Este trimestre ya tiene montado su cuadrilátero político-económico made in USA. A la izquierda, con calzón rojo, los demócratas, a su derecha, con calzón azul, Donald Trump, el púgil electoral más polémico de los últimos tiempos. ¿Quién vencerá en los comicios que definirán la segunda mitad del mandato presidencial y, probablemente, el futuro presidente de los Estados Unidos? El combate será seguido en todo el mundo, dada su cascada de repercusiones globales.
El personaje Trump dominará más del 75% de la atención general, algo que no conocieron ni Obama ni Bush. De momento, el fantasma del "impeachment" (reprobación del presidente) es el avatar que domina una controversia que evidencia la polarización de la sociedad americana. Las elecciones del 6 de noviembre serán fundamentalmente un referéndum sobre el inquilino de la Casa Blanca.
El personaje Trump dominará más del 75% de la atención general, algo que no conocieron ni Obama ni Bush
Los modelos electorales predicen que una economía fuerte favorece al partido que está en poder y una débil lo condena. En este caso, la economía americana va como un tiro, impulsada en parte por un paquete de recortes de impuestos por 1,5 billones de dólares aprobado el año pasado, que ha hecho que el PIB creciera el 4,1% en el segundo semestre, un récord en casi cuatro años. El crecimiento se ha estabilizado entre el 2,5% y el 3% de aumento, mientras reina el pleno empleo, con una tasa de inflación cercana al 2%, objetivo de la Reserva Federal.
En este sentido, todo en orden, pero el caso es: ¿y si el efecto económico no juega su papel tradicional? Como dice Michel Boskin, de la Universidad de Stanford, "a medida que los votantes se vuelven más pudientes, muchos de ellos pueden darse el lujo de concentrarse otras cuestiones".
Una encuesta reciente de Gallup reveló que un importante porcentaje de demócratas (que se muestran entusiasmados con estas elecciones) se declaran más cercanos al socialismo que al capitalismo. Quieren más impuestos, un Medicare para todos, universidad gratuita y una renta básica.
Un importante porcentaje de demócratas (que se muestran entusiasmados con estas elecciones) se declaran más cercanos al socialismo que al capitalismo
Los republicanos contestan a los demócratas que "ellos son sus primeros enemigos" al adoptar posiciones más a la izquierda de lo que desea el pueblo americano.
Hay controversia sobre cuál de los dos bandos dominará la Cámara de Representantes (donde los republicanos tienen 241 escaños, frente a los 194 de sus rivales) y el Senado (donde la mayoría republicana es más corta, de 51 contra 49), cuestión que afecta al "impeachment". En el reparto de papeles, la Cámara acusa y el Senado juzga. Un "impeachment" supondría que el resto del mandato de Trump resultara insulso y sin gas, aun cuando los demócratas no tengan un candidato con cara y ojos.
Los mercados siguen con distancia alcista el debate, como si la continuidad estuviera asegurada. El dinero cree en la economía. La cuestión estará en qué creen al final los demás.