Como hoy la cosa va de religión y últimamente este tema genera encendidos debates no siempre calmaditos, unas cuantas previas.
"Con los musulmanes no se atreven". Esta expresión tiene una respuesta explicativa cultural y una vital. La cultural es simple: hacer humor o buscar la provocación con el islam, simplemente no tiene sentido. Es como si yo ahora empiezo a hacer chistes sobre el Manchester United. Sí, pueden hacer mucha gracia, pero no tendrían sentido. El Manchester United es un equipo de fútbol, un deporte que aquí tiene millones de seguidores, pero no pertenece a nuestra cultura futbolística. En cambio si hago chistes sobre el Barça, el Español y el Real Madrid, la cosa cambia. ¿Por qué? Estos equipos sí que forman parte de "nuestra religión". Y la vital es clara: escuche, yo no soy ningún héroe. Soy un pobre autónomo que factura lo que puede, básicamente para poder pagar a Hacienda y al gestor. Si me puedo ahorrar que me maten unos chalados que usan la religión para justificar las acciones que hacen porque están chalados, no porque sean creyentes, no dude de que lo haré. Y en todo caso, todos estos que dicen "Ja, ja, ja, tienen miedo. Son unos cobardes", pues mire, vayan pasando, ustedes que son tan valientes. Que es muy fácil enviar los otros a hacer el desembarco de Normandía...
Nuestra sociedad ha sido impregnada durante años de una religión omnipresente impuesta a base de miedo. Mucha gente no ha practicado el cristianismo católico de una forma natural sino porque se lo han hecho tragar a la fuerza. El franquismo, a través de muchas escuelas de hermanos, marcó a fuego varias generaciones con una variante bestia de la religión elaborada a base de represión, oscuridad, terror y amenazas. Eso no excusa ni justifica algunas reacciones fuera de lugar, pero las explica.
Sí, porque cierta izquierda ha aprovechado esta iglesia tenebrosa y muchas veces tan sucia que ha destrozado vidas, para dedicarse a las provocaciones baratitas. ¿Cómo tocamos las narices al roucovarelismo? Sacamos una cruz, gritamos "caca, culo y pis" y, venga, ¡vayan pasando que al fondo hay sitio! Bufff, qué pereza!!! Y, ¿cuál ha sido la respuesta de cierta derecha para cohesionar a los suyos? Practicar una respuesta que era de todo menos caridad cristiana.
Dicho esto, vamos a la cosa. Un señor que se llama Abel Azcona ha presentado una exposición con una obra que son 242 hostias (dudo que consagradas porque me temo que ningún mosén ha procedido a bendecirlas) formando la palabra "pederastia". Reacción de José María Gil Tamayo, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE): "meterse con las convicciones religiosas de las personas no puede salir gratis. Si estos actos son delictivos y atentan contra los derechos fundamentales de las personas, entre los que entran las convicciones religiosas, tienen una responsabilidad".
Bien, pues si la jerarquía cree que las convicciones se tienen que resolver en un juzgado, adelante. Ahora bien, creo que puestos a visitar salas de vistas, sería mejor que la CEE aprovechara el viaje para, en vez de denunciar gente que provoca con la palabra pederastia, empezar a denunciar curas que han practicado la palabra pederastia en niños y jóvenes que fueron dejados bajo su responsabilidad para ser educados. El gobierno de los obispos tendría que ser el máximo interesado en hacer limpieza interna, aunque fuera para salvar la cada vez más escasa incidencia moral que tienen en la sociedad gracias al descrédito acumulado después de años y años.
Por pura supervivencia, la religión oficial tiene que encabezar la asunción de responsabilidades. Si no, cada vez (todavía) más gente rezará en casa y no en la iglesia y llevará a sus hijos a una escuela donde le garanticen que no abusarán sexualmente de sus hijos.
Ah, y ojo con la frase esta de "meterse con las convicciones religiosas de las personas no puede salir gratis". Ojo porque leída según cómo y por según quién, puede estar justificando el 11-M, Charlie Hebdo o Bataclan.