Es la exclusiva periodística del siglo: conseguir que un muerto opine sobre la actualidad.
Pero para La Razón, nada es imposible, y Camilo José Cela, de quien ahora se conmemoran los 100 años de su nacimiento y traspasado hace 14 años, responde un cuestionario hecho ahora. Pero espere, que lo mejor es el sistema utilizado. Como la ouija no parece fiable, optaron por preguntarle a Marina Castaño, viuda del escritor. De manera tal que, tal y como observa en la portada del sábado, una señora viva que estuvo casada con un señor muerto contesta “Qué pensaría Cela de la España de hoy”. ¡¡¡IN-SU-PE-RA-BLE!!!
Ah, por cierto, pequeño detallito sobre el gran valor de las respuestas que nos aporta: esta señora será juzgada pronto por un presunto delito de malversación de dinero público porque, según el auto del juez, “existen indicios de que, ejerciendo el cargo de presidenta de la Fundación Camilo José Cela, usó dinero público para usos diferentes para los cuales fue concedido, cosa que la hace responsable de la posible comisión de un delito”. O sea, nadie como ella para interpretar lo que diría Cela y que La Razón convierte en el formato denominado “El Nobel le dice a su viuda”.
Como la entrevista está publicada y la adjunto aquí debajo para que la saboree, no me entretendré mucho en el contenido. Sólo le destaco algunos momentos delirantes: 1/ cuando supone cuál fue el día más feliz de su vida, 2/ cuando imagina la opinión de Cela sobre la actual relación entre Vargas Llosa e Isabel Preysler, 3/ cuando le preguntan sobre la fidelidad y le hace decir: “Mire, joven, yo nunca he sido fiel ni tampoco lo he intentado. Las mujeres siempre me han gustado más que el pan frito”, 4/ cuando Castaño le hace decir al pobre muerto que ella ha sufrido mucho, 5/ cuando ella supone la opinión de él sobre la biografía escrita por su íntimo amigo Umbral una vez muerto el Nobel, 6/ cuando aventura qué producto querría anunciar y 7/ cuando concluye que no concursaría en ningún reality (una cuestión en la que no sé si me fascina más la respuesta o la pregunta).
Por lo tanto, ya lo sabe, con un poquito de suerte, 12 años después de muerto, quizás alguien decide que sabe lo que usted piensa sobre la vida en ese momento y va y lo explica.
Con aquella alegría...