He dejado pasar unos días desde que escribí el esqueleto de este artículo, porque a veces en caliente lo sueltas todo a la brava y después quizás te arrepientes de la espuma inicial. Pero no. Ha pasado ya casi una semana desde que dejé descansar en el cajón estas palabras y ahora releyéndomelas todavía me parece que soy demasiado suave y todo, mirad lo que os digo. O sea que, si queréis seguir leyendo, aquí va el spoiler: he sacado el hacha. Pero no porque sea una persona violenta, no, es en defensa propia: en el último mes han asesinado a una mujer cada tres días por violencia machista.
Un padre asesina a sus hijas, de 1 y 6 años: Anna y Olivia. Lo hace sólo por afán de hacer daño a su exmujer y madre de las niñas, porque ella ha empezado a rehacer su vida con otra persona. Como no te puedo herir a ti directamente, pues voy a por lo que más quieres: tus hijas. La amenaza diciéndole que no las verá nunca más y lo cumple. Las secuestra, las mata, sube a su barco —en Tenerife—, las pone dentro de una bolsa de plástico, las tira al mar con un ancla para que los restos bajen a mil metros de profundidad, a ver si así ni siquiera las encuentran. Es como si a ella, a la madre, también la hubiera matado, porque ya no tendrá vida.
Juesto después de parir, Rocío abandonó a su compañero y padre de la criatura porque él era violento y le pegaba. Nunca lo denunció oficialmente por miedo, pero en casa de ella lo sabían. Cuatro meses después, ha sido asesinada por el que fue su pareja. El criminal, después de matarla, la descuartizó con una motosierra que había comprado por internet. Esparció trozos del cadáver en diferentes bolsas de plástico y lo repartió por varios puntos de la zona de Estepa, en Sevilla, donde residían. La joven tenía 17 años y deja huérfano al bebé, de menos de medio año.
Hasta 27 mujeres acusaron a Plácido Domingo de abusos sexuales y de poder. La investigación confirmó la veracidad de los hechos, reconocidos por el propio tenor, que, hace un par de años, tuvo que acabar pidiendo perdón ante la evidencia. Hace pocos días, en lo que ha supuesto su reaparición en los escenarios madrileños, el público lo ovaciona durante 8 minutos antes de cantar y aquí no ha pasado nada. Aquella noche, en el acto en el Teatro Real, Domingo —de 80 años— es nombrado embajador honorario del patrimonio mundial de España. Olé. Este es el regalo a su comportamiento y este es el ejemplo que damos a la juventud: comportarse de manera machista tiene premio.
En el último mes se ha asesinado a una mujer cada tres días por violencia machista: es terrorismo, es una pandemia y no hay prisión ni vacuna que lo solucione
También en los últimos días, El Cigala ha sido denunciado por su mujer, que lo acusa de reiterados maltratos físicos y psíquicos. Cuando el cantaor sale del tribunal de declarar y se le pregunta por qué cree que se encuentra en esta situación dice: "Seguro que son los dineros, siempre quieren dineros las mujeres". Claro, será eso. Un maltratador no se merece ninguna ovación ni ningún galardón, aunque cante. Reconozco que a estas alturas de la película me cuesta mucho separar al artista de la persona y que me da igual su talento artístico si humanamente es desecho. Si eres un maltratador, quizá puedes ser un buen cantante o actor, pero no puedes ser un buen padre y, en cualquiera de los casos, la sociedad no te puede tener como modelo de nada.
Otra mujer se encuentra en estado crítico después de que su pareja le clavara varios navajazos en el tórax y el abdomen. La joven, de 38 años, fue encontrada en medio de un charco de sangre todavía consciente, en el rellano de su piso de Amposta, y estuvo a tiempo de poder explicar a los Mossos d'Esquadra quién la había apuñalado: su compañero, de 70 años. Y estoy ya harta de que mientras a ellos se les tiene que tratar de presuntos, ellas ya están muertas o heridas de gravedad o con las hijas ahogadas, sin ninguna opción de presunción de nada. Mientras el asesino es un simple sospechoso, la víctima no está presuntamente muerta. La vida no es en condicional ni la muerte es supuesta. Ninguna prisión compensa un ataúd.
En el último mes se ha asesinado a una mujer cada tres días por violencia machista. Es un problema de toda la sociedad, pero quien paga las consecuencias, el 99 por ciento de las veces, es la mujer. Es terrorismo, es una pandemia y no hay prisión ni vacuna que lo solucione. Es necesaria más educación desde la base, desde las letras infumables de las canciones que se hacen sonar a la radio en bucle hasta las películas Disney que nos hacen crecer y convivir en un mundo donde el papel de la mujer no está en igualdad con el del hombre y la posesión y la cosificación se asumen como roles habituales.
Nunca más custodias compartidas con agresores. Nunca más desproteger a los niños por dejarlos en manos de monstruos. Basta de impunidad. Basta de señalar a la mujer por no denunciar y más cuestionar el sistema que las abandona y la sociedad que no las ha podido proteger. Con una mezcla de sorpresa creciente, rabia contenida y convencimiento orgulloso, afirmo que soy una persona pacífica, pero asumo que últimamente he descubierto que ya no soy pacifista, porque no sé qué haría si me ponen delante al hombre que ha matado a mis hijas. El hombre que ha violado a mi sobrina. El hombre que ha maltratado a mi amiga. O quizás sí que lo sé...