Vivimos todo el año con prisas. Las noticias se amontonan y nuestra vida tiene un ritmo vertiginoso. Conozco a gente enganchada a las noticias y, además de escuchar la radio y mirar la televisión cada hora, su móvil o su reloj inteligente le mandan continuamente el último suceso nacional e internacional. Esta sensación de vivir al día y de que cada segundo borra el anterior acaba generando cierta angustia; es imposible estar al día de todo, en cuanto lees una noticia, esta ya está obsoleta. Me inquieta esta necesidad de estar todo el rato conectada a la realidad que, por otra parte, nos llega con cierto retraso. Hasta cierto punto, la deglución rápida de las noticias me recuerda a la acción de los hombres grises de la novela Momo, de Michael Ende, que se alimentan del tiempo que las personas ahorran. Ahora bien, cuando llega el final del año, todo se ralentiza por unos días y, de forma un poco forzada, nos dedicamos a recordar todo lo que hemos vivido. Y así, la recopilación de las canciones o las noticias más escuchadas durante el año, las series de televisión o películas más vistas son rescatadas del olvido y "decoran" de nuevo nuestra vida en estas últimas horas, antes de que el año acabe de marchitarse definitivamente.

En las revistas científicas más reconocidas también llega la Navidad, y en un reflejo de la sociedad en la que vivimos, también nos ofrecen cuál es el avance de investigación que ha sido más importante durante 2024 y una lista de los investigadores cuya investigación se predice que tendrá más impacto en 2025. No obstante, otras listas de recapitulación de 2024 quizás sean más atractivas. Por ejemplo, las imágenes o vídeos científicos que han generado más expectación, ya sea por su mensaje o por su estética. Me permitiréis que os comparta unas pocas, aunque si tenéis interés o curiosidad, podéis ver las que ha escogido la revista Nature, o las que acaban de recomendar los editores de Science.

Empezaré por una imagen propia de una película de ciencia ficción de horror, que podría haber inspirado perfectamente la figura de la película Alien. Esta foto corresponde a la parte anterior de un coleóptero denominado picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus), un escarabajo originario de la Polinesia que resulta una verdadera plaga para las palmeras ornamentales de nuestro país.

Sin título1
Microfotografía (hecha por el Dr. Sherif Abdallah Ahmed, de la Universidad de Tanta, en Egipto) que ha ganado una distinción en la Nikon Small World Photomicrography Competition.

Otra imagen inquietante, casi fantasmagórica, corresponde a piel humana que se ha hecho crecer in vitro sobre un molde que se parece a una cara impersonal. El investigador de la Universidad de Tokio, Minghao Nie, lleva tiempo trabajando en la generación de piel humana sobre moldes, que quizás algún día podría recubrir la cara y parte de un robot. ¿Podemos imaginar un robot con piel humanizada, que podría oler a humano, sonreír y parecerse a una cara humana?

Sin título2
Foto hecha por Kim Kyung-Hoon (Reuters). Podéis encontrar un vídeo, donde esta "cara" impersonal puede sonreír, en este enlace.

Hay otras imágenes espectaculares, como el de nubes caóticas y tormentas ciclónicas en la atmósfera del hemisferio norte de Júpiter, hecha por la cámara de la sonda espacial Juno, de la NASA.

Sin título3

Finalmente, querría acabar con un vídeo espectacular y magnífico de National Geographic, grabado en dron por Bertie Gregory, investigador de la Universidad de Nueva Zelanda, hace justo un año, donde se ven los polluelos de pingüino emperador de unos seis meses de edad, migrando sobre una capa de hielo interminable hacia el mar, y toparse con un acantilado helado y vertical del que se ha desprendido un iceberg, sin ninguna otra salida. Detrás, un espacio yermo de nieve y hielo, cautivador en su soledad y belleza; enfrente, el salto al vacío, un mar inmenso de un azul cristalino y transparente, donde se vislumbra la masa de hielo sumergida. Allí, justo en el borde del acantilado, se amontonan, indecisos, miles de pingüinos jóvenes. Tienen que llegar al mar porque necesitan comer, se ve cómo los de atrás presionan a los de delante, como estos no quieren caer... hasta que uno de ellos, el más atrevido, salta. Esta es la imagen que os adjunto. Son más de 15 metros de altura vertical. ¿Sobrevivirá al salto? ¡Pues sí! El vídeo muestra al atrevido polluelo zambulléndose. Los de arriba lo miran, y ven que ha sobrevivido y está pescando. Es la llamada para que luego lo sigan dos más, y cuatro, hasta que todos se atreven a tirarse al mar... con dudas, torpes, intentando mantener el equilibrio en la caída libre con sus aletas, pero finalmente se zambullen en las aguas gélidas que los salvarán del hambre. ¡Dramático, impresionante, bello, único!

Sin título4
Haced clic en la foto para ver el vídeo.

Y es de esta forma como querría daros a todos la bienvenida a este año nuevo, con este mensaje maravilloso de esperanza de los jóvenes pingüinos emperadores en la Antártida.