Una mujer que escriba un libro con el título Dios, amor y amante, me despierta rápidamente el interés. Si además es conocida por su poesía y visiones, por el frescor de sus cartas y por haber sido precursora de la mística del maestro Eckhard, es que nos encontramos con un gran personaje que hay que rescatar de aquellos olvidos que empiezan a ser recurrentes cuando se trata de mujeres escritoras. No sabemos cuándo nació Hadewijch de Amberes, pero sí que escribe entre 1220 y 1240 y que se la reconoce como la primera poeta en su lengua flamenca —sabía latín pero escribió en la lengua materna. Pertenecía a las beguinas, este colectivo de mujeres que vivían en comunidad sin formar parte de ninguna congregación ni orden religiosa y se dedicaban a facilitar la vida de los más vulnerables, especialmente gente pobre y presos. Por la manera en que escribe se deduce que tenía discípulos, pero no denota que viviera en ningún convento, hecho que la lleva a encajar en el movimiento de las beguinas.
Devoradla en calma, os cautivará y os llevará al abismo, que tendréis que aceptar más allá del dolor y el infierno, porque toda ella es luz, lazos y deseo
Hadewijch poseía una cultura teológica extraordinaria, y en su poesía vierte detalles del amor cortés. En sus versos siempre aparece la distancia con el amado y la fusión, el acercamiento y la separación. Era muy consciente de que la insatisfacción es la esencia del deseo, como explica detalladamente Maria Tabuyo en una edición sobre sus poemas en Trotta. La poeta escribe sobre fuegos devorados y consumidos, y considera que "la seguridad del amor nos lleva al naufragio" y "cautivándonos nos libera". Y sigue con una serie de contrastes que causa el amor cuando atraviesa la vida de un ser mortal y se refiere a los amantes como aquellos que disfrutan el uno del otro y se lo comen, se lo beben y se lo tragan del todo, porque son boca con boca, corazón con corazón, cuerpo con cuerpo, alma con alma. Son palabras textuales. En uno de sus poemas más punzantes, El lenguaje del deseo, define el amor como luz, lazo, fuego, infierno, rocío y fuente viva. Y carbón. No se priva de nada en sus definiciones e ilustra el amor con conceptos como devorar, ruina, saborear, dolor, calma, expansión, cautivar, bálsamo, abismo, aceptar. Qué versos más vitales y trascendentes, los de Hadewijch. Son 60 poemas y 30 cartas. Devoradla en calma, os cautivará y os llevará al abismo, que tendréis que aceptar más allá del dolor y el infierno, porque toda ella es luz, lazos y deseo.