Tal día como hoy del año 1894, hace 129 años, en La Chênaie-Guilly (Valle del Loira-Francia); moría Ferdinand de Lesseps; que fue un exitoso hombre de negocios y un reconocido diplomático. Lesseps nació en Versalles (cerca de París) el año 1805 en una familia originaria de Bayona (País Vasco francés) con una larga tradición en las actividades del comercio y de las relaciones internacionales. Por este motivo, desde joven se lo orientó hacia la carrera diplomática. Durante su vida ejerció varios cargos diplomáticos en España, Marruecos y Libia; donde destacaría por la acertada defensa y gestión de los intereses económicos franceses en aquellas regiones.
Lesseps fue también un visionario, partidario de la intercomunicación de todos los mercados a través de la apertura de caminos y canales que tenían que recortar las distancias y aproximó todas las regiones del mundo a la industrialización. Mientras era cónsul de Francia en Alejandría, planeó el canal de Suez (1835); que construiría una empresa creada por él mismo entre 1859 y 1869. Posteriormente (1879) emprendió el proyecto del Canal de Panamá; pero las complicadas condiciones orográficas y climatológicas del istmo americano, totalmente opuestas a las facilidades que había encontrado en la península de Suez, retrasaron los trabajos, hasta provocar la ruina de la empresa promotora.
Pero, antes de que pasara todo eso, Lesseps fue cónsul de Francia en Barcelona (1842-1848). Poco después de su llegada, se produjo una gran protesta contra la política librecambista del general Espartero, regente de España, que estaba arruinando la industria catalana. Los vecinos de Barcelona expulsaron al ejército español, que se refugió en Montjuïc e inició un bombardeo contra la ciudad (3 y 4 de diciembre de 1842) que se saldaría con 30 muertos y 462 edificios destruidos. Con una gran determinación, Lesseps salió de la ciudad y se entrevistó con Antonio Van Halen, capitán general de Catalunya, y lo convenció para detener el bombardeo.
En aquella entrevista (4 de diciembre de 1842) el cónsul francés argumentó al militar español que la destrucción de Barcelona, principal centro industrial del país, causaría un daño irreparable a la economía española. En sucesivos días conseguiría reunirse con el general Espartero —que se había desplazado a Barcelona para dirigir la operación militar de castigo contra la ciudad— y, con el mismo argumento, lo convencería para liberar la Junta Revolucionaria y reducir notablemente la multa que había previsto imponer a Barcelona. No obstante, Espartero proclamaría que "por el bien de España, hay que bombardear Barcelona una vez cada cincuenta años".
El año 1897, después de que Barcelona absorbiera la villa de Gracia, el ayuntamiento renombró la plaza de los Josepets como plaza Lesseps, en reconocimiento de su determinación en la defensa de los vecinos y de la ciudad de Barcelona.