Mientras observamos salir a borbotones un chorro incesante de mierda, parece a veces que las herramientas de los distintos poderes pretenden ubicarnos a favor o en contra de unos o de otros. Tratar de posicionar a la opinión pública a favor de un malhechor, que es menos malo que el otro. Y me parece grave y peligroso en cuanto al daño que supone a nivel democrático y de justicia. 

Me estoy refiriendo al "caso Koldo", que también es el "caso Ábalos", el "caso De Aldama", y definitivamente, el "caso de corrupción institucional" que anuncia expandirse hasta confines lejanos. Me llama la atención, siguiendo el hilo de esta enorme madeja, que De Aldama se sirva de un portavoz que hable por él, como "novedad" a nivel de comunicación. Como me llama la atención que este "empresario-conseguidor" tenga un historial tan sorprendente, una agenda tan florida de contactos a nivel internacional, pudiera usar armas, y se codease con distintos mandos de las fuerzas y cuerpos de seguridad. Y me sorprende enormemente que alguien, como dice ser, "de la calle", un "empresario", pueda entrar y salir, "como Pedro por su casa" de ministerios, sedes de partido, con una naturalidad pasmosa. 

Me sorprende que un personaje como Koldo pudiera tener también acceso a tantas cuestiones de relevancia. Un perfil que, desde luego, no corresponde a la figura que debería tener un ministro como persona de confianza. ¿De verdad no había nadie mejor preparado, en todos los sentidos, para ocupar semejante responsabilidad? Me preocupa, sinceramente, que personas tan poco formadas, tan poco preparadas para moverse en determinadas esferas, hayan podido instalarse como filtros, como conseguidores, como muñidores y gestores de algo que es sagrado: el interés público. Pero resulta que esto no es algo aislado, no es un hecho puntual, es más habitual de lo que nos podemos llegar a imaginar. 

Son, en definitiva, los "fontaneros" como se les suele llamar en las estructuras políticas de los partidos: los que hacen y deshacen, sea lo que sea que tengan que hacer, para conseguir el fin que sus amos les dictan. Sus amos se sirven de ellos porque saben que no tienen límites, que funcionan como "animalitos" que "sientan" o "muerden" por un "premio". Ese es el método para mantener esa sucia y turbia maquinaria funcionando. Y, como decía, no son solamente "un Koldo", un "De Aldama" los que operan así en las estructuras del poder. Son muchos Koldos, muchos De Aldamas, quienes abren y cierran puertas; quienes firman y adjudican contratos, quienes se reúnen, cenan, comen, y se acuestan con quien sea para conseguir aquello de lo que obtendrán beneficios. Entre otros, mantenerse en la rueda de su propia supervivencia. Porque los "trabajos normales" les son absolutamente desconocidos. Cuando existe un vacío absoluto de ética, de principios, de educación y de conciencia, pasan estas cosas. Y pasan en cualquier lugar donde se huela el poder, el dinero y sobre todo, el descontrol generalizado. 

Este asunto, que está ahora mismo en su fase inicial, nos está mostrando ya algunas cosas que son asquerosamente habituales: el compadreo entre altas instancias de poder y el clientelismo. Esa manera de conseguir las cosas rápido y de cualquier manera, sin prestar atención al detalle. Esa manera de obtener resultados que venderle a la población, sin importar de qué manera se hacen las cosas. Perder la perspectiva en la forma y en el fondo. Quedarse solamente con la imagen superficial. De eso, por desgracia, va a día de hoy buena parte de la actividad institucional. 

Compadreo entre altas instancias de poder y el clientelismo: esa manera de conseguir las cosas rápido y de cualquier manera. De obtener resultados que venderle a la población, sin importar de qué manera se hacen las cosas

No sé cuántas veces me he referido ya a la Ley de Hierro de la Oligarquía, esa magnífica teoría de Michels que nos describe a la perfección cómo se llega a este punto. Cuando un mediocre consigue un puesto, a base de ser un trepa, un pelota, y sobre todo "un conseguidor" para los que mandan, y para mantenerse y seguir trepando, se rodeará de aquellos "Koldos" o "De Aldamas" que sean capaces de hacer cualquier cosa para seguir trepando. Una estructura que se sostiene gracias a los secretos bien guardados, a la amenaza constante de "tirar de la manta" contra los que se salgan del guion. Porque cuando hacen determinadas cosas, además de gustarles, se usan después para amenazar y comprar lealtades. 

Durante la pandemia esto fue algo realmente escandaloso: se dedicaban a comprar y vender productos que nos obligaban a utilizar, para lo que desarrollaban leyes, mientras ellos muñían sus acuerdos en cenas y reuniones que supuestamente no se podían celebrar, sin mantener distancias sociales, ni mascarillas, ni nada de lo que nos exigían al resto. Nos imponían mascarillas, que teníamos que comprarles, que ni servían ni eran seguras ni eficaces. Pero parece ser que ellos se forraban a costa de ello. Veremos qué sale más adelante sobre los timo-test de las PCR, y sobre las mal llamadas vacunas. Porque todo esto es más de lo mismo. Aquí, en España, como a nivel europeo e internacional. En todas partes, al mismo tiempo, todo aquello fue una enorme trama de corrupción a costa de la mentira, del miedo, y de la salud de muchísimas personas. Nos encerraban en casa de manera absolutamente ilegal, acientífica, mientras algunos se iban, literalmente, de putas. Pero en el Congreso desarrollaban leyes contra la prostitución. 

Y repito: en todo esto nos falta perspectiva, que solamente vendrá con el tiempo y con mucho trabajo de investigación y análisis ponderado. Porque escándalos en la gestión de la pandemia ha habido en muchos parlamentos, en muchos gobiernos. La pena es que los medios de comunicación poco o nada nos hablan de ello. Y se han dado ya casos escandalosos, por tramas muy parecidas a las que aquí estamos conociendo. Cabe recordar aquella fiesta en Down Street que le costó la dimisión a Boris Johnson. Y aquello escondía mucho más. Como el Pfizer Gate, del que poco se habla, que salpica nada más y nada menos a la jefa del gran tinglado que es ahora mismo la UE: la señora Von der Leyen, con conflictos de interés que le cubren hasta las orejas. Con contratos opacos con su amigo Bourla, con hechos realmente graves que no deberían haberse podido cometer, de haber cumplido con lo que decían las normas. La pandemia ha servido como manto de justificación de corrupción a manos llenas. Ha sido el escenario donde corruptores y corruptos se creían amparados por una enorme impunidad. Porque el miedo de la población servía para hacer y deshacer por vía de "urgencia". 

Es muy complicado, reitero, establecer un mapa completo, unir las piezas del puzzle, que se extienden y se expanden a un ritmo vertiginoso. Pero con investigación, tirando del hilo, y siendo absolutamente rigurosos, podremos en algún momento comprender todo lo que ha sucedido aquí. No se trata de creer a uno o a otro. Se trata de observar y analizar, con la legislación —que también merece ser analizada porque se modificaron leyes para que muchas de estas cosas pudieran pasar por el coladero— lo que ha venido perpetrándose. Y habrá que saberse desde cuándo venían tejiendo esta red. 

Pasó demasiado inadvertida la declaración de De Aldama, ante la Audiencia Nacional, donde señalaba que Salvador Illa, Ministro de Interior, tenía la intención de reunirse con la representante de Venezuela para abordar el abastecimiento de vacunas por parte de España, puesto que las de Rusia eran insuficientes. En enero de 2020. ¿En serio a nadie le chirría que en enero de 2020, cuando faltaba todavía más de un mes para declararse oficialmente la pandemia, estuvieran ya gestionando las vacunas que se suponía no existían? Cuando uno se asoma a ver el registro de patentes de algunas de estas mal llamadas vacunas, comienza a darse cuenta de que todo lo de la pandemia venía urdiéndose tiempo atrás. Basta con ver el Evento 201 que se estaba celebrando a finales de verano de 2019 para comprender que aquí estaban ya todos con los cubiertos preparados para hincarle el diente a las arcas públicas en el contexto de una pandemia. Es evidente. 

Cuando existe un vacío absoluto de ética, de principios, de educación y de conciencia, pasan estas cosas. Y pasan en cualquier lugar donde se huela el poder, el dinero y sobre todo, el descontrol generalizado

No es sencillo saber quién es el corrupto y quién el corruptor, porque la red se extiende, se nutre de legisladores que hacen la ley porque hacen la trampa, y porque resulta verdaderamente complicado tener un planteamiento serio cuando se ha prostituido hasta a la propia Ciencia, que es lo que les ha servido de excusa para, presuntamente, delinquir. Por el camino, nos han encerrado en casa; nos han hecho comprar mascarillas, test, geles, que en realidad de nada servían. Nos han puesto en peligro al introducirnos inoculaciones sin ningún tipo de control ni seguridad. Han abandonado por el camino a los mayores, maltratándoles y dejándoles morir desatendidos. Han usado la palabra mágica del "por la covid" para todo. Sobre todo para tapar sus propias corruptelas y miserias más infames. 

Se han servido de los medios de propaganda, a los que también han nutrido con dinero público para taparles la boca, para que dijeran lo que tenían que decir y que así fuera posible tener a la opinión pública absolutamente engañada, adormecida y muerta de miedo. Han llegado a negar, como hiciera un conocido presentador en la televisión pública vasca, que existiera la inmunidad natural, con el fin de seguir convenciendo a la población de que tenían que someterse a inoculaciones que, ni han sido seguras ni han sido eficaces. Han dejado solas a las personas que, confiando en ellos, en esa "ciencia" que nos vendían "expertos" regados de conflictos de interés, han destrozado su salud y sus vidas.

Cuesta creer que todo esto pueda llegar a ser cierto. Pero hay que mirarlo de frente. 

Los Koldos, De Aldamas, Ábalos, y tantísimos otros, deberán ser juzgados, sin el más mínimo punto de justificación por parte de nadie. Y no solo ellos. Hay que llegar hasta el final. Porque la industria farmacéutica tiene mucho que ver en todo esto. Y la OMS. Y quienes siguen repitiendo de manera constante que hay que hacer caso de lo que se nos diga desde instancias oficiales porque esa es la única verdad y "lo demás son bulos". Esa es su herramienta para permanecer parapetados en su supuesta burbuja: los Koldos y los Bulos. 

Mientras tanto, usted y yo a pagar impuestos. Porque esta maquinaria no se engrasa sola. Mientras ellos pagan pisos, señoritas de compañía, viajes, lujos, drogas y vaya usted a saber qué más… usted no llega a fin de mes, seguramente, por intentar mantener su casa caliente en invierno; su nevera más o menos llena de lo que necesita comer; los libros de sus hijos, la gasolina de su coche, los seguros —que luego seguramente no sirvan cuando venga una desgracia por la inoperancia de aquellos—… 

Usted siga pagando. Usted siga pensando que los malos son los rojos o los azules. Siga. Acuda a hacer ver que protesta metiendo un papel en una urna cada cuatro años (o cuando le digan). Siga. Y no piense. No piense que le engañan constantemente. Que los de los Bulos son, precisamente, ellos. Así vivirá más tranquilo.