De todos los exorcistas con quienes me he relacionado, el padre Gabriele Amorth, exorcista oficial del Vaticano, era indiscutiblemente el más impactante. Lo vi más de una vez, pero la impresión de la primera entrevista, cuando abrió la puerta y apareció con aquella mirada metálica, con todos los utensilios a punto, es indeleble. Era un hombre muy inquietante. No daba miedo, pero sí mucho respeto. Ahora que está muerto (1925-2016) me doy cuenta de que ya parecía un poco del otro mundo. Para mí, él es "el Exorcista", con mayúscula. El que más sabía. Después he conocido más, una decena. Exorcistas de oficio, exorcistas que dan miedo, exorcistas plácidos, sacerdotes jóvenes formados deliberadamente para sacar demonios (hay cursos, en Roma, para exorcistas), y que ejercen su ministerio en las diócesis. Porque teóricamente, cada diócesis tendría que tener a uno, pero no hay tantos disponibles, y lo que pasa es que un exorcista cubre varios territorios. No hay exorcistas en paro. En Barcelona cada día se sientan un mínimo de 5 personas ante el exorcista. Piensan que están poseídos por el demonio. Hay influencias malignas, pero de posesiones hay pocas. Gracias a Dios. El padre Amorth me confesó que al Diablo le gusta más poseer a las mujeres y que el demonio era un interlocutor "muy hábil". La primera vez que alguien le pedía un exorcismo, él los enviaba siempre primero al psiquiatra. Ahora bien, cuando los psiquiatras le enviaban casos, él los acogía. En opinión de Amorth, el demonio es muy inteligente, y va cambiando de estrategia y una es "que todo parezca un trastorno psíquico". Amorth ha hecho más de 70.000 exorcismos a lo largo de su vida. De ángeles caídos sabía como nadie.
En Barcelona cada día se sientan un mínimo de 5 personas ante el exorcista. Piensan que están poseídos por el demonio
El padre Gallego, exorcista dominico que ocupa el cargo de exorcista en Barcelona, corrobora que el 50% de los casos no son exorcismos, sino otras enfermedades. Naturalmente para los exorcistas la parte compleja inicial es distinguir qué es un caso de posesión demoníaca, y qué son problemas psiquiátricos. Un 90% de los exorcismos lo son por influencia del maligno, y sólo un 10% son posesiones o como lo llaman los técnicos, "perturbaciones satánicas".
La normalidad puede ser muy perturbadora. No hay que pensar en películas con cabezas que giran como la de El Exorcista (1973). En Roma hacen unos cursos, en colaboración con el Instituto Sacerdotes y el Grupo de Investigación e Información Socio-Religiosa (GRIS). Algunos exorcistas conocidos, como Bamonte, Dermine, Palilla o Truqui participan asiduamente en ellos. "Nosotros no curamos a nadie. En todo caso es Dios, quien actúa. La gente sufre mucho. Están atormentados pensando que tienen el Diablo dentro", responden cuando se les pide si esta práctica funciona. Los exorcistas no cobran nada, y tienen las agendas más llenas que los ministros.
"Ser exorcista no es ni fácil, ni agradable, ni divertido". Pero "alguien lo tiene que hacer", explica resignado el padre Gallego: "El otro día una chica me lanzó el Rosario con fuerza mientras estábamos en la capilla", comenta desde su convento en pleno centro de Barcelona. En estos casos, con mucha paciencia, "tienes que esquivar el golpe".
El demonio habla a través de la persona poseída, y las manifestaciones se dan en personas pero también en objetos, casas, gatos... "Y también coches, Míriam, también coches", me advierte.
El momento más extraño de la conversación con un exorcista es cuando te recuerda que a ti ya te han hecho uno, de exorcismo (si estás bautizado). Pero el exorcismo del bautismo es simple, no es solemne.
El momento más extraño de la conversación con un exorcista es cuando te recuerda que a ti ya te han hecho uno, de exorcismo (si estás bautizado)
Agua, sal, la estola y el cristo suelen ser las herramientas del oficio, además de los textos sagrados y la recitación del ritual con referencia explícita a renunciar a Satanás. Vade retro. El mal existe, no hace falta que nos lo anuncie un exorcista. Y el demonio forma parte de nuestra cultura popular. El poeta Verdaguer se interesó mucho por los exorcismos, y no hay que decir que la literatura rusa es una literatura donde el Diablo está también muy presente. Los Rolling Stones son "sus satánicas majestades". En la Gran Via de Barcelona han abierto una cafetería Satan y uno de los "antro-bars" del Eixample es el Satanassa. En Catalunya tenemos a Sylvia Lagarda-Mata que ha escrito El Demonio es catalán, donde revela que de toda Europa somos una de las regiones más endemoniadas: más de 70 palabras populares para referirse al Diablo, el manual para hacer exorcismos en la Edad Media provenía de Barcelona. En la Divina Comedia hay tres condes catalanes en el Purgatorio. En Catalunya tenemos más de 12 cuevas, 29 barrancos, 22 lagos y pozos, 13 castillos y 31 puentes que se refieren al Diablo. Por Carnestoltes, volvemos a visualizar diablillos, y quizás exorcistas. Redimonis! No tengáis ninguna duda de ello.