Me interesa mucho el fenómeno Juego de Tronos, aunque no miro series y de esta en concreto, sólo he visto un capítulo. Por lo tanto, el mío es el interés del entomólogo observando un mosquito: a ver a quien pica y por qué.
Y, de entrada, tengo una duda. Estas horas y horas que los medios dedicamos a hablar de Juego de Tronos (en algunos casos rayando la sobredosis), ¿es un globo fruto de un efecto Paquirrín o es consecuencia de la potencia del producto?
(Pequeño inciso sobre el efecto Paquirrín -aplicable a Rociito y a otros fenómenos parecidos-. Gente como ésta sale en la TV porque es famosa y es famosa porque sale a la TV. Ahora bien, ¿dónde empezó el bucle? Paquirrín sale en la TV porque es famoso, fruto de ser hijo de quien es porque en la vida no ha hecho nada destacado (ni de provecho) para llegar ser famoso. ¿Dónde acaba la fama inicial de Paquirrín y empieza la fama que le ha dado salir en TV por el hecho de ser famoso inicialmente? O sea, aplicado al gran fenómeno “Tronos”, ¿lo alimenta una sobreexposición mediática continuada o tiene una entidad propia tan fuerte que los medios se ven obligados a hablar cada día? Fin del inciso).
No tengo audiencias de seguimiento de la serie, pero cuando resulta que con 20 mil tuits eres “trending topic” mundial en Twitter, es difícil saber la incidencia real de las cosas, que es muy diferente de la mediática. Es aquello de “nieva en BCN, paremos máquinas”!. ¿Por qué? Porque quien manda en los medios normalmente vive en BCN y la gente habla de aquello que vive y ve. Pasa como con la noche de los Oscars, que aquí se la mira un 1% de la gente, pero hablamos durante meses. ¿Por qué? Porque a los periodistas nos encanta hacer ver que nos apasiona el cine. O como las radios, hablando cada mañana de los rebotes que han capturado los hermanos Gasol la noche anterior en sus partidos de la NBA, un dato que no interesa ni a los hermanos Gasol.
Lo que sí es cierto, es que puestos a escoger, mejor ser como Girona, escenario de un producto que se ve en todo el mundo, que ser BCN, famosa porque las parejas ejecutan el uso matrimonial en los andenes del metro, mientras esperan que les venga (el metro). También.