Tal día como hoy del año 1956, hace 65 años, en Mataró; moría el arquitecto y político Josep Puig y Cadafalch, que entre 1917 y 1923 había sido el segundo y último presidente electo de la Mancomunitat de Catalunya; la institución creada por Enric Prat de la Riba (1914) que tenía que conducir el país a la restauración del autogobierno liquidado por el régimen borbónico en 1714. Josep Puig y Cadafalch había alcanzado la presidencia de la Mancomunitat después de la muerte prematura e inesperada de Prat de la Riba (1917). Como candidato de la Liga Regionalista, derrotó a Joan Rovira i Agelet, candidato del Partido Liberal y de los partidos republicanos; por 48 votos a 39.
Puig y Cadafalch ejerció el cargo de presidente hasta finales de 1923. Poco antes, el 15 de septiembre de aquel mismo año, el general Primo de Rivera —con el apoyo del rey Alfonso XIII— había perpetrado un golpe de Estado que había ilegalizado los partidos políticos, los sindicatos y los ateneos sociales y culturales; y había puesto fin a medio siglo de régimen constitucional. Al inicio del proceso de desguace de la Mancomunitat; Puig y Cadafalch dimitió e inició el camino del exilio. Acto seguido el régimen dictatorial de Primo de Rivera nombraba al general Lossada —en aquel momento capitán general de Catalunya—, presidente interino de la Mancomunitat.
Años más tarde, Puig y Cadafalch expuso su punto de vista sobre el polémico apoyo del conservadurismo catalán al golpe de Estado de Primo de Rivera: "la situación de los últimos años de la Mancomunitat es inseparable de la situación social de Barcelona creada por falta de autoridad (...). La vida de la Mancomunitat iba adquiriendo el aire irrisorio que toman las cosas cuando el orden público elemental no está asegurado. Nosotros creímos que Primo de Rivera resolvería el fenómeno, y lo ayudamos. En Madrid, Alfonso XIII consideró que un poco de dictadura le resolvería las molestias de la vida de los partidos y las incidencias parlamentarías. La Mancomunitat fue destituida. Nos equivocamos".