Nuevamente la lengua genera debate político. Ahora el origen ha sido un manifiesto redactado por el grupo Koiné donde defienden que en una Catalunya independiente la única lengua oficial sea el catalán.
Hacía días que se hablaba del tema en algunos medios, pero este miércoles ha entrado a la polémica por la puerta grande gracias a la intervención de Lluís Rabell durante la sesión de control al president de la Generalitat celebrada en el Parlament.
Rabell ha dicho que el manifiesto “pone en cuestión elementos fundamentales de la convivencia en este país que han tenido fuerza y han dado cohesión en las últimas décadas”, que a su grupo le preocupa “que algunas significadas personalidades de la mayoría parlamentaria que le da apoyo han firmado este manifiesto” y, la frase que ha provocado más revuelo: “es la primera vez, o por primera vez, de una manera significativa, que dentro del campo soberanista aparece una posición racista –y peso mis palabras: racista, eh?–, fundamentalista cultural, que de alguna manera es el reflejo invertido de las muchas presiones que está recibiendo la lengua catalana justamente por parte de aquellos que la quieren socavar como lengua vehicular y de cohesión social por parte de la derecha española. Un reflejo invertido. Un manifiesto, y gente que se permite hablar de la inmigración como elementos, como se dice?, como elementos... (y aquí le ha apuntado la diputada de Ciudadanos Sonia Sierra)... exacto, colonizadores involuntarios del franquismo, cuando esta gente ha sido decisiva en la conquista de las libertades democráticas de este país, y de esta gente tiene que salir la cohesión lingüística y la cohesión social de este país”.
Bien, pues hablemos del famoso manifiesto.
Pero antes, recomiendo mucho leerlo. Por lo tanto, aquí tiene el enlace.
Y recomiendo mucho leerlo porque no es presentable salir a según qué tribunas expresando interpretaciones leídas en algunos titulares. La crítica es fundamental, pero tiene que estar basada en realidades y no en prejuicios de otros.
Dicho esto:
1/ También estaría bien que, cuando un medio publica una lista de firmantes, la lista sea correcta. En alguna portada han aparecido nombres de personas firmantes del manifiesto que no lo han firmado.
2/ Hay medios que en portada han hecho titulares interpretativos del texto que no tenían nada que ver con el texto de la noticia publicado en las páginas interiores. Es el problema de escribir cosas en BCN y hacer el titular en Madrid, una práctica que deja con el culo al aire a periodistas que intentan hacer su trabajo de la manera más honrada posible.
3/ ¿Es trabajo de los medios de comunicación intentar hacer campañas políticas con cuestiones de lengua?
4/ ¿Hay que convertir en un debate político un manifiesto que plantea un debate lingüístico que tendrían que hacer los lingüistas?
5/ El texto es muy mejorable desde el punto de vista comunicativo. Los lingüistas saben mucho de lengua, pero no del uso mediático de las cuestiones relacionadas con la lengua ni del tono, del redactado y la oportunidad de publicar según qué.
... y 6/ Yo no soy lingüista, por lo tanto no cometeré el error de debatir sobre un tema sobre el cual no tengo ni idea. ¿Tiene que ser el catalán la única lengua oficial de la futura Catalunya? Si hablamos en términos estrictamente lingüístico, ni idea, oiga.
Ahora bien, más allá del tema científico hay una realidad. La lengua propia de Catalunya es el catalán (considerando Catalunya como una entidad nacional que tiene conciencia como tal a partir de un momento dado y en un contexto político y social. Y lo digo porque estos días hay quien ha dicho que la lengua propia de Catalunya es la que hablaban los íberos. Sí, o el cromañoenses...). El castellano es la lengua materna de muchos catalanes. En una sociedad con dos lenguas mayoritarias, y donde una de ellas está entre las tres más potentes del mundo, no hay color sobre a cuál hay que dedicar más esfuerzos y por eso la inmersión en las escuelas es fundamental e irrenunciable.
O sea, hemos quedado en que no tengo ni idea de si en la hipotética Catalunya independiente tiene que haber un bilingüismo oficial o no, pero lo que si que está claro es que convivirán el catalán y el castellano. Como han hecho hasta ahora. Y cómo lo seguirán haciendo. Sin ningún problema. Y convertir un debate lingüístico en un debate político en según qué portadas y en el Parlament, es indecente. Y lo repito: IN-DE-CENTE.
Porque, oiga, es que en este pequeño país nos conocemos todos (y todas). Y sobre todo no nos mamamos el dedito.