Todos somos enfermeros y médicos. La sociedad ha profesionalizado estas actitudes, pero en el fondo las personas humanas intentamos cuidar del prójimo y aguantarnos los unos a los otros, mantenernos de pie, firmes, in firmi. Enfermeros. Nadie se levanta solo, nadie se aguanta solo, nadie puede pensar solo. Así lo dijo el filósofo Josep Maria Esquirol con aquel tono tan bondadoso e invitador que usa en un acto que homenajeaba a Teresa Losada, la monja gallega que ofreció una vida mejor a tantos inmigrantes en Sant Vicenç dels Horts, en Barcelona y en tantos espacios donde hacían falta entendimiento y calor. La hermana Losada, la monja de los inmigrantes, la doctora en semíticas que combinaba pensamiento y acción, la consultora del Pontificio Consejo por el Diálogo Interreligioso en Islam, no solo consiguió la Creu de Sant Jordi sino algo mucho más profundo: la admiración incondicional de quien la conoció y el respeto sin fisuras de quien solo ha oído hablar de ella. Es la autora de una frase genial e incontestable que nos engloba a todos: "Todos somos nosotros". Para el filósofo Esquirol, autor de la Penúltima bondat (Quaderns Crema), la palabra nosotros es básica y lo contiene todo: el yo y los otros. Por tanto, sería absurdo contraponer nosotros a vosotros, o nosotros a ellos, porque en nosotros ya estamos todos.
Joaquim Erra, patrón de la Fundació Bayt Al-Thaqafa (Casa de la Cultura), la entidad emblema de la tarea de Teresa Losada, glosó el perfil de una mujer de acción comprometida e identificada con la realidad de las personas migradas del Magreb que, en los momentos iniciales, dio un giro a su trayectoria. Renunció a su cátedra y a la docencia de árabe en la Universidad de Barcelona y se dedicó a compartir la vida con los que llegaban con otra lengua, cultura y religión.
Teresa era un individuo "conmovido", una persona que se daba a los demás y que hacía de la acogida, el acompañamiento y la vida comunitaria su tarjeta de visita. Primero pasa y tómate un té, después ya hablaremos.
Unos meses antes de morir, moderé en la Fundación Claret una mesa redonda en que hablaba Teresa Losada. Era una mujer contundente, que se hacía escuchar y en la que no percibías ninguna fisura entre pensamiento y acción. Dijo que a Dios se lo encuentra en el prójimo, y se mostró crítica con la "fe vacía" y los conceptos abstractos. Josep Maria Esquirol nos confesó que él es solo un hombre que piensa, pero que lo más importante en la vida no es el pensamiento, sino la acción. Con todo, puntualizó, los pensadores, si pueden ayudar "ni que sea un poco" con su pensamiento a la acción, ya hacen algo.