à bout de souffle", cuyos signos se aprecian aquí y allá también en la política, está dando lugar a una tercera fase de nueva normalidad que acabará cruzándose con la revolución tecnológica en curso.