Soraya Sáenz de Santamaria Antón viene de fichar por el despacho de abogados Cuatrecasas. Unas semanas antes se anunciaba que Josep Antoni Duran y Lleida se incorporaría al consejo de administración de Aena. Son solo casos recientes y diferentes de las famosas puertas giratorias entre sector público y sector privado que vale la pena tratar de entender con perspectiva económica.
Todo el mundo sabe que las empresas privadas buscan obtener favores de los poderes políticos (todo bien legal, claro) que tarde o temprano se traducen en beneficios en las cuentas de explotación. Quien más cuida la buena conexión con el poder político son, lógicamente, las empresas que operan en mercados más regulados, como por ejemplo la banca, el sector energético o la obra pública.
Las puertas giratorias constituyen un quid pro quo, un intercambio de favores, de valor económico difícil de cuantificar, entre otras cosas porque la información sobre los intercambios lo es todo menos transparente. Pero la realidad es que se dan, aunque las contraprestaciones se realicen de forma diferida en el tiempo. ¿Qué hay detrás? O bien un reconocimiento de deuda por parte de quien ficha al expolítico, el cual ha hecho favores mientras mandaba, o bien una inversión en esta persona por los rendimientos que puede dar en el futuro, gracias a sus contactos y/o al conocimiento que tiene de cómo funcionan los circuitos de toma de decisión política. Nada de eso se explica públicamente.
Soraya Sáenz de Santamaria es una abogada del Estado que ejerció como tal hasta que dio el salto a la política en el 2004, año en que se convirtió en diputada. Del 2011 al 2018 ocupó los más altos cargos que se pueden ocupar en un gobierno del Estado por debajo de presidente. Fue vicepresidenta del Gobierno y, cosas del destino, también presidenta de la Generalitat por delegación de Rajoy. El 10 de septiembre de 2018 deja la política. Al principio del marzo pasado Cuatrecasas anuncia su incorporación en calidad de socia, que llevará el área de "transparencia", y también como miembro de su consejo de administración. La señora Sáenz de Santamaria era una purista en materia de puertas giratorias, pero se ve que ha cambiado de opinión y ha dado el salto en seis meses a las creencias propias y lo ha hecho, no lo duden, con toda la cobertura legal imaginable.
Su fichaje por Cuatrecasas se puede entender dentro de la normalidad de incorporar agenda y experiencia en la administración pública, pero también (¿por qué no?) en el marco del hecho de que Cuatrecasas fuera una asesora del gobierno Rajoy o que el Sr. Emilio Cuatrecasas se libró del encarcelamiento por delito fiscal, después de un pacto con la Fiscalía y la Abogacía del Estado, cuando estos organismos dependían de la señora Sáenz.
Bien ellos sabrán cuál ha sido el motor de la puerta giratoria. Mientras tanto Cuatrecasas presenta el fichaje como una incorporación de valor, cosa de la que no podemos dudar, se destaca su talento y que es una "abogada excepcional que ha demostrado a lo largo de su carrera profesional su valía y su gran capacidad de gestión". Política, añadiríamos, sin que eso se tenga que considerar negativo.
El fichaje de puerta giratoria de Duran es como consejero independiente de Aena, una empresa y un modelo de gestión que el Sr. Duran, cuando era diputado en Madrid, no se cansaba de denunciar para conseguir la gestión del Prat para la Generalitat
El fichaje de puerta giratoria de Duran y Lleida es como consejero independiente de Aena, la empresa estatal que gestiona los aeropuertos españoles. Se trata de una empresa y un modelo de gestión que el Sr. Duran, cuando era diputado en Madrid, no se cansaba de denunciar para conseguir la gestión de El Prat para la Generalitat. Ahora podría impulsar lo mismo pero desde dentro. Veremos si lo hace.
Desde su fracaso electoral en el 2016 y de la quiebra de su partido, Duran es un outsider de la política que se resiste a dejarla del todo. Entre otras cosas por seguir ingresando a remolque de la política (había afirmado en una entrevista de Mònica Terribas que si dejaba la política por la docencia "¿de qué viviré?"). Ahora Aena, de la mano de su presidente, el catalán Maurici Lucena, le solucionará 12.000 € de su presupuesto anual, que son las dietas que cobrará por asistir al consejo. Sustituye a otro catalán experto en puertas giratorias, Josep Piqué i Camps. Y acompañará en el consejo a otro catalán, también, José Luis Bonet, expresidente de Freixenet y presidente de la Cámara de España. Como Soraya en Cuatrecasas, uno se pregunta qué experiencia debe tener el Sr. Duran en el negocio aeroportuario. Suerte que su selección la realizó una empresa de cazatalentos. Seguramente que también debe haber influido el hecho de que al presidente de Aena el Sr. Duran le cae bien y que se trata de un tercerviísta político.
Vaya como vaya, las puertas giratorias no paran (llega el episodio Jorge Fernández Díaz). Y si bien puede ser justificable en términos económicos y en términos legales, es una práctica como mínimo dudosa en términos de calidad institucional de un país si no se deja pasar un tiempo dilatado entre la responsabilidad política y la incorporación en la empresa.