He estado en Utrera, Sevilla, pasando el fin de semana largo de la Constitución. O de la Purísima. Nunca había estado. Y acabé celebrando la Navidad en un restaurante mexicano de Utrera con un mariachi cantando José Luis Perales. En un fin de semana en el que Sevilla, bromeamos con el turismo de Barcelona, ha juntado el Betis-Barça, el puente y el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, lo que el sevillano medio traduce en la madre de todas las procesiones.
Un evento que ha supuesto al ayuntamiento sevillano un desembolso hasta 12 veces superior a la organización de la última final de la Copa del Rey. El gran desfile procesional que cerró el congreso congregó las cuatro imágenes más populares de la capital (Macarena, Esperanza de Triana, Gran Poder y Cachorro) con tres de las principales devociones de la provincia, las de Valme (Dos Hermanas), Consolación (Utrera) y Setefilla (Lora del Río). Se unió a ello la patrona de Sevilla, la Virgen de los Reyes.
Me confieso un auténtico ignorante en la materia, aunque en mi pueblo tenemos una hermandad, la de San Sebastià, a pesar de que llevamos un pino en lugar de una virgen. Y, por eso, cuando un guarda de seguridad me preguntó si ya había entrado en la catedral el cachorro, no entendí nada hasta que me dijo “el crucificao”. Hubiera sido más fácil que me preguntara por el caganer, figura que definitivamente los catalanes hemos exportado y que se puede comprar en la feria de Sevilla, que ignoro si lleva por nombre Santa Llúcia.
Utrera y Terrassa, Buenos Aires y Londres, y Madrid y Bérgamo se unieron. Y así es la vida de rica, diversa y abierta
El martes, en Madrid, miraba el Atalanta-Real Madrid y vi la conversación entre Mateo Retegui y Dani Ceballos en medio de campo. Retegui, delantero de la selección italiana, es de origen argentino. Su padre, Carlos Retegui, fue jugador de hockey hierba, campeón olímpico en el 2016, y después entrenador, lo que le llevó a dirigir el CD Terrassa, club al que cambió el ADN, durante cuatro años. Carlos Retegui se considera egarense de alma y le gustaba pasearse por el pueblo donde también tenemos una hermandad que saca un pino en lugar de un santo.
Retegui, argentino con apellido de origen vasco y nacionalizado italiano gracias a sus abuelos Canicatti, de Sicilia, hablaba animadamente durante el partido con Ceballos. Y el locutor se preguntó el motivo. El motivo es que ambos coincidieron en el Arsenal de Londres. Y entonces descubrí, por el comentario del locutor en cuestión, que Ceballos es nacido en Utrera, como el mito José Antonio Reyes. Y de repente, Utrera y Terrassa, Buenos Aires y Londres, y Madrid y Bérgamo se unieron. Y así es la vida de rica, diversa y abierta. Y así son sus caminos. No como la pinta esta corriente que recorre el mundo que se quiere encerrar en reinos de taifas.
Ah, y Atalanta, por cierto, es el nombre de la atleta femenina Atalanta de la mitología griega. La hermana y la madre de Retegui deben estar orgullosas. La hermana, Micaela, fue plata en los Juegos de Tokio en hockey hierba. La madre, María de Paz Grandoli, ganó al mundial junior… en Terrassa.