Aamer Anwar ha dicho en la radio que si el gobierno de Londres hubiera hecho en Escocia lo que el gobierno de Madrid ha hecho en Catalunya, la Unión Europea se habría alzado contra Gran Bretaña. En la misma entrevista el abogado defensor de Clara Ponsatí también ha explicado que su compromiso con los derechos nacionales de Catalunya se remonta a una promesa que le hizo a Anna Arqué.
Me gusta que el rector de la Universidad de Glasgow recuerde la cantidad de trabajo que Arqué ha hecho en el ámbito internacional. Me gusta ver cómo Anwar destruye, de manera inocente o intencionada, los puentes que el gobierno de Vichy presidido por Quim Torra intenta construir con el gobierno de Madrid. Como ya escribí hace unos meses, cuando Puigdemont se largó, después de sembrar el caos, la esperanza vendrá de fuera.
Evidentemente, si Londres hubiera utilizado a la policía para intentar evitar un referéndum en Escocia y después hubiera perseguido a sus representantes políticos por toda Europa el descalabro habría sido de película. Las empresas no habrían amenazado con marcharse de Edimburgo, sino de la City de Londres. Braveheart se habría vuelto a poner de moda, todo el mundo hablaría de la serie Outlander, y el Brexit habría quedado en un triste segundo término.
Lo que Anwar no dice, no sé si por prudencia o por ignorancia, es que los políticos escoceses nunca han actuado con la mezquindad de los políticos catalanes. Lo que no dice el abogado de Clara Ponsatí es que los principales enemigos del derecho a la autodeterminación han sido los partidos independentistas. Si en plena fiebre del 9-N, Anwar hubiera hablado en los términos que lo hace hoy para defender a Clara Ponsatí, incluso la exconsejera de Enseñanza lo habría considerado a medio loco.
Europa no movió un dedo para ayudar a Catalunya porque todos los gobiernos y todos los servicios secretos del mundo sabían desde hacía tiempo que los políticos catalanes utilizaban el referéndum para negociar con el Estado. Es difícil ganar un referéndum que no quieres celebrar, y todavía es más difícil implementarlo. No puedes pretender que te pueden tomar seriamente si, después de quemar una ocasión como la del 9-N, tú mismo eliminas la sindicatura electoral y haces declaraciones como las de Mas poco antes del 1 de octubre.
Basta con escuchar la entrevista que le han hecho a Anwar y comparar su discurso con la gesticulación del presidente Torra ante nuestras prisiones para ver que la Generalitat está llena de aspirantes a Petain y a Laval. Curzio Malaparte describe muy bien en sus libros los esfuerzos que los nazis hacían para convertir a los judíos en cómplices necesarios de su propia destrucción. De manera bastante más inteligente y, desde ya hace años, sin necesidad de matar a nadie, los españoles hacen lo mismo.
Espero que, con la ayuda de abogados como Anwar, podamos sacar a nuestros políticos de la prisión muy pronto. Pero también espero que el grueso del pueblo catalán no olvide nunca que, en muy buena parte, nuestros políticos han acabado en la prisión porque ellos mismos fueron los primeros que no creyeron en el derecho a la autodeterminación. Como dice Anwar, el gobierno español se comporta con Catalunya como una banda de terroristas, y como él mismo recuerda y todo el mundo sabe, con los terroristas no se negocia.