Algun historiador de estos que le habla docilmente en la oreja, tendría que explicarle a Mas que está utilizando el 9-N con la misma grosería que gastó Companys para justificar el 6 de octubre. Es significativo de la calidad moral que ha vertebrado el mundo autonomista que él, que se ha pasado la carrera apelando al realismo y al trabajo bien hecho, utilice de forma tan grosera una causa tan noble como la libertad de su país.
Companys tenía excusa para jugar con el 6 de octubre porque en los años treinta los estados mataban a sus ciudadanos sin manías. La idea de canalizar el impulso independentista hacia el discurso social tenía sentido en una época en la cual habia mucha gente se moría de hambre o a duras penas podia vestirse. Actualmente, ni la gente se muere de hambre ni el Estado español está en condiciones de utilizar la violencia contra Catalunya sin romperse.
En el 9-N nos lo pasamos bien pero Mas no hizo ningún referéndum –igual que en el 6 de octubre Companys quizás salvó vidas, pero no lideró ningun golpe separatista–. Es patético que el expresident se presente en TV3 como un mártir político, cuando la justicia española ha tenido bastante con procesarlo por razones administrativas. Ir de Mandela pero insistir delante del juez que no te saltaste la ley es poco digno y no ayuda a clarificar la situación política.
Mas no tendría que utilizar el país para cubrir sus miserias. Los líderes tienen que dar ejemplo y sacar lo mejor de su pueblo, no al revés. Si el Estado se puede ensañar con él y está perdiendo apoyo entre la gente, es porque el 9-N intentó engañar a todo el mundo. No será que no se le avisó y que no hay libros que explican qué pasa cuando te crees tu propia propaganda o cuando intentas utilizar el poder para rehuir la realidad.
Si Mas no quería o no se veía capaz de hacer un referéndum lo tenía que decir y volver a convocar elecciones. Desafiar a un Estado sin ir a todas es como estirarle los bigotes a un tigre y esperar que dialogue contigo en vez de arrancarte un brazo. La única defensa que tiene Mas es que ha sido educado para creer que un catalán tiene derecho a servirse de una causa tan pura como la libertad de su país para mantener el poder o para hacer chantaje a un Estado como el español.
El hecho de que Mas se queje del árbitro como si fuera un triste Albert Rivera demuestra que, si no trabaja para Madrid, es un político incluso más irresponsable de lo que dicen los españoles. Mas había pactado una salida con Rajoy y la incumplió para evitar que ERC llegara a la Generalitat con truquitos de estos que irritan a los militares.
La prueba de que el 9-N no fue ninguna jugada maestra, sino una manera de jugar con los sentimientos de los catalanes, es la poca categoría de todos los episodios que hemos ido viendo después. Si Mas pretende escarnecer la memoria de Companys, lo está haciendo muy bien. Cuanto más nos acercequemos a la celebración de un referéndum de verdad, más probable es que sea utilitzado de cabeza de turco, él y Quico Homs. La única salvación del president es reconocer que se equivocó y ahora, como gran patriota que es, ayudar a hacerlo bien.