Hoy no podemos alegrarnos. Es de aquellos días que te levantas y piensas que ojalá no lo hubieras vaticinado. Perder el Grupo parlamentario en el Congreso es uno de aquellos hechos que te hacen pensar en mayúsculas. No se trata sólo de las consecuencias económicas. Ni de la pérdida de presencia política en todas las comisiones parlamentarias, como de hecho, será. Ni tampoco se trata en exclusiva del reparto de los tiempos de intervención pública en los debates parlamentarios, como ocurrirá. Se trata, sobre todo, de admitir que hoy asistimos a la constatación de la pérdida de espacio político del partido.
¿Sin embargo, de qué partido hablamos? Ahora que ya somos un partido nuevo, con energía renovada y dirección nueva, se hace especialmente necesario dejar claro que la concatenación de acontecimientos en el Congreso en las últimas semanas no ha sido a instancias del nuevo PDC. Parece más bien que fueron decisiones unilaterales de alguien del equipo en Madrid. Está claro que No fueron decisiones de los nuevos integrantes de la dirección del PDC. De hecho, este nuevo equipo está ahora preparando las estrategias territoriales del PDC, que están a medio completar. Por eso, cuando las propias predicciones se cumplen, se impone la cruda realidad y ésta exige un análisis claro que podríamos resumir en los siguientes puntos:
La negociación promovida por Homs en la Mesa del Congreso, sin haber consultado a nadie de la recién estrenada dirección del PDC, no ha dado los frutos esperados
PRIMERA.- El tiempo nos acabará de confirmar si el apoyo de CDC a la Mesa del Congreso presidida por el PP, tuvo alguna clase de contraprestación. Sin embargo, hoy por hoy, lo que es incontestable es que el resultado de la eventual negociación promovida por Homs, no ha dado los frutos esperados por las bases del partido. Eso y la mala gestión explicativa de las razones para el apoyo a aquella Mesa, no tienen mucho que ver con la transparencia que todos los miembros del nuevo partido queremos. Decir que el voto es secreto en uno de los momentos más determinantes de la historia del partido es inexplicable. El mandato representativo no puede ser excesivo como hizo Homs ante todos los medios de comunicación y sin haber consultado a nadie de la recién estrenada dirección del PDC.
SEGUNDA.- ¿A quién hay que responsabilizar? Recordemos que Homs se presenta a las elecciones del 26-J como Convergència Democràtica de Catalunya. Lo hace en un contexto de inmediata desaparición del viejo partido y sin saber todavía cuál sería la nueva organización resultante. Pero ahora sabe perfectamente quiénes son los dirigentes. Y cómo tienen que empezar a caminar. Por eso puede resultar tentador volver a sacudirse las responsabilidades en las siglas antiguas. Demasiadas veces se ha hecho injustamente. Y dirán alguna cosa parecida a: "No vendrá de una acción desacertada más"... Ahora bien, eso no tiene que tranquilizar al nuevo equipo. Se construya como se construya un relato mal diseñado de inicio, no hará cambiar los hechos. Una parte importante del catalanismo político deja de tener grupo parlamentario en las Cortes, y eso pasa por primera vez desde la reinstauración de la democracia en el Estado español. Poca broma. Pues este escenario nos tiene que entristecer. A todos, seguro. Pero a los catalanes centristas mucho más. Pues la pérdida del Grupo es lo mismo que decir que pasamos a ser una fuerza testimonial. Un sinónimo.
TERCERA.- El PDC nacido hace pocos días no está acabado. Es decir, está a medio hacer. Faltan todavía importantes decisiones de cariz territorial por parte de las nuevas bases. En este contexto, hace falta ser prudente y ver que muchas personas que ahora ya no están, no influirán y que otros que se postulan, pueden representar algunas oportunidades. El nuevo equipo de dirección tendrá que empezar a tomar decisiones. Algunas de ellas atrevidas y nada fáciles. Si quiere dejar claro su nuevo estilo de liderazgo y manera de entender la política que tiene que conectar con la gente, tendrá que tomar decisiones. La transparencia y la democracia radicales son fundamentales en el contexto de la "nueva política" (mejor, "buena" que "nueva"). Y eso equivale a dejar meridianamente claro dónde está el centro de las decisiones del nuevo partido. Todo ello impidiendo comportamientos unilaterales sin ratificación, pues eso está más relacionados con prácticas de dudosa admisibilidad en la actual política de partidos.
CUARTA.- A pesar de todo y por encima del hecho grave de no disponer de Grupo Parlamentario, hay una última posibilidad de influencia política en Madrid. Son los 8 escaños de CDC en el debate de investidura. Rajoy puede necesitar estos votos para ser investido. Por eso, se hace especialmente importante recordar que en nuestra historia son frecuentes los episodios de conversación directa entre el personaje a investir en Madrid y el President de la Generalitat de Catalunya, prescindiendo del jefe de filas en las Cortes. No creo que esta dimensión tenga que ser despreciada. Al contrario. Será interesante ver si se produce y cómo se produce. Pues puede ser de manera directa o mediante personas interpuestas (emisarias).
En esta ocasión, si realmente hacen falta los 8 votos de CDC, a cada lado de la mesa puede haber dos mujeres. Una por cada partido.
Es fácil imaginar que la nueva dirección del PDC ya esté viendo que no puede dejar en manos de Homs estas decisiones
En definitiva, de cómo se configure a partir de ahora la tensa relación institucional Catalunya y España, dependen muchas cosas. Si se hace de gobierno a gobierno o si se hace de partido a partido, tendrá más efectividad. Incluso es fácil imaginar que para escribir nuevos episodios en esta historia, la nueva dirección del PDC ya esté viendo que no puede dejar en manos de Homs estas decisiones. Las consecuencias de todo podrían ser determinantes para el nuevo partido. Y por eso la generosidad de cada miembro es directamente proporcional a las posibilidades de elevarse del nuevo PDC.
QUINTA.- El Govern de Catalunya vivirá en septiembre un momento decisivo. Aunque no es ninguna novedad, habrá que prestar atención a las advertencias de cariz jurisdiccional, pues si se incrementan a medida que se aproxime la fecha de la cuestión de confianza, el ambiente de secuestro institucional también aumentará. La cuestión de fondo será saber si las prestaciones (debate de investidura) o las contraprestaciones (imputaciones presidenciales en Catalunya) obligarán a abrir conversaciones con Madrid y si éstas tendrán que depender de los compañeros de ERC. Con todo respeto y comprensión por los compañeros de la otra fuerza del Sí, lo más importante es reivindicar que el PDC mantenga las conversaciones directamente. No que las mantenga quien desde CDC no lo ha conseguido.
Ante esta cuestión, la nueva dirección del PDC no tendría que despistarse. Los apoyos a personas concretas no tienen que estar por encima de las necesidades colectivas que tenemos y, menos todavía, los apoyos individuales no tienen que nublar las razones que nos asisten para tomar las mejores decisiones en cada momento.
Sílvia Requena fue candidata en las primarias de CDC para encabezar la lista al Congreso