Las preposiciones son esenciales para entender este pontificado que algunos querrían ya liquidado. La preposición con es la más significativa de todas. El papa Francisco no se cansa de pedir que las personas hagan red, dialoguen, se encuentren y construyan, unas con las otras, y no contra nadie. La dignidad de las personas con autismo y la promoción de la cultura de la inclusión son dos prioridades que el papa Francisco tiene en su programa. Cuando él habla de crear redes solidarias, de que la fraternidad esté en el centro de la economía, se refiere a este tipo de inclusión. El viernes se reunió con la Fundación Italiana por el Autismo, y las animó a hacer trabajo no para ellas, sino con ellas. Después del encuentro, un grupo de personas con autismo cocinaron y ofrecieron la comida a las personas sin recursos que viven en las calles adyacentes al Vaticano. El Papa es uno de los grandes enemigos de la cultura que descarta a las personas aparentemente poco productivas o con discapacidad intelectual de algún tipo. Todo el mundo es válido.
El Papa aprovecha a menudo para hablar de la sensibilización ante discapacidades diversas, para romper prejuicios y promover una cultura basada en la dignidad de la persona
No se cansa de repetir que estamos construyendo una sociedad demasiado centrada en la competencia y el beneficio. El Papa aprovecha a menudo para hablar de la sensibilización ante discapacidades diversas, para romper prejuicios y promover una cultura basada en la dignidad de la persona. Frágil y vulnerable no es un sinónimo de inútil, y el Papa anima a situar a estas personas "en el centro". No al lado, sino en el centro. Palabras fuertes que reclaman cambios de políticas, también en la contratación del personal en la misma curia vaticana y, por emulación, en las estructuras eclesiales de todo el mundo. "Situar a una persona con discapacidad en el centro quiere decir romper barreras físicas", dice el Papa, pero también garantizar que participen en la vida de la comunidad y aporten su contribución, socializando y expresando su creatividad y, para que eso sea posible, hace falta ciertamente un cambio de mentalidad. El papa Francisco reconoce que se han dado grandes pasos, pero que todavía hay prejuicios, desigualdad y discriminación. El Papa sabe que hacen falta recursos y en los casos de las asociaciones y fundaciones, también benefactores, y no los olvida y agradece que haya personas que destinen sus bienes a este tipo de iniciativas solidarias. En un mismo día han pasado por las salas vaticanas indígenas de Canadá y personas con autismo. Con su agenda, él también marca sus prioridades.