Este es un artículo diferente. Estamos en campaña electoral, y después de aceptar formar parte de una candidatura no puedo pretender analizar la situación política con objetividad. Pero también tengo un alto concepto de la representación política (que es hacer aquello que el pueblo te manda), cosa que me haría sentir incómodo dirigiéndome a los (e)lectores para decirles lo que tienen que hacer. Por eso he pensado que podría ser útil limitarme a ofrecer algunos argumentos para ayudar a decidir a los que todavía dudan.

Si hay independentistas que a día de hoy todavía no saben a quién votarán es seguramente porque querrían poder votar más de una de las tres opciones al mismo tiempo. Son personas a las que es probable que les incomode escoger una papeleta por lo que supone rechazar las otras, a las que también querría dar apoyo. En definitiva, gente a la que les hubiera gustado una candidatura única para el 21-D porque no quieren votar contra ninguna de las opciones.

Una parte de los votantes que estaban en esta situación ya se han decidido, optando por aquella que han considerado que tiene más vocación unitaria o por aquella que encaja más con sus preferencias estratégicas o ideológicas. También hay, seguro, que se han decidido por razones estratégicas, o porque les desagrada algún candidato en concreto. Pero quedan electores en que todavía no han encontrado la justificación para escoger una papeleta en detrimento de las otras.

Cuando el president me propuso integrarme a Junts per Catalunya tuve que plantearme reflexiones parecidas. Yo tengo relaciones de amistad, simpatía y colaboración con todo el espectro independentista. Y quiero seguir manteniéndolas. Los que me siguen saben que no he entrado nunca en los debates partidistas. Incluso me he mantenido al margen de los debates sobre la necesidad de una lista unitaria, consciente de que a veces han sido un factor de riña y división. ¿Qué hace, pues, que una persona como yo se sienta cómoda dentro de una lista que pretendía ser unitaria pero que al final no lo ha podido ser?

No hay mejor manera de derrotar el 155 y poner el Estado ante todas sus contradicciones que volver a votar y restituir el gobierno legítimo depuesto por la fuerza

De entrada, el 21-D las circunstancias nos reclaman volver a visualizar la mayoría electoral del independentismo (si es posible en votos y escaños), para ratificar los mandatos del 1-O y el 27-S. Para hacer efectiva la independencia no era imprescindible volver a pasar por las urnas. Pero ahora se hace imperativo derrotar el bloque del 155 y demostrar que los catalanes no podemos aceptar ni perdonar lo que han hecho los poderes del Estado en los últimos 3 meses.

No hay mejor manera de derrotar el 155 y poner el Estado ante todas sus contradicciones que volver a votar y restituir el gobierno legítimo depuesto por la fuerza. Y para restituir el gobierno legítimo entero, parte del cual está en la prisión y en el exilio, sólo el president necesita ganar las elecciones y ser investido por el Parlament. El vicepresident y los consellers son después nombrados por el president y no haría falta ni que fueran diputados. Por lo tanto, votar a Puigdemont es la forma indirecta de votar por todos los otros. No va contra nadie, sino todo el contrario.

Junts per Catalunya defenderá la unidad de acción de las fuerzas independentistas para construir el nuevo Estado. No hay planes B. Sabemos que la única alianza posible para alcanzar los puntos anteriores es con las otras fuerzas independentistas. Dicho de otra manera, el compromiso de seguir avanzando desde esta unidad es creíble porque otro tipo de alianza simplemente no es posible. También es una forma indirecta de votar por todos los partidos independentistas.

Ciertamente, si en algunas elecciones era buena idea hacer una candidatura unitaria de todas las fuerzas independentistas era en estas. Más que el 27-S incluso. Ahora nos queda sólo buscar un sucedáneo que permita alcanzar los mismos objetivos. He llegado a la conclusión que es Junts per Catalunya, la candidatura del president Puigdemont, la única que se compromete de forma creíble en todos estos puntos de una agenda de unidad. Me he comprometido porque sé que el 21-D permitirá visualizar una victoria contra el 155, pero sobre todo porque el 22-D contará con todo el mundo y no excluirá a nadie.

 

Josep Costa es letrado y profesor asociado de Teoría Política a la UPF (@josepcosta)