Es un debate recurrente, la serpiente de verano en versión precampaña electoral. La lista más votada a la carta que ha planteado Alberto Núñez Feijóo se ha ido corrigiendo y rectificando como hizo Alfonso Fernández-Mañueco con el protocolo fantasma antiabortista de Castilla y León. De las generales, ha pasado a las autonómicas, hasta quedarse en las municipales. Es un debate recurrente, antes lo hizo Rajoy en 2016 e incluso el PSOE en 2019. Si mandara hoy la lista más votada, la gobernabilidad sería otra en medio país. Y casi ninguna respondería a la representatividad y al sistema parlamentario basado en acuerdos de gobierno.
Las dos mayorías que sostienen a Feijóo, la absoluta de Andalucía y la mayoría de Madrid, no se habrían consolidado. La tercera y más tóxica, en Castilla y León, la consiguió con Vox frente al candidato socialista, Luis Tudanca. Ayuso sacó el peor resultado del PP en la comunidad en sus primeras elecciones —hoy todavía gobernaría Ángel Gabilondo— y Susana Díaz ganó a Juanma Moreno. El “pacto entre perdedores” a los que se llega en “despachos cerrados”, como han calificado desde el PP, encuentra su mejor ejemplo en el primer gobierno andaluz y la foto de las tres derechas con un folio de los acuerdos que no se hizo público.
Feijóo también lo anunció en Galicia, pero nunca la aplicó cuando tuvo oportunidad. En Ourense, ganó el PSOE, pero el expresidente gallego colocó al tercero en liza, Gonzalo Pérez Jacome. En el pacto de reparto nacional del PP con Ciudadanos llegaron a acuerdos como el de Palencia, donde mantienen un acuerdo con Cs y Vox en el que hicieron alcalde al candidato Ciudadanos con 3 concejales, mientras el PP tiene 9 y el apoyo de un concejal de Vox. Con la lista más votada, el PP habría perdido Madrid, Zaragoza y Murcia. Además, de manera natural ya gobierna la lista más votada en 3 de cada 4 municipios.
Sin mayorías de gobierno, sin bloques de investidura, la consecuencia es la inestabilidad y un desgobierno abocado en demasiadas ocasiones a mociones de censura
Como las contradicciones del pasado no importan y la propuesta es a futuro, Feijóo se ha encontrado con las resistencias internas de sus candidatos pidiéndole recoger cuerda de cara a las autonómicas. Ximo Puig podría ser el más votado y aun así el PP tendría opciones con Vox dependiendo del resultado. ¿Emiliano García-Page va a ser el más votado? Seguro, según todas las encuestas. Con la reforma de la ley electoral manchega de María Dolores de Cospedal, no estaría todo dicho. Lo mismo en Extremadura, según el CIS.
Ningún dirigente popular ha apoyado al presidente del PP. Y ninguno ha criticado a Isabel Díaz Ayuso por desmarcarse. Una hora antes de que Feijóo presentara el Plan de Calidad Institucional en Cádiz, la presidenta de Madrid se ha bajado de la propuesta públicamente. La presidenta de Madrid quiere reforzar su poder autonómico en el cinturón rojo controlado bien por el PSOE, bien por los socialistas y las marcas de izquierdas. Moreno Bonilla también quiere recuperar alcaldías en Andalucía. ¿Qué garantía tiene sin el consenso de sus propios candidatos? Ninguna.
La propuesta a beneficio propio del PP cabría en una reforma de la ley electoral. Un debate con demasiado calado para plantearlo con el rechazo interno, Vox incluido, a cuatro meses de las elecciones. La baza de gobernabilidad de Feijóo es parte del plan de “calidad institucional”. Sin embargo, generaría una inestabilidad en los ayuntamientos que hoy no tienen y limitaría el poder de los plenos municipales sin necesidad de buscar acuerdos. Por no hablar del marco desde donde lo plantea: un Pedro Sánchez iliberal que gobierna con mayorías ilegítimas, cuando no hay nada más iliberal que cuestionar las mayorías de gobierno elegidas por las urnas.
De momento, la lista más votada es un cuerpo extraño en nuestro sistema electoral. Cuando los ciudadanos votan fragmentariamente, la lectura es un mandato de acuerdos o diálogo; cuando han querido mayorías absolutas, las han votado. Hoy, la lista más votada son mayorías artificiales que después se enfrentan al sistema parlamentario. Y una vez investido, llega la realidad: con quién gobiernas, cómo sacas las leyes o las ordenanzas. Sin mayorías de gobierno, sin bloques de investidura, la consecuencia es la inestabilidad y un desgobierno abocado en demasiadas ocasiones a mociones de censura.
Las elecciones municipales son en todas las comunidades, es uno de los principales contadores de quién gana y quién pierde en número de votos. Uno de los principales parámetros indicativos de cómo va la carrera hacia las generales. Es muy probable que la propuesta no llegue viva a mayo. Por lo pronto, que Feijóo recurra de nuevo a la lista más votada es una muestra más de que sus encuestas internas no le dan una victoria para gobernar ni siquiera pactando con Vox.