Los microinfluencers o microinfluenciadores están de moda. Y podría ser que acabaran desbancando a los macroinfluenciadores. Ya se sabe, cuando alguien tiene demasiado éxito le suben los delirios de grandeza a la cabeza y deja de ser útil para la sociedad y para las empresas. Pero empecemos por el principio, que siempre me embalo. Desde que aparecieron las redes sociales no han parado de aparecer nuevos conceptos (la mayoría anglicismos) que la mayoría de nosotros o bien no entendemos o bien no somos conscientes de que existen porque hay tantos que no podemos con todos. Hoy intentaré aclararos un par de ellos. Como todos sabéis hace tiempo que se habla de los influencers —en castellano, influenciadores—, personas que por su gran número de seguidores pueden influir en la opinión de la gente; sin embargo, lo que no sabéis es que este concepto ha evolucionado y se ha dividido en macroinfluenciadores y microinfluenciadores. Como muy bien indican ambos prefijos —micro- (‘pequeño’) y macro- (‘grande’)— se trata de pequeños y grandes influenciadores.
Hasta hace poco, las empresas, deslumbradas por la cantidad de gente que ciegamente se compraba todo lo que el influenciador les recomendaba, optaban por pagar unos cuantos céntimos a los grandes influenciadores (más de 100.000 seguidores) para que les publicitaran las marcas. Les parecía que cuantos más seguidores tuvieran, mayor alcance tendría su anuncio y más ingresos obtendrían. Desgraciadamente, ha resultado que no todo el monte es orégano… ¿Qué ocurre cuando tienes muchos seguidores? Pues que no tienes suficientes manos para atender todo el mundo (por más hiperactivo y multitarea que seas), y eso, quieras que no, provoca una herida en el narcisismo de los seguidores y posibles compradores de la marca. Las marcas —que son más pícaras que un zorro y siempre están alerta— no han tardado nada en darse cuenta y en encontrar una solución. Y esta solución no es otra que los microinfluenciadores (entre 1.000 y 100.000 seguidores).
Los seguidores perciben a los microinfluenciadorescomo personas más sinceras y dignas de confianza. No los ven en lo alto de un pedestal rodeados de lujos, sino al mismo nivel que ellos.
Supongo que ahora os estaréis preguntando por qué han preferido alguien que tiene menos seguidores, ¿verdad? Pues es muy sencillo, el microinfluenciador tiene unas ventajas que no tiene el macro. A diferencia de los macroinfluenciadores, que tienen un alcance más ambiguo porque las temáticas que tocan son mucho más amplias, los pequeños influenciadores tienen un nicho mucho más específico; es decir, suelen enfocarse en temáticas mucho más concretas (la cocina vegana, la moda sostenible, los pronombres débiles, la novela erótica, cómo sacarte una espinilla sin que te quede ninguna marca…), y, por lo tanto, la información queda mucho más concentrada en un solo punto. Otra ventaja que tiene el pequeño influenciador es que tienen un engagement (compromiso) mucho mayor e individualizado con sus seguidores. Es lógico, al tener menos seguidores, pueden interactuar mucho más con todos ellos, responderles los comentarios y crear una especie de comunidad. Esta ventaja lleva inevitablemente a la siguiente: al tener un vínculo mucho más estrecho, los seguidores los perciben como personas más sinceras y dignas de confianza. No los ven, como ocurre con los grandes influenciadores, en lo alto de un pedestal rodeados de lujos, sino al mismo nivel que ellos.
Las marcas se han dado cuenta de que, a pesar de tener menos seguidores, obtienen una mayor y más sólida fidelidad de ellos. A veces menos es más. Un posible comprador necesita confiar en la persona que lo aconseja, y, sinceramente, cuando ves que alguien se pasa todo el día en hoteles de lujo, viajando por el mundo, comiendo en los mejores restaurantes y no para de anunciar productos que incluso se contradicen entre ellos, le pierdes toda la confianza. En cambio, cuando ves que un creador de contenido te responde las dudas, está atento a tu opinión y toca solo un tema concreto que parece dominar, te sientes mucho más tranquilo a la hora de confiar en él. Podríamos decir que te sientes como en casa, como si fuera alguien más del grupo de amigos o de la familia. Los macroinfluenciadores viven en mundos lujosos que quedan muy lejos de la realidad de sus seguidores. Inicialmente una persona puede quedar deslumbrada por un macroinfluenciador y creerse todo lo que le dice, pero llega un momento que pone los pies en el suelo y se siente engañada. Otro punto a favor de los microinfluenciadores es que son mucho más flexibles e innovadores con sus colaboraciones; básicamente porque no tienen tantos pájaros en la cabeza (y seguramente cobran mucho menos por hacer lo mismo...). No se espera que sean de una determinada forma; pueden ser mucho más naturales y auténticos. Lo que sí puede ocurrir es que con el paso del tiempo los microinfluenciadores crezcan y (deslumbrados por la fama) se acaben convirtiendo en macroinfluenciadores. Por suerte, también hay casos de microinfluenciadores (más humildes, cabe decir) que prefieren quedarse donde están para vivir tranquilos y seguir siendo auténticos. En esta vida, como veis, las modas van y vienen según el provecho que se pueda sacar de ellas. Y ahora es el turno de los pequeños influenciadores. A ver cómo evoluciona todo.