"Gansos fueron los que guardé, que no puercos. Pero esto paréceme a mí que no hace al caso, que no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes"
Cervantes. Quijote 2.ª parte. Capítulo XLII.

No sé si saben que no hay nada que sea más propio de un periodista que meterle el dedo en el ojo al poder, ni nada que ponga más cachondo a un miembro de la canallesca que notar cómo al poder le molesta y se remueve. Cantar bingo de ese modo solo es asimilable al placer que proporcionan los aplausos de la madame y sus pupilas cuando uno cierra la tapa del piano seguro de que, un día más, madre no se ha enterado.

Les digo esto por la perra que ha cogido el Excelentísimo Señor Ministro del Gobierno de España, don Óscar Puente Santiago, con una modesta servidora. Saben que es de tecla fácil en X. Tan fácil que a veces derrapa. Fue en una de estas ocasiones en las que faltaba a no recuerdo quién diablos —son tantos, es difícil llevar cuenta— cuando decidí contestarle con una muy modesta cita de El Quijote; esa que dice "no castigues con palabras lo que la ley castiga con hechos". No sé qué de malo le vio a consejo tan sensato como el que Quijote le da a Sancho, antes de que comience su gobierno de la isla Barataria, mas lo cierto es que me bloqueó. A la vista de lo dicho, pueden imaginar el placer que me dio eso. Era un mero gesto, discutible por su condición de cargo público y la mía, mixta de ciudadana y de periodista, pero no eran palabras. Así quedaron las cosas por mi parte, no por la suya.

Hace un par de semanas, saliendo del campo de exterminio de Dachau, alguien me había mandado al móvil un tuit en el que el excelso me llamaba mentirosa con todas las letras. Eso son ya palabras mayores si se las diriges a un periodista determinado y lo haces en público, revestido de tu potestas y con tus 250.000 seguidores. Pareciera que el ministro pretende hacer uso de su posición en el gobierno no solo para señalarme, sino para desmerecer mi crédito profesional. Eso, señor ministro, para los que vivimos de nuestro trabajo, es una afrenta reseñable y para cualquier político demócrata un escándalo mayúsculo.

Todo sucedió cuando, en vendaval tuitero, Puente pretendía dejar ver que el retraso en la declaración del novio de Isabel Díaz-Ayuso respondía a algún oscuro tejemaneje. En uno de mis mensajes, yo había aclarado que había acudido tres veces a declarar con las consiguientes suspensiones por motivos procesales y en otro, el que le molestó, recordaba que una de las veces había sido precisamente porque el propio PSOE, personado como acusación popular, ya saben, esa que hay que invalidar ahora; el propio PSOE, digo, y digo bien, había pedido una ampliación de los delitos a imputarle que obligó a suspender la diligencia. Le supo mal. No sé por qué. Así que me llamó mentirosa con un tuit en el que recogía los tres motivos procesales, lógicos y nada raros, que habían aplazado las declaraciones del susodicho y uno de los cuales era, claro, el que yo decía. O sea, que me llamaba mentirosa dándome la razón, lo cual es meritorio y honesto. Me llamaba mentirosa e insinuaba no saber por qué oscuras razones. No le contesté, estaba en otras cosas, y tampoco lo hubiera visto, bloqueada como estoy.

En plan trumpiano, estos días ha vuelto a las andadas. Ahora es evidente que no es una casualidad y que tiene una manía persecutoria conmigo, destinada a ridiculizar mi especialización como periodista judicial. Pone en solfa mi pericia con frasecitas no dolorosas, más bien infantiles, lo que produce cierta ternura, del tipo: "Eso te lo explica Elisa Beni en dos minutos", sobre un tuit referido a las decisiones de la juez Biedma, que investiga al hermanísimo en Badajoz, o bien: "Estamos viviendo tiempos de gran innovación judicial. Necesitamos más gente como Elisa Beni, para que nos ilustre sobre lo que está pasando". Quiero, antes de nada, felicitarle por su uso irónico y matizado del lenguaje, como para que no se note que va a por mí y parezca que me da palmadas irónicas en la espalda. Gracias, ministro, por mucho que le susurren los pelotas, lo del lenguaje va más conmigo que con usted. Palabrita del Niño Jesús.

Lo de la juez Biedma de Badajoz investigando a David Sánchez Pérez-Castejón, en mi opinión, está siendo una instrucción de manual

El pique viene porque cada vez que veo un mensaje engañoso o que manipula la realidad de las instrucciones que afectan al entorno del presidente del Gobierno, voy y lo aclaro y, claro, esto es precisamente lo que debe molestar al jefe, porque si no, no se comprende la servil disposición de tantos a darle vueltas a lo que es tan sencillo. Lo de la juez Biedma de Badajoz investigando a David Sánchez Pérez-Castejón, en mi opinión, está siendo una instrucción de manual, y eso que la señora debería estar molesta porque le están intentando tomar el pelo como nunca ha visto en su carrera. Así mismito se lo dijo a los testigos de Hacienda que pretendieron hacerle ver que los informes se mandan normalmente sin firmar y que, además, en la AEAT no se sabe para qué necesitan los informes los magistrados.

Lo mismo pasa con el falso titular que yo aprovecho estas líneas para aclarar al ministro Puente y a quien necesite, el pobre está muy liado entre los líos ministeriales y los que se busca, o viceversa. La juez Biedma no ha pedido ni mucho menos ir a Moncloa a lograr documentación sobre el hermano de Sánchez "que nunca ha vivido allí". No, hombre, no. La juez Biedma está aclarando un nuevo nepotismo que ha salido a la luz durante la investigación. Se trata del puesto de Luis María Carretero, que compartía despacho con Sánchez, según este mismo declaró, y eso a pesar de que no depende de su Oficina de Artes Escénicas, sino de Actividades Culturales, Juveniles y Deportes.

El caso es que la plaza que ocupa Luis Carretero se aprobó el 11 de noviembre de 2023 y se publicó dos días más tarde. El día 27 se presentó su única solicitud y se le nombró un mes más tarde. En los correos intervenidos se puede ver que, sin embargo, la relación de ambos es muy anterior y que Carretero le ayuda con cuestiones de Ópera Joven y otras de su trabajo año y medio antes como poco. Así que la juez Biedma, que no es tonta, se huele que se trata de otro puesto que puede haber sido creado a medida para ese Carretero que llama "hermanito" al hermano de Sánchez.

Pero es que además el tal Carretero era asesor en Moncloa. ¿Desde cuándo, hasta cuándo? ¿Le hacía trabajos profesionales al hermano de Badajoz estando de asesor del de Madrid? Por ese motivo, la juez Biedma, como es de lógica, solicitó a Presidencia el pasado 29 de enero el listado de contratos y fechas de este asesor y la fecha y motivo por el que causó baja. Ya sabemos que, como es de esperar institucionalmente, en Moncloa llevan siempre a gala colaborar diligentemente con la Justicia, así que le dieron la callada por respuesta. Lo que la juez le pide ahora a la UCO es que cumpla con esta diligencia, en persona si hace falta, y que se la remitan.

¿Ve qué fácil, Excmo. Sr. Puente, es explicarlo? Ni dos minutos me han hecho falta, como a nadie que lea el auto, que es clarísimo, y no quiera confundir al personal, poco más o menos que haciendo ver que la juez es una loca de la toga que ha ordenado una entrada y registro en Moncloa, sin que David Sánchez Pérez-Castejón haya vivido nunca allí. A saber por qué confesables motivos Óscar Puente cita tuits en los que se manipulan los datos —se falsean más bien— y se habla de golpe de togas. Que ustedes saben que si hay, yo se lo cuento, pero si no hay, también lo digo.

Termino enviándole otro recadito cervantino, que falta le hace la sabiduría que destina Alonso Quijano: "La verdad es flaca, pero no quiebra y flota sobre la mentira como el aceite sobre el agua".