Normalmente cuando las cosas se miran con distancia, se suele tener una visión un poco más completa de la realidad. Eso es especialmente cierto en el caso de los medios de comunicación. La noticia que dos de los pesos pesados de Catalunya Ràdio lo dejan de golpe tendría que ser una de las preocupaciones principales de los órganos directivos de la Corporació. Cuando menos los de la radio. Quiero creer que la noticia de la marcha de Puyal fue comentada y consensuada previamente. Sin embargo, los hechos lo desmienten. Tan sólo un comunicado y una entrevista. Es más, a estas alturas, parece que todavía no está compuesto el equipo que asumirá su papel la próxima temporada.
Estaría bien que Catalunya Ràdio se fijara algún objetivo más ambicioso. Por ejemplo, intentar recuperar el liderazgo. De lo contrario, cada vez más irá a rastras. Y eso no es bueno para nadie
En cuanto al despido de Ustrell, no por intuido es menos traumático en la estructura de la radio pública catalana. Dos profesionales más que se añaden a una lista de bajas que empieza a ser larga. Una sangría que empezó cuando alguien habló de "arrancar la costra" de los medios públicos. ¿Os acordáis? Durante todo este tiempo, algunas de estas bajas quizás han sido fruto de la buena fe. Otras, sin embargo, han sido totalmente deliberadas. Desde entonces, uno de los motores importantes de la Corporació empezó a perder potencia en beneficio de otras opciones, en este caso, privadas. Este hecho no tiene que ser necesariamente negativo. Por ejemplo, en materia lingüística eso no ha sido malo. La radio en catalán no había tenido nunca tantos oyentes como ahora. Sectorialmente, sin embargo, ya es otra cosa. Es bien sabido que cuando no hay competencia el mercado se resiente. En estos momentos, en Catalunya, hay una radio que no la tiene. Es un momento muy dulce para RAC1. Pero no tanto para el conjunto de la radio catalana.
Volviendo a la emisora pública, se podrán esgrimir como justificación cuestiones de presupuesto, que ciertamente las hay. Con todo, la desconfianza instalada en el gobierno de nuestro país también ha tenido su proyección en los medios públicos. Pero aquí se nota mucho más. Como de vez en cuando toca pasar "examen" en forma de resultados del EGM, los números hablan solos.
Estaría bien que Catalunya Ràdio se fijara algún objetivo más ambicioso. Por ejemplo, intentar recuperar el liderazgo. Dentro de la casa, talento hay. Fuera también, por supuesto. De lo contrario, cada vez más irá a rastras. Y eso no es bueno para nadie.