"La mayoría de la gente va del paritorio a la tumba sin que apenas les roce el horror de la vida"
Charles Bukowski
No tengo duda de que nuestros próceres gubernamentales se han tomado muy en serio tutelarnos para que seamos los más sanos del cementerio. Proteger la salud pública está muy bien, solo que hay fórmulas de todo tipo que incluyen informar, sugerir, apoyar, acompañar, disuadir y que no consisten solo en prohibir y por decreto ley. Aquí no, aquí lo que pone es el cuidado coercitivo, te cuidas por ordeno y mando y sin que importe ni la coherencia ni otros derechos. Y eso en los sectores que ellos decidan, que en otros ni se van a molestar en intentarlo, no se les revuelva la parroquia.
La ministra Mónica García ha rizado el rizo. La Comisión de la Competencia le ha pegado un revolcón a su decretazo anti vapeo y cigarrillos electrónicos, y digo anti porque se le ha ido tanto la mano que no los ha prohibido de churro. Así que la CNMC les dice que está muy bien proteger la salud y prevenir el tabaquismo, pero que no lo puede hacer afectando a otros derechos o que, si lo pretende, tiene que hacer una ley para que esta reciba todos los informes pertinentes y pase, con la tramitación regular y larga, por el Congreso de los Diputados. El decreto "no hace la menor referencia al interés público" de las medidas que adopta y, por supuesto, no las justifica. "La protección de la salud no está reñida con un nivel adecuado de competencia en el sector tabaco", añaden. Y es que a la ministra lo de la libertad de empresa le suena a chino. Por eso quiere prohibir los sabores en los vapeadores —"solo sabor tabaco"—, incluso de los que no tienen nicotina, o reducir el contenido de las bolsas de nicótica (nicotine pouche) a unos niveles que las hacen inoperantes y que no se fabrican ni se han fabricado en ningún país de la UE. Por cierto, cuatro de los cinco fabricantes de este sector se encuentran en Catalunya y toda la industria manufacturera de líquidos para cigarrillos electrónicos se encuentra en los alrededores de Barcelona.
Más gracioso resulta todo esto si lo patrocina una señora que llevaba en su programa electoral, como candidata a ganar a Ayuso, el "exigir" al gobierno que legalizara el cannabis "con el objeto de reforzar nuestro tejido productivo e incrementar los ingresos públicos con una industria que en España puede ser puntera". O sea que vapeador de fresa no y porro sí. Tremendo. Cien mil puestos de trabajo, veía la ministra candidata, y 3.312 millones de impuestos. Claro que lo de los impuestos lo sigue poniendo en práctica, les ha puesto un impuesto retroactivo a los de los vapers, que deberán apoquinar también por lo que ya tienen comprado y estocado en las tiendas. No da puntada sin hilo. Eso sí, ya verán como los gastos de gimnasio no los dejan desgravar. Me encanta la coherencia de esta izquierda moderna. Del hachís nos decía: "debe legalizarse en defensa de las libertades", de los porretas, supongo, las de los vapeadores no le deben preocupar lo más mínimo.
Miren que no fumo, que lo dejé hace la intemerata de tiempo. Me podía molestar ser fumadora pasiva; no le veo problema a que mis amigos o la gente en general de chupaditas a una cosa de la que no sale humo, como los cigarrillos de tabaco o hierbas calentadas, o que se meta una bolsa en la encía, en una oda al rapé contemporáneo. Mónica García, sí. No sé cómo se hacen los canutos los de Más País, hasta donde yo sé, y no los he probado nunca, eso se hacía liando con tabaco el costo y fumando con bien de humo, que da un olorcito delator que no veas.
Van a convertir en un acto de rebeldía comerse un donut de postre tras un filetorro de carne regado con un refresco o con una caña
La salud se protege con cabeza. Hay que darle un poquito al magín y salirse del camino trillado de prohibir y negar y poner barreras. Somos mayorcitos. Cada uno, con información, que haga lo que quiera. Los milloncillos se los va a embolsar el Estado sin cargo de conciencia. Y si lo que quiere es proteger a la infancia, ¡madre mía!, ¿cómo no se le ha ocurrido prohibir que estas cosas se vendan en tiendas de conveniencia o en cualquier sitio donde compran críos y obligar a que sean los estancos los que las distribuyan, comprobando la edad? ¿No es más fácil y más coherente eso y dejar que Pep, si quiere, vapee con sabor melón?
Lo de proteger a los niños está alcanzando cotas cercanas al ridículo y, lo que es peor, a la ineficiencia. Tengamos lo de prohibir beber alcohol "en zonas donde la presencia de menores sea mayoritaria". Esto ya costó también una pataleta. Los niños juegan y los padres se toman una caña, como se la tomarán en casa o se pondrán un vino si les da la gana. ¿Qué se arregla con tal prohibición? ¿Qué pasa con los que no tienen hijos pero se sientan en una terraza donde hay madres y padres que han traído a sus hijos a que echen un rato de calle? ¿Yo tampoco puedo tomarme una cerveza? O lo de los refrescos en los coles. Genial. En el cole comes lo que sea con agua del grifo, que en algunos lugares es un asco, la verdad, y luego en cuanto llegues a casa tu madre te saca la litrona de coca cero para que te amorres. Prohibir, prohibir. ¿No sería mejor primar los refrescos cero y acostumbrar a los críos a su sabor y a que los prefieran? Digo, porque ya sale la ácrata que vive en mí.
Que dejen a la gente en paz. Que den información y pongan medios para que quien quiera abandonar costumbres nocivas lo haga con facilidad. Por cierto, que hay unos programas de destabaquización excelentes en la sanidad pública que deberían estar publicitando día sí y día también, aunque no he visto campañas al respecto. Que no se pueden meter en las casas, en los coches, en las familias, en las empresas, en el libre mercado, que eso empieza a oler ya a algo que no es una democracia liberal. Que se pasan y se vienen arriba más que un país nórdico. Van a convertir en un acto de rebeldía comerse un donut de postre tras un filetorro de carne regado con un refresco o con una caña. Hablando de cañas, eso de variar el bajísimo índice de alcoholemia permitido, que estaba en 0,1 mg/l de aire expirado, para pasarlo a cero patatero, de modo que hasta una caña te ponga en el multadero, es otra ideota recaudatoria e innecesaria. Esa es la madre del cordero, que un 0,1 se puede discutir, se puede recurrir, pero un cero es un cero, y de pagar no te salva ni la mala calibración del aparato.
Que nos dejen vivir. Nos van a proteger tanto que, como decía el chiste, viviremos muchos años, pero se nos harán larguíiiiisimos. La salud pública es un bien protegible, por supuesto, sin caer en extravagancias o convertirse en comisarios de nuestros cuerpos. No queremos ser los más sanos del cementerio, que de algo hay que morir.