La primera de nuestras políticas es la andaluza Inés Arrimadas (Jerez de la Frontera, 1981). Después de la debacle sin paliativos de Ciudadanos el pasado 14-F, algo en su interior la empuja a actuar. De ganar espectacularmente en Catalunya, a penúltimos de la fila. Siente que ella es culpable de lo que ha sucedido, al menos en parte. Decide, pues, mover ficha. Como Eva, se deja seducir por la serpiente, el PSOE, que le brinda un poco de poder en Murcia. Pedro Sánchez es la serpiente locuaz y de piel reluciente, y le da toda clase de garantías. Se aliará con el PSOE y romperá los pactos con el PP. En realidad, se repite, sólo es Murcia, una guerra local, y la ayudará a desmarcarse del PP, de Vox, de la foto de la plaza Colón. A seguir corrigiendo el rumbo impuesto por Rivera, que llegó a creer, en su espiral ególatra, que su destino era La Moncloa. Desafió a los dioses del dinero, convencido de que él no había venido al mundo para ayudar a hacer gobiernos, ahora del PSOE ahora del PP, sino para ganar, para reinar. Cuando ve cómo brillan los ojos de Inés, cuando se da cuenta de que cogerá la manzana, Iván Redondo, repantigado en una butaca negra, se frota parsimoniosamente las manos y mira hacia el infinito.
Isabel Díaz Ayuso es la segunda mujer de esta historia. Madrileña de 42 años, tres más que Arrimadas. Antes del verano ya había querido adelantar las elecciones. Al final, sin embargo, renunció a ello. Igual que Inés, quiere corregir el rumbo de su partido. Quiere un golpe de timón hacia la derecha. Hace tiempo que ella y su hombre de confianza, Miguel Ángel Rodríguez, temen que algo puede pasar en Murcia, y están preparados. Si Arrimadas ataca en Murcia, ellos responderán bombardeando Ciudadanos, pero no solamente en Murcia. Lanzarán la bomba sobre Hiroshima y acabarán con Inés y hundirán para siempre el barco de Ciudadanos, que tiene el casco irremediablemente estropeado. Convencen a Pablo Casado de que hay que hacerlo. Porque ya basta. El presidente del PP acaba concediendo su permiso. Inés provoca el terremoto en Murcia y, efectivamente, Isabel responde con el tsunami que tiene que enviar al carajo a Inés y a su menguada, atemorizada y mortalmente enfrentada tripulación. Camisa azul cielo, falda negra a juego con su melena, anuncia elecciones. La guerra ha empezado. Isabel Díaz Ayuso posee una determinación de acero, que va más allá de la frontera de la temeridad. Repite en su alocución pública la proclama "Socialismo o libertad". Para ella, "libertad" no significa otra cosa que ganar las elecciones del 4 de mayo.
El objetivo de Ayuso —que tendrá que enfrentarse ni más ni menos que a Pablo Iglesias, para ella, un demonio con cuernos— no es sólo Arrimadas. Al fin y al cabo, Ciudadanos, con o sin la respuesta salvaje de Ayuso, no llegará muy lejos. Hay un segundo objetivo: situar el PP realmente a la derecha. Primera estación: vencer en la Comunidad de Madrid y gobernar con Vox. Segunda estación: ya sin Ciudadanos mareando la perdiz, hacer lo mismo en toda España. Con ella de líder. Al fin y al cabo, a Casado le faltan carácter y convicciones. Ayuso se lo juega todo en una única carta. Si le sale bien, la gloria, quizás. Si no, está acabada. Por su parte, Casado sabe perfectamente lo que pretende Ayuso, pero esperará a ver cómo se desenvuelven los acontecimientos.
El objetivo de Ayuso no es sólo Arrimadas. Al fin y al cabo, Ciudadanos, con o sin la respuesta salvaje de Ayuso, no llegará muy lejos. Hay un segundo objetivo: situar el PP realmente a la derecha
Este relato se acaba al día siguiente de que Ayuso haya declarado la guerra. Es el jueves 11 de marzo. La presidenta ha seleccionado con cuidado cuál será la primera entrevista que concederá. Va a EsRadio, al programa de Jiménez Losantos. Federico la adora. Federico la anima y le da la razón en todo. Disfruta redondeando, añadiendo punta a las sentencias que Ayuso va dejando caer. Federico llamaba a Rajoy "maricomplejines", ¿se acuerdan? Casado le merece el mismo respeto.
Sobre la mesa de Jiménez Losantos, El Mundo. Destaca un artículo de opinión al cual el diario ha querido otorgar un tratamiento privilegiado. Lo firma la diputada del PP por Barcelona Cayetana Álvarez de Toledo, enfrentada a Casado. Situada, como Ayuso, a la derecha de la derecha. Cayetana es una mujer intelectualmente sólida, pero irritante, que desgrana con voz de terciopelo insolencias e insultos, que menosprecia prácticamente todo aquello que la rodea. Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta-Ramos, marquesa de Casa Fuerte, 46 años, nació en Madrid, pero tiene tres pasaportes (español, británico, francés). Se doctoró en Oxford bajo la dirección de John H. Elliott. La tesis aborda la figura de Juan de Palafox, obispo y virrey colonial. Está divorciada del catalán Joaquín Güell Ampuero, Joaco, de la familia Güell.
En su texto en El Mundo explica que tiempo atrás comió tête à tête con Isabel Díaz Ayuso. Hace un elogio sin fisuras, desmesurado. Al mismo tiempo, trata Casado como un don nadie. Parte del paisaje, perfectamente prescindible, una contingencia.
Les dejo debajo, y para acabar, algunas frases de Cayetana, las cuales, creo, expresan mejor de lo que lo pueda hacer yo de qué estamos hablando. El artículo se titula, significativamente y, según mi opinión, con un claro doble sentido "Hay alternativa".
— “Su vicepresidente [de Ayuso], este chico de Ciudadanos, se dedicaba a la fatua y fútil tarea de promocionarse a costa de la estabilidad regional. Y la defensa que Ayuso recibía de la dirección nacional del Partido Popular era, pues, en fin. Creo que las dos sentíamos una forma comparable de soledad.”
— “El propio Casado les pedía [a los ciudadanos de derechas] hace unos días tiempo [...]. Pero tiempo es exactamente lo que los españoles no tienen.”
— “El órdago de Ayuso tras la jugarreta murciana de Arrimadas rompe el tablero. [...] Y más importante aún, revierte la espiral del desistimiento y la división. Ofrece a los madrileños la oportunidad de unir el voto para derrotar a Sánchez. Y eso marca el camino al resto de los españoles. A los votantes y también a los políticos”.
— “Ayuso ha entendido que la moderación en España no es tanto una virtud como un defecto, porque no se proyecta sobre las formas sino sobre el fondo. [...] En España, la moderación es un atributo que la izquierda y los nacionalistas te conceden cuando te portas bien. Es decir, cuando haces lo que a ellos les conviene”.
— “Ayuso se ha convertido en la Oposición visible. Se ha distinguido por hacer una política de perfil alto, convicciones firmes e ideas limpiamente diferenciadas del Gobierno socialista. [...] en apenas dos años se ha convertido en la voz más vibrante y libre de la política española.
— “Auténtica, audaz y mobilizadora, el resultado de la estrategia de Ayuso es que hoy miles de electores que abandonaron el PP para refugiarse en Ciudadanos y en Vox la consideran un referente natural. La votarían. La votarán”.