Hoy, 10 de octubre, se celebra en Taiwán el Día Nacional de la República Popular China en que se mantiene el protocolo del vigésimo congreso del Partido Comunista de cumplirse el segundo mandato de su presidente. Eso es incluso interesante, porque el año que viene Xi Jinping quiere reclamar un tercer mandato de cinco años para seguir con el timón de la segunda economía del mundo. Ello está provocando una encuesta global sobre su dirección y las perspectivas que ofrece. El balance está lejos de ser satisfactorio.
Admirador de Mao, el ejercicio presidencial que ha protagonizado Xi se percibe, según el semanario The Economist, como una purga de "los excesos capitalistas" en China. E indica que el aumento de la deuda se observa en Pekín como "el fruto venenoso de la especulación financiera. Y los multimillonarios como una burla al marxismo".
Para frenar esos desmanes, el Partido Comunista (PCCh) ha desplegado un nuevo organigrama de modo que "el 20% superior de los hogares chinos se lleva a casa más del 45% de la renta disponible del país: el 1% superior posee más del 30% de la riqueza". Una situación así revela, según el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, no un modelo socialista, sino "una economía de amiguetes".
El caso reciente de Evergrande evidencia el desorden de un sector inmobiliario que representa aproximadamente el 30% del PIB del país, donde las familias han depositado sus ahorros porque otras colocaciones ofrecen un rendimiento bastante pobre.
Admirador de Mao, el ejercicio presidencial que ha protagonizado Xi se percibe, según el semanario The Economist, como una purga de "los excesos capitalistas" en China
En general, las empresas estatales y las industrias estratégicas pueden beneficiarse de un marco regulatorio que es juzgado de arbitrario, mientras los empresarios, que han sido la verdadera fuente del dinamismo de China, quedan fuera.
El autoritarismo es general, pero los más de un millón de uigures se llevan la palma. La represión ideológica ha impuesto los "consejos de revisión moral" y las "clínicas morales". De mientras, se ha decretado que el juego es malo para los niños y los aspectos masculinos deben ser varoniles. En suma, a la larga, "si Xi se aferra al poder, la sucesión podría ser muy inestable", según The Economist.
Julia Lovell, la gran experta sobre China y autora del libro clásico de referencia Maoísmo. Una historia global, afirma que Xi Jinping y sus camaradas están obsesionados por la repentina disolución de la URSS y han decidido evitar ese destino. La explicación de Xi del colapso soviético es simple: "el Partido Comunista se deslegitimó al repudiar su pasado revolucionario". Y sobre la actualidad, ella aprecia que el PCCh "se está volviendo más autoritario y su agresividad en política exterior ha llevado a conflictos con Australia, el Reino Unido y Estados Unidos".
El presidente americano, Joe Biden, ha declarado que ha aceptado ante Xi el "acuerdo de Taiwán". Según el cual China es solo y un único país, pero EE.UU. puede seguir armando a la antigua Formosa". Una fórmula muy dichosa de celebrar este aniversario.