Esta semana el grupo parlamentario de Ciudadanos ha registrado en el Congreso de los Diputados una proposición de ley de lucha contra la precariedad laboral. El partido naranja presenta esta propuesta más con el ánimo de crear ambiente y poner en la agenda sus intenciones que para que tenga garantías de poder pasar el trámite parlamentario.
Hace tiempo que los de Albert Rivera utilizan los eufemismos. Cuando afirman que quieren acabar con la precariedad laboral, lo que intentan claramente es generalizarla. La proposición presentada esta semana se estructura en tres ejes: contrato único, la conocida mochila austríaca y lo que llaman "bonus de estabilidad empresarial".
¿Qué lleva a Ciudadanos a hacer esta propuesta? Ya hace mucho tiempo que van segmentando a los trabajadores entre lo que ellos nombran "privilegiados", que son aquellos que tienen un contrato fijo con determinadas garantías en el despido disminuidas (20 días para el procedente y 33 para el improcedente) y los que no lo son, o sea, los temporales (con despidos de los 12 a los 33 días). Ahora, la propuesta de los de Albert Rivera quiere unificar los contratos en una única modalidad con despido de 20 días. Lisa y llanamente: el contrato único elimina la causalidad en la contratación y deja el despido al libre arbitrio del empresario. Cuándo y cómo se quiera. Por lo tanto, se puede decir que es un contrato único "indefinido". Con esta trampa lo que se quiere es obviar la tutela judicial efectiva recogida en la Constitución y diferentes convenios del OIT, ya que no habrá posibilidad de recurrir. Además, esta propuesta será ineficaz para acabar con la dualidad del mercado de trabajo, sencillamente es un llamamiento a generalizar la precariedad, y no protege al trabajador, sino a los empresarios.
Con estas credenciales y sus propuestas laborales, los naranjas se alinean con la derecha más liberal de Europa
Ciudadanos hace trampas. Quieren universalizar la precariedad e individualizar derechos. Nuestro mercado de trabajo tiene problemas. Muy cierto. Y el problema se encuentra en aquellos que no cumplen la ley y en los que cumplen escrupulosamente la reforma laboral. Y en sus cómplices, que por acción o por omisión no persiguen el fraude en la contratación. La contratación temporal, por temas puntuales y puntas de producción en aspectos coyunturales de la empresa. En un entorno como el nuestro, muy dependiente de las puntas como la temporada turística o la campaña de Navidad, tenemos los contratos fijos discontinuos que aseguran estabilidad al trabajador y trabajadora. En este contexto, hace falta desenmascarar toda la contratación hecha en fraude de ley y no premiar con un contrato único, hecho a medida para aquellos que vulneran sistemáticamente la legislación vigente.
La propuesta presentada en el Congreso propone también la "mochila austríaca" y lo que se busca es individualizar los derechos. A partir de ahora, la indemnización será propia y el trabajador se la llevará de empresa en empresa y será él quien decidirá cuándo y cómo se utiliza. En el fondo, la propuesta busca que sea el mismo trabajador quien se pague la protección social, bajando las aportaciones patronales.
Y finalmente se pide que a los empresarios que contraten trabajadores fijos se les rebajará las aportaciones a la Seguridad Social. Hace tiempo que la caja se va vaciando. Pero se siguen pagando subvenciones y bonificaciones a los empresarios. Contratos que está demostrado que igualmente se harían. O sea, que detrás del eufemismo "bonus para la estabilidad de los empresarios", hay una ayuda encubierta.
Dicen que Ciudadanos es el partido nacido entorno del Ibex-35. Lo desconozco. Presumen de no ser de derechas ni de izquierdas. Pero con estas credenciales y sus propuestas laborales, los naranjas se alinean con la derecha más liberal de Europa. Ni el PP podría haber imaginado una segunda parte de su reforma laboral tan perversa. Su puesta en marcha haría saltar por los aires los pocos derechos que nos quedan a las personas trabajadoras, y acabaría por desvalijar a la caja de la seguridad social. El problema radica en el intento de hacer de las intenciones una falacia. Que nadie se lo crea: no lo hacen por los trabajadores y trabajadoras. Lo hacen por su propio interés, por tener un mercado de trabajo desprotegido y al servicio completo de los empresarios. Que no nos pongan a nosotros como excusa.