Como muy bien destacó de ella recientemente el subdirector d'El matí de Catalunya Ràdio, Albert Mercadé, Mònica era —y es— "tierna con los débiles y dura con los poderosos". En la vida y en el periodismo. Y eso, chicos, los primeros lo agradecen y los segundos no lo entienden. Con los primeros construyes sociedades justas y libres y con los segundos los engranajes de las sociedades chirrían. "Estoy convencida de que la dirección de Catalunya Ràdio encontrará otra ingeniera o ingeniero que haga funcionar este maravilloso motor como ellos quieren", dijo. Y a mí este 'como ellos quieren' me revolvió los hígados nada más oírlo, todavía con la legaña colgando y desde la cama. Y me vino a la cabeza Pep Guardiola, buen amigo suyo, y su adiós como jugador del Barça. En aquel momento pensé: para que él, que ama el club como nadie, tenga que marcharse así... y lo hizo con elegancia y diciendo sin decir. Como Mònica. Para que ella, que ama el periodismo y los medios públicos como nadie, tenga que marcharse así...
La Terribas, como se la suele conocer —como se conoce a las grandes, con el artículo determinado en frente: la Sardà, la Lizarán, Terribas— también es doctora en filosofía, cosa que quizás mucha gente no sepa pero que explica su inherente curiosidad y estima por la vida, por las ideas, para escuchar y aprender. No en balde creó una de las mejores secciones que nunca se han hecho en radio: El racó de pensar, un oasis para el cerebro, con los grandes Xavier Antich y David Fernàndez. Y quizás también por eso sabe como nadie que la cultura forja espíritus y nos hace críticos y nos ayuda a pensar y a ser felices y por eso la imprescindible Marta Vives la hacía siempre presente a lo largo de toda la mañana de programa.
Para que ella, que ama el periodismo y los medios públicos como nadie, tenga que marcharse así...
La Terribas, siempre ha buscado dar voz a todo el mundo, con una mirada especial para los que histórica y socialmente suelen estar más olvidados. Y así fue como, un día de hace unos cuantos años, confió en mí para participar en las tertulias, aunque no me he considerado nunca tertuliana. Yo, simplemente, opinaba y lo hacía con la mirada del sur (que también es medio), con la esencia de la tierra del río, con la cultura en el corazón, con el activismo en el puño. Lo hacía como mujer, con nuestro hablar y con nuestra manera de disfrutar y ver el mundo e intentando trabajarme un criterio digno de la radio del país. Y también trataba de hacerlo con respeto, cosa que no siempre te da puntos en este mundo tan feroz de las audiencias y las disputas polémicas. Fui yo como habría podido ser cualquier otra persona. Ella hizo que el Ebro estuviera presente y se le oyera y siempre se lo tendremos que agradecer. Puede decir que era su obligación y que no hacen falta agradecimientos pero no para ser más profesional la tenemos que valorar menos. Al contrario.
Recuerdo el viaje de ida y vuelta a Sueca, conduciendo ella, para hacer un programa especial sobre Joan Fuster o aquel café en Barcelona que tenía que ser de veinte minutos y que duró más de dos horas porque la conversación se lo valía y las amistades están para eso. También recuerdo que estábamos sentadas en el estudio codo con codo cuando un numeroso grupo de ultras atacó Catalunya Ràdio, de noche. Era el día que el Parlament proclamó la República Catalana, en octubre de 2017. Tuvimos que acabar la tertulia en seco. Con la mirada nos lo dijimos todo (sus ojos siempre han hablado solos). Algún compañero de mesa y yo estuvimos a tiempo de salir a toda prisa por la puerta principal mientras los energúmenos fascistas gritaban y corrían hacia el cristal para golpearlo. Ella, serena (y preocupada, claro está), se marchó hacia el piso de arriba, donde se tuvo que refugiar durante horas. Al día siguiente, volvió al trabajo como si nada. Bon dia, desperta Catalunya, són les sis. Som (pequeña pausa) El matí de Catalunya Ràdio. Y a seguir informando el país con criterio, rigor, sensibilidad. Así es ella, íntegra, firme, tierna, comprometida. Libre.
Recuerdo que estábamos sentadas codo con codo cuando un grupo de ultras atacó Catalunya Ràdio, de noche. Tuvimos que acabar la tertulia en seco
Ella, con raíces de la Segarra por parte de madre, en varias ocasiones ha dicho que la memoria de los paisajes siempre te ayuda a salir adelante cuando el día a día te hace enloquecer. Su querido campanario de Malgrat de Sió seguro que ahora estará contento de poder saludarla más a menudo. No me hace falta hablarle con frecuencia para saber que está y ella no necesita verme cada dos por tres para saber que cerca del Ebro siempre se me encontrará. La amistad forjada se ha hecho grande y sabe caminar sola. Añoraré llevarte (llevaros) mandarinas y pastelitos de Tortosa, ya sabes, un poco de golosinería para endulzar la realidad, que a veces se empeña en ser agria. Sí, ya sé que te gustan más bien poco los elogios en público y que te consideras una más y quizás sí tengas razón, vete a saber, pero yo te lo tenía que decir y escribir. Gracias por todo, amiga. Ahora, que no nos dejan abrazar, deseo que este artículo te sirva de abrazo. Vida a la vida, Mònica.