El modelo audiovisual de TV3 está en crisis por la misma razón por la que el resto de instituciones catalanas, empezando por la Generalitat y el Parlament, están en crisis: Catalunya no tiene un proyecto nacional compartido.
La Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) se concibió como el conjunto de medios públicos de una nación catalana convertida en comunidad autónoma española. En el momento en que el catalanismo dominante, el independentismo, ha renunciado a la nación y ha entregado la poca soberanía que tenía al poder imperialista español, la CCMA pierde su razón de ser. No es extraño que el rol del catalán en TV3 o Catalunya Ràdio sea cada vez más insustancial si el independentismo mayoritario ha comprado la tontería de la República catalana sin nación, que denigra los elementos que sirven para luchar contra el asimilacionismo español como la lengua. A nivel audiovisual, la República sin nación se traduce en la victoria del modelo cultural de Ciudadanos, en el cual el buen catalán es aquel que actúa y habla como un colono.
La CCMA saldrá adelante si la dirección y la plantilla deciden adoptar un modelo audiovisual desacomplejado en su descolonización cultural, y abierto a las nuevas visiones del mundo audiovisual, sobre todo las que interpelan a los más jóvenes
La Corpo se ahoga, con TV3 al frente, porque si bien Catalunya no es una colonia, el imperialismo español la somete con una táctica tan propia del colonialismo como es asfixiar cualquier herramienta que tenga el oprimido para explicarse a sí mismo y pensar su rol en el mundo. Renunciando a ser un movimiento para la emancipación de la población de Catalunya, el independentismo conservador, presente en ERC, PDeCAT y CUP, no tiene nada más que ofrecer que la renovación del pujolismo: administrar migas, establecer alianzas basadas en principios cuanto más vacíos mejor y dialogar con el amo por si le ofrece alguna migaja que le permita mantener la ficción que están trabajando por la independencia de Catalunya. El unionismo en conjunto, Comuns, PSC, PP y Ciudadanos (ya veremos Vox), comparten una idea de Catalunya que no va más allá de criticar a Convergència.
Copiar con menos recursos un modelo pensado para el siglo XX, como pretende el independentismo conservador, o enmendarlo y esperar que el amo haga el resto, a lo que aspira el unionismo, no le sirve a la CCMA para adaptarse a las dinámicas actuales del sector audiovisual, marcadas por la irrupción de las plataformas de visionado en línea, el cambio de hábitos de consumo de las generaciones menores de treinta años y la instauración de un mercado de contenidos global donde lenguas como el catalán tienen que competir de tú a tú con el inglés o el castellano. La escasez de gente menor de cuarenta años en la plantilla de TV3 no ha facilitado la renovación del modelo, pero las dinámicas internas de la institución han sido muy determinantes. Como sucede en otras administraciones públicas, las inercias en la CCMA han desincentivado que los trabajadores fueran innovadores. Hacer que los funcionarios pierdan las ganas de vivir es una gran idea si quieres administrar el territorio ocupado, que todo el mundo se vaya a casa a las tres y cobre a final de mes, pero no tanto si quieres emanciparlo y hacer que sus instituciones e industrias compitan en condiciones en el mundo.
La CCMA saldrá adelante si la dirección y la plantilla deciden adoptar un modelo audiovisual desacomplejado en su descolonización cultural, y abierto a las nuevas visiones del mundo audiovisual, sobre todo las que interpelan a los más jóvenes. Viendo que de momento ERC, JxCat y CUP no tienen ningún incentivo para acabar con un independentismo que los españolistas consideran pragmático porque les hace el trabajo de amansar el movimiento, si esperan a la iniciativa política, muy pronto se encontrarán con que no tienen nada para reflotar.