Fui el sábado a la manifestación de Som Escola y me impresionó, después de todo lo que ha pasado y con la amenaza de la ómicron, la cantidad de gente movilizada en defensa de algo tan obvio como que en las escuelas se enseñe en la lengua propia del país. Me impresionó y me sorprendió que al mismo tiempo buena parte de los manifestantes pedían la dimisión del Govern de la Generalitat por no haber sido capaz de cumplir su misión. Estoy seguro de que quería hacerlo, pero ha quedado bastante claro que no saben lo suficiente. Este es un grave problema, el de no tener interlocutores lo bastante preparados que además presumen en Madrid de su coraje y de su castellano.

En la mani había carteles que repetían el mismo eslogan, "la solución es la independencia", pero comprobé que los mismos que sostenían la pancarta eran conscientes de que la lengua está tan amenazada que no puede esperar tanto. Si tenemos que esperar a la independencia, quizás cuando llegue ya no habrá lengua. Les pasó a los irlandeses y los andorranos van por un camino parecido.

Todo hace recordar aquel eslogan del siglo pasado, "el catalán es cosa de todos", y claro está que cuando hablamos de todos hablamos de gente muy diversa. Habrá que son de derechas, otros de izquierdas, unos que quieren la independencia y otros que aman la lengua pero quieren seguir siendo españoles. Hay gente muy rara, pero el catalán sigue siendo "cosa de todos". El problema es cuando una parte del todos cambia de estrategia pensando que eso les llevará a la gloria.

Es el caso de los socialistas. También este fin de semana el PSC celebra un congreso extraordinario en el cual se ha evitado el debate de las ideas, considerando probablemente que definirse hace perder votos. Lo único que les interesaba era proclamar a Salvador Illa como nuevo primer secretario y admitir que solo les mueve el ansia de poder. El eslogan "Gobernar Catalunya. Vamos" se puede interpretar como que están dispuestos a hacer lo que sea para poder gobernar. Sin embargo, al paso que van, nunca gobernarán Catalunya o lo tendrán que hacer a tal precio que a continuación dejarán de existir.

Compitiendo en españolismo, el PSC ha perdido aquella centralidad que le aseguraba victorias suficientes para articular mayorías de gobierno. Con la nueva estrategia, la única posibilidad para gobernar del PSC en Catalunya es, en caso de que el independentismo pierda la mayoría, un gobierno con PP y Vox y como pasó en Francia y en Grecia, el PSC entraría en fase de desarticulación

Miquel Iceta es uno de los políticos catalanes más sagaces y ha sabido gestionar las ambigüedades cuando le ha convenido, pero el sábado dijo que el PSC tiene que ser "fiel a su historia", cuando las infidelidades han sido la constante de su partido y puedo decirlo porque lo he vivido en primera persona. De entrada, eran partidarios de la autodeterminación de los pueblos y desde entonces han rebajado planteamientos progresivamente. Perdieron el grupo parlamentario propio y ahora ya no es que no lo reivindiquen, es que no lo quieren. Reivindicaron el "derecho a decidir" y ahora Iceta dice que aquello era un "espejismo". Y después se vieron obligados a dar apoyo a la supresión del autogobierno con la aplicación torpe del artículo 155 de la Constitución. Y esta semana hemos visto que cuando se debate sobre la lengua, el PSC apoya a PP y Vox, no fuera que los votos se vuelvan a marchar a Ciudadanos. ¡Si Marta Mata levantara la cabeza!

Está claro que el PSC sufrió mucho cuando Ciutadans le arrebató los votos y los diputados y se erigió en primera fuerza política, pero Inés Arrimadas tampoco tuvo ninguna posibilidad de acceder al Govern ante la mayoría independentista. Después, Ciutadans, al no querer dar apoyo al PSOE, se hizo el harakiri y el PSC, por influencia de la política española, recuperó votos perdidos hasta conseguir, gracias a la división endémica de los soberanistas, ganar justito las elecciones al Parlament en número de votos. Una victoria pírrica porque tampoco sirve para gobernar. Compitiendo en españolismo, el PSC ha perdido aquella centralidad que le aseguraba victorias suficientes para articular mayorías de gobierno. Sin embargo, con la nueva estrategia, quizás el PSOE vive más tranquilo en Madrid, pero ahora la única posibilidad de gobernar para el PSC en Catalunya es, en caso de que el independentismo pierda la mayoría, un gobierno con PP y Vox. A diferencia de los independentistas, los unionistas sí que tienen claro que con las cosas importantes no se juega, así que los franquistas no tendrían inconveniente al dar apoyo al candidato del PSC para arrebatar el poder autonómico a los indepes. Ahora bien. Los que viven de la política son una cosa, pero los votantes son otra muy distinta y estoy convencido de que a los votantes socialistas les caería la cara de vergüenza y como pasó en Francia y en Grecia, el PSC entraría en fase de desarticulación. Y como eso se ve venir, tanto Miquel Iceta como Salvador Illa se postulan por la alcaldía de Barcelona, donde tienen más posibilidades que en la Generalitat de gestionar presupuesto.