Los catalanes estamos más discriminados que nunca en nuestra tierra. Hace unos días corría la noticia de que la Generalitat (sí, la Generalitat, tal y como lo leéis, aquella que ahora está en manos del PSOE, sí, del PSOE, y no del PSC, digamos las cosas por su nombre, el PSC hace años que hizo aguas en Catalunya y arrastró a todos aquellos que se habían creído el cuento de un PSOE catalán que se preocupaba por los catalanes) había defendido a una psicóloga (habría que ver dónde se sacó el título) del Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil de Reus que se había negado a atender a una persona que hablaba en catalán. Si no me hablas en castellano, no te atiendo; como si estuviéramos en el patio de una escuela de niños de preescolar. Poco le importó que el hijo de esta mujer tuviera el síndrome de Asperger; primero la patria (española) y después la profesionalidad. Esto es muy fuerte. La prepotencia de esta psicóloga no sería posible si esta actitud irracional tuviera consecuencias penales. Si esto hubiera ocurrido en un hospital de Madrid y la psicóloga se hubiera negado a atender a alguien en castellano, ya la habrían echado del centro sanitario y le habrían quitado el título.

Este hecho tan triste, por un lado, y por el otro, ya hay padres en Catalunya que tienen que llevar a sus hijos a una escuela privada para que puedan ser escolarizados en catalán. Sí, no es broma, esto está ocurriendo en Catalunya, y no solamente en Barcelona (que ya hace años que se la ha tragado el castellano), sino también en pueblos donde antes era impensable que se diera una clase en castellano que no fuera la asignatura de lengua castellana. ¿Sabéis qué pasará, verdad? Que solo la gente con un buen salario podrá educar a sus hijos en catalán. Y, como debéis intuir, poca gente tiene un buen salario actualmente en Catalunya. Traducción: cuando sean mayores, la mayoría hablará castellano; solo una minoría hablará catalán. ¡Jaque mate!, la siguiente generación ya será castellanohablante. Serán españoles de pura cepa que una vez al año comerán alioli y bailarán una sardana para que nadie diga que han aniquilado una cultura. Ya sabemos de qué va todo esto, Sudamérica es un buen ejemplo de ello.

Los catalanes estamos tan desprotegidos legalmente que cualquier persona se cree que tiene derecho a pisarnos y humillarnos

Pero no todo es culpa de los castellanohablantes que no se han integrado en Catalunya, nosotros también somos un poco responsables de esta aniquilación. La actitud de sumisión y la baja autoestima son made in Catalonia by the catalans. Con esto no estoy diciendo que la causa de bajarnos los pantalones cada día no tenga su origen en un estrés postraumático, pero quizás ya hace demasiados años que dura, ¿no creéis? Frases como "No me cuesta nada contestarle en castellano" o "En castellano llegaré a más gente" no hacen más que cavar nuestra propia tumba. "Lleva veinte años en Catalunya y no habla catalán, pero es muy simpático." ¿Qué tiene que ver la simpatía? ¿Muy simpático alguien que viene a vivir a Catalunya y no se digna a aprender la lengua de la tierra que lo ha acogido? "Ay, es que le cuesta mucho aprender una lengua nueva." Pues mi pueblo está lleno de niños que han venido de países africanos que hablan un catalán perfecto; ¿cómo te lo explicas? ¿Me estás diciendo que la gente que viene de países castellanohablantes tienen un problema genético que no les permite aprender otra lengua? ¿O es que solo les cuesta aprender el catalán porque creen que hablarlo no les servirá para nada ni les abrirá ninguna puerta?

Y mientras los ciudadanos intentamos hacer lo que podemos para salvar nuestra lengua y nuestra cultura, ¿qué hacen los políticos? Están tan centrados en ser corruptos, en prevaricar y en estar involucrados en casos de abusos de poder que no tienen tiempo de ser coherentes y de cumplir las hojas de ruta o programas electorales que prometían si eran elegidos. Los catalanes estamos tan desprotegidos legalmente que cualquier persona se cree que tiene derecho a pisarnos y humillarnos, y lo más triste es que tienen razón, porque la ley está de su parte. ¿Morirá el catalán? Si todo sigue igual, sí.