El domingo once de agosto era un día soleado en las islas Feroe, algo poco habitual teniendo en cuenta que llueve una media de 257 días al año. Aprovechando este hecho, tomamos un café en la terraza de una cafetería del casco antiguo de la capital, Tórshavn, con los amigos Kristina Háfoss y Magni Arge, ambos con una dilatada trayectoria política y cívica al servicio de su país. Hablamos de política, lengua y actualidad, tanto de Catalunya como de las Feroe. A pesar de la distancia geográfica, histórica y cultural, cabe decir que los parecidos entre ambos países son más que notables, como voy a explicar.
El abuelo de Kristina Háfoss era Louis Zachariasen, un hombre nacido en 1890 en la remota isla de Fugloy, donde hoy viven solo 38 personas por la dureza de la vida y el aislamiento. Cuando Louis era pequeño, en Fugloy vivían unas 300 personas y tenía una vibrante vida social y cultural; su padre, Simun Mikkjal, era maestro y autor de poemas patrióticos en lengua feroesa. En este entorno familiar, Louis siguió los pasos de su padre y se convirtió en maestro en su isla natal. Sin embargo, en 1912 el gobierno danés, junto con las autoridades feroesas, decretaron que la lengua danesa sería la lengua principal de enseñanza, mientras que el feroés sería la lengua auxiliar en las aulas para despejar dudas entre los alumnos. Había una paradoja que a los catalanes nos resulta familiar; la inmensa mayoría de niños y profesores tenían el feroés como lengua materna y carecían de conocimientos profundos del danés, pero, sin embargo, no había libros escolares en feroés e incluso los maestros tenían dificultades a la hora de escribir correctamente en lengua feroesa. Cuando el decreto entró en vigor, Louis Zachariasen se negó rotundamente a enseñar en danés a sus alumnos y tomó una decisión radical: abandonar la docencia antes que hacerlo en una lengua extranjera. La vida le llevó por otros caminos, pero siempre trabajó por la libertad de su país, hasta el punto de que acabó siendo viceprimer ministro del primer gobierno autónomo de las islas Feroe, creado en 1948.
Los parecidos entre las Feroe y Catalunya son más que notables
Este autogobierno fue el resultado de compromiso del referéndum de independencia celebrado en 1946. El referéndum pudo celebrarse porque durante la Segunda Guerra Mundial las islas fueron ocupadas por los ingleses, mientras que Dinamarca lo fue por Alemania. Durante los años de ocupación aliada, las islas vivieron un resurgimiento cultural y político, sin interferencias del gobierno danés, que provocó un estallido patriótico que desembocó en el referendo. La consulta fue ganada por los independentistas por un margen muy estrecho, pero el nuevo gobierno danés de posguerra, aprovechando que la suma de los votos contrarios, los votos nulos y los votos en blanco sumaban más que los votos afirmativos, no aceptó el resultado y disolvió el parlamento feroés. Daneses y feroeses negociaron una salida al conflicto y en 1948 se aprobó un estatuto de autogobierno, que —entre otras muchas cosas— reconocía la oficialidad de la bandera feroesa y permitía la enseñanza escolar en feroés.
Han pasado las décadas, y pese a que las islas tienen un autogobierno envidiable, la situación política también tiene resonancias catalanas. Hoy en el Løgting (Parlamento feroés, posiblemente el más antiguo del mundo) hay una mayoría unionista, no demasiado holgada. Los dos partidos independentistas, enemistados, han optado por tomar caminos distintos; uno de ellos apoya a la mayoría gubernamental feroesa, liderada por un socialista unionista, mientras que el otro ha optado por permanecer en la oposición. Además de la política local, las Feroe eligen a dos diputados en el Folketing (el Parlamento de Dinamarca). Tradicionalmente, uno era unionista y el otro era independentista. La división en el campo independentista ha hecho que ahora haya dos diputados unionistas, uno de derechas y uno de izquierdas, que brindan apoyo parlamentario al gobierno danés. Si los independentistas hubieran ido juntos, posiblemente habrían ganado las elecciones generales, habrían obtenido uno de los dos escaños en juego y tendrían una voz en Folketing. Ahora mismo son mudos e invisibles en Dinamarca.
Mis amigos, como otros políticos y observadores feroeses de la actualidad, consideran que la independencia es viable y posible, pero requiere de dos cosas que ahora mismo no tienen: unidad entre los independentistas y capacidad negociadora, dentro y fuera de las Feroe. Me atrevo a considerar una tercera; imagen de rigor ante a la población. El gobierno danés, bastante más listo y espabilado que el gobierno español, ha entendido que ahora juega con ventaja y dice abiertamente que Dinamarca es un país de tres naciones (daneses, feroeses y groenlandeses). Copenhague está dispuesto a dar mayor autonomía a las islas si conviene, aunque descarta la posibilidad de secesión. La sensación general es que Dinamarca no oprime a los feroeses y, en cambio, les garantiza una seguridad (es miembro de la OTAN) y una posición en el mundo que un país tan pequeño como las Feroe no pueden tener. Veremos qué ocurre en los próximos años, pero los independentistas tienen mucho trabajo por delante y el gobierno danés solo tiene que dejar pasar el tiempo sin hacer nada para mantener su dominio y control.