"Cuando la magistratura se encarniza con los políticos es por su cuenta y no como se pretende para complacer a sus opositores"
Jean-Éric Schoettl

Hay diligencias judiciales estándar y hay diligencias judiciales de brillibrilli. No de ahora, sino de siempre. Recuerden la costumbre que tenía el juez Garzón de dirigirse en persona al lugar de las redadas cuando ninguno de sus compañeros, en circunstancias similares, se movía de su despacho de Madrid. No hace falta decir que la del juez Peinado, citándose para penetrar en Moncloa junto a los aparatos de grabación, es del segundo tipo. Lo cual no empece que uno piense, como Aitor Esteban, que hay cosas que, simplemente, no se pueden hacer. Ese ha sido el primer aviso del PNV de que no van a pasar por todo. Un delito precisa del encaje de la conducta en un tipo penal y de la prueba necesaria y puede pasar que ninguna de las dos cosas suceda en el caso de Begoña Gómez, pero que su conducta no es aceptable, eso lo saben hasta los chinos, y como nadie ha tenido el cuajo de explicarla en una rueda de prensa con preguntas, pues ha acabado investigada en un juzgado.

Fíjense qué fácil ha sido juntar dos cosas que en la partida a brazo partido por el relato parecen imposibles: o no hay nada y es una persecución política o el juez lo está haciendo de fábula. Puede haber y el juez es torpe. Ni tanto ni tan calvo. Los mesiánicos, sin embargo, no permiten otra cosa que no sea la adhesión. Mejor analizar punto por punto, como llevo haciendo con los múltiples procedimientos del procés, cuando todos los mesiánicos, todos, sólo veían una ejemplar aplicación del estado de derecho. Con esa misma independencia de criterio, les digo que la mayor parte de los jueces de instrucción de este país no hubieran acordado una diligencia como esta o no tan pronto o no de esa manera.

Peinado va a hacer cosas, que puede hacer, pero que hará para no conseguir ningún avance procesal, y eso lo sabe él, las acusaciones y todos nosotros. Ha escamoteado de su plan, de forma torpe, el hecho de que el presidente del Gobierno tiene derecho a declarar por escrito si se trata de cuestiones relativas a su cargo. Nos dice que no quiere que testifique de nada relativo a su cargo. Raruno. ¿Qué importaría que se haya visto con Barrabés si no fuera el presidente del Gobierno? ¿Cómo hay tráfico de influencias de Begoña Gómez si su marido es cualquiera y no el presidente del Gobierno? Eso y lo de que la policía judicial instale unas camaritas en el despacho del presidente el día anterior da que pensar. A ver si es que, ciertamente, quiere un registro de Sánchez aunque sea diciendo que no testifica. 

Una mente fría y lúcida que juegue la partida de la ley de enjuiciamiento criminal contra Peinado, eso es lo que les haría falta y no el guirigay jurídico y comunicativo que se traen entre manos

Peinado es un instructor desubicado, porque si tienes a los 70 años el caso de tu vida, ¡por dios, sé aseado! Eso supone leerte las providencias que firmas y darte cuenta de que llevan por error citados artículos que no existen o por asegurarte antes de una declaración de que todos los documentos han sido remitidos a las partes. No hagas declarar a la gente como testigo y luego, tras obligarles a decir verdad, los imputes para concederles, tarde, el derecho a no declarar o la posibilidad de mentir sin consecuencias. Habilidad o cuidado, el justo. Nada de esto invalida su instrucción. Aquí se grita prevaricación por boca de cualquier ministro, de cualquier afín, de todos los mesiánicos reunidos, pero lo que es pasar a la práctica y poner una querella, eso no se hace ni se va a hacer.

No sé si llegará a producirse la testifical de marras ese día. Si hubiera una estrategia procesal, como sí tuvo la defensa de los políticos del procés, entonces la defensa y Moncloa estarían haciendo movimientos precisos y estudiados. No es así. Andan desubicados. Mucho griterío, mucho insultar al juez incluso desde el Ministerio de Justicia, mucho tocarle los genitales con publicaciones para desprestigiarlo, algunas muy locas como la de que tenía un doble DNI y podía ser un agente infiltrado, y poca estrategia en los movimientos en el proceso. ¿A qué rasgarse las vestiduras con que te pidan instruirte de una ampliación de querella allí mismo —algo que pasa con demasiada frecuencia— si al final tu patrocinada se va a acoger a su derecho a no declarar y sólo consigues un doble paseíllo hasta los juzgados? ¿Por qué anunciar desde el gobierno que la Fiscalía va a hacer algo tan insólito como recurrir una citación de un testigo el día antes de que lo haga? Una mente fría y lúcida que juegue la partida de la ley de enjuiciamiento criminal contra Peinado, eso es lo que les haría falta y no el guirigay jurídico y comunicativo que se traen entre manos.

En buena lid, la testifical de Sánchez podría no producirse el día 30, que es martes, porque es común que los testigos pidan aplazamientos si tienen compromisos importantes adquiridos con anterioridad y demostrables —y ese es el caso de la reunión del Consejo de Ministros— y estos se deben conceder. Retrasar ese momento, agosto es inhábil, podría dar lugar a que la Audiencia de Madrid estudiara los recursos presentados, cosa que es imposible que suceda antes del martes. A esto me refiero cuando digo que están de los nervios y que ni la estrategia procesal ni la de comunicación son acertadas.

Los nervios se vivieron ayer también en la arena del Congreso, que se ha convertido en movediza para Sánchez. Junts volvió a escenificar su capacidad de dejar inoperativa la  llamada coalición de gobierno, que nunca ha sido tal. No aprobar la reforma de la ley de extranjería era un palito, pero no aprobar la senda de déficit es un golpe en toda regla. Aquí sí empiezo a ver una estrategia. Si, como algunos se malician hoy en Barcelona, Sánchez va a anunciar con ERC el acuerdo de investidura, o si lo hacen más tarde, Junts habrá perdido todo interés en el soporte del actual Gobierno. Ir dejando que éste se estrelle una y otra vez en las votaciones del Congreso es una forma de escenificar que no puede, que incluso pactando con ERC, sin Junts no puede. Si no hay presupuestos, si las famosas leyes de "regeneración democrática" se estrellan con el no de Junts y si eso persiste, ¿cuánto tiempo puede seguir adelante la legislatura? En esto también los veo bastante desubicados, siempre han creído que no se pueden permitir tumbarlos, pero a lo mejor las cosas son distintas y se lo demuestran una vez más.

Nos quedan aún semanas agitadas en agosto: ¿investidura?, ¿regreso de Puigdemont?, ¿detención?, ¿amparo? Terminadas las vacaciones, Peinado no se estará quieto —atentos a la vertiente de la Universidad Complutense— y llegará la resolución de los recursos por la Audiencia, que puede que tampoco sean tan favorables como la defensa cree. Algunos tienen estrategia y otros se dejan llevar por la partida sin prever los movimientos. Mala cosa. Mesiánicos y desubicados, de ahí no sale nada bueno.