¿Dónde habría llegado, políticamente hablando, Joaquín Leguina de no haber existido este artefacto extraño denominado Comunidad de Madrid? ¿Y, Juan Carlos Rodríguez Ibarra sin la autonomía extremeña? ¿Y Pepito Bono sin Castilla-La Mancha?
En el primer caso, a no mucho. En sus buenas épocas pasaba por ser un "renovador" enfrentado al todopoderoso guerrismo, por lo tanto sin la proyección y la púrpura de ser un expresidente autonómico, como mucho habría sido un diputado raso más de la mayoría absoluta felipista, de aquellos que se sientan en las últimas filas de la punta. En el segundo caso, sin los 24 años de presidente de Extremadura, Ibarra no habría tenido la misma fuerza interna. Y, naturalmente, sin baronía propia no habría sido barón socialista "nacional". ¿Y de Pepito Bono, qué podemos decir? El solista de los tres tenores, banda (musical) que completaban el mencionado Ibarra y Manuel Chaves, convirtió Toledo en su estado federal del voto cautivo que fué usado como trampolín para acabar siendo Presidente del Congreso, o sea, la tercera autoridad española.
Tres ejemplos de barones del PSOE que lo son a pesar de renegar del sistema que los convirtió en barones. Ironías de la vida, los tres, aparte de profesionales de la demagogia, eran (y son) unos jacobinos de mil pares de narices y eso de las autonomías, pues mire, como que no mucho, ¿verdad? Sin embargo, cuando vieron que la España de las 17 era generosa con quien ni tan sólo se había planteado nunca ser una autonomía y que eso les permitía administrar un presupuesto, repartir cargos, crear puestos de trabajo públicos (que fueron ocupados por los más capacitados, sí) y construirse un espacio propio de poder gestionado como su cortijo particular, vieron la luz en bloque. Y ya no la dejaron escapar.
Ninguno de ellos se ha creído nunca el estado autonómico, pero ninguno de ellos ha renunciado a los beneficios que les ha reportado. Y ahora pretenden tutelar al PSOE, un partido que ya sólo los representa en dos de sus letras: la P de partido y la E de español. Cuando les preguntan por las otras dos, la respuesta es: "por Socialista y por Obrero ni nos viene ni nos ha venido nunca nada".